Los alumnos desplazados de Madrid: al menos 2.000 niños están hacinados en otros centros al estar los suyos sin construir

Sindicatos y asociaciones de padres denuncian que unos 10 institutos y colegios públicos de Madrid colapsan las instalaciones de otros

Opositores llegan para examinarse al IES Pablo Neruda en junio de 2023, en Leganés.Diego Radames (Europa Press)
Madrid -

Ni correr en el recreo, ni jugar a la pelota, ni un laboratorio, ni mezclarse con otros niños, son las normas que ha tomado un instituto público madrileño. En el sur de Madrid hay un grupo de adolescentes que se matricularon en un instituto invisible. Lo único que tienen de él, de momento, es el nombre: IES María Goyri Goyri, en el barrio de Butarque, en Villaverde. Sus compañeros así los distinguen como si no compartieran baños, aulas, pasillos. En un ala que han tenido que liberar en otro centro se amontonan los del Goyri. Son los alumnos de primero y segundo de la ESO a los que prometieron ...

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Ni correr en el recreo, ni jugar a la pelota, ni un laboratorio, ni mezclarse con otros niños, son las normas que ha tomado un instituto público madrileño. En el sur de Madrid hay un grupo de adolescentes que se matricularon en un instituto invisible. Lo único que tienen de él, de momento, es el nombre: IES María Goyri Goyri, en el barrio de Butarque, en Villaverde. Sus compañeros así los distinguen como si no compartieran baños, aulas, pasillos. En un ala que han tenido que liberar en otro centro se amontonan los del Goyri. Son los alumnos de primero y segundo de la ESO a los que prometieron en mayo de 2022 que estrenarían un nuevo instituto este curso, pero que todavía no ha sido construido. Y los enviaron a todos al IES Juan Ramón Jiménez, donde conviven dos escuelas en un mismo espacio. Un recinto diseñado como mucho para 1.000 personas donde se hacinan 1.700, según han denunciado desde las asociaciones de padres.

El curso escolar ha comenzado con al menos 2.000 niños desplazados a otros centros porque los suyos no estaban terminados, según denuncian desde Comisiones Obreras. En total son unos 10 centros, entre colegios e institutos afectados, según los cálculos del sindicato. “La comunidad educativa de estos centros se siente como okupa. Tienen que organizar la vida de un centro en todos los sentidos, no solo el uso del espacio, sino el mismo proyecto educativo, del que tanto habla la presidenta Ayuso. ¿Cómo queda diluido ese proyecto cuando el centro no existe y se tiene que ir a otro? Desde luego, dado que hablamos de un derecho fundamental, este tema de niños desplazados debería ser una prioridad para la presidenta de la Comunidad de Madrid”, denuncia la portavoz de CC OO de Educación de Madrid, Isabel Galvín.

En el caso del IES María Goyri Goyri, se trata de 249 alumnos de primero y segundo de la ESO (125 y 129) los que estos días se amontonan en nueve aulas que consiguió dejar libres el Juan Ramón Jiménez. Hacen Educación Física en el parking del instituto, según critican los padres, y ahí bajan también al recreo. No disponen de las instalaciones necesarias para dar clase, sino solo los huecos que permite el otro centro. Se matricularon en el Goyri el curso pasado y este con la esperanza de que, como les fue prometido por la Consejería de Educación, arrancaran el curso estrenando un nuevo instituto, una demanda de hace décadas en el barrio. Pero la promesa se ha extendido hasta enero. Lo previsto, según aseguran que les han vuelto a prometer, es que al volver de Navidad tengan un instituto para ellos.

Los padres y madres denuncian que sus hijos “no están recibiendo la educación de calidad que merecen”, cuentan a través de la presidenta de la FAPA en Villaverde, Leticia Fierros. Desde el inicio del curso, se han organizado y publican cada día una cuenta atrás en redes: “Quedan 60 días... Tic tac...”, advierten en uno de los tuits de la cuenta de la asociación de padres sobre el plazo el 8 de enero, prometido por la Administración. En las redes los padres publican también sus quejas: “Basta de chapuzas, parches y hacinamiento del alumnado”. Y también el avance “lento” de las obras que observan cada día con incertidumbre: “¿Con este panorama creéis que el IES María Goyri Goyri estará terminado? Compromiso o familias en huelga. El segundo trimestre en el edificio. ¡No aguantamos más!”, comenta uno de los afectados.

“Las cosas se han hecho mal desde el principio”, critica Fierros. “No se puede permitir que se matriculen si no está abierto. Los padres también están preocupados, porque ante situaciones de emergencia no es lo mismo evacuar a unos 1.000, que deberían ser, que a casi el doble”. Los padres del Juan Ramón Jiménez se han unido a la protesta de los del Goyri. “No es lo mismo matricular a tus hijos en un centro donde al final acaban metiendo a dos, con lo que eso supone de hacinamiento”, agrega Fierros.

Centros fantasma

Desde CC OO explican una dinámica que se ha repetido en los últimos años. “El modus operandi arranca en un consejo de Gobierno, hacen un anuncio de que van a construir un centro, pasa un tiempo, este anuncio se mantiene y el siguiente paso es la creación jurídica. Y en realidad es un centro fantasma. Se trata de una parcela, que en el mejor de los casos está vallada, y nada más. Y el centro empieza a funcionar sin que se haya puesto un ladrillo. El alumnado se matricula y como están adscritos ahí, van a parar a un segundo centro donde se les da acogida”, explica Galvín. Y agrega: “supone un gran prejuicio para todos, que por el número de centros que son y el tiempo que perduran podemos calcular más de 2.000 alumnos afectados”, asegura.

Desde la Consejería de Educación, consultada por este diario, insisten que las obras del Goyri, “que contará con 1.000 plazas”, “están a punto de finalizar” y se espera que se trasladen los alumnos en este curso 2023/24. Y sobre la práctica, criticada por las asociaciones de padres de permitir la matriculación en centros que todavía no han terminado, la institución explica sus motivos: “Para los centros de nueva construcción se realiza la creación jurídica del centro y la matriculación antes de la finalización de la obra para que el traslado de los alumnos sea inmediato. Del mismo modo, se ubica a los alumnos en centros cercanos que cuentan con espacio suficiente para albergarlos”. El problema, critican, es que en muchos casos el traslado no es tan inmediato como plantean las autoridades.

El caso del Goyri ni siquiera es el único que ha arrancado en este curso escolar sin un espacio propio. Es el caso también del IES Torcuato Fernández Miranda, en Arroyomolinos, sus alumnos fueron ubicados en parte de otro instituto, el IES Gonzalo Chacón, con algunas aulas prefabricadas. Sin gimnasio, biblioteca, aula de informática ni de desdobles —para separar a alumnos por asignaturas—, según denuncian desde la FAPA Francisco Giner de los Ríos. “Su nombre nació en 2020, pero tres años después, eso es todo lo que tienen”, lamentan. “Al instituto [Gonzalo Chacón]se asignaron en un principio dos cursos de primero de la ESO. Este va a ser el cuarto curso con alumnos: dos aulas de cuarto de la ESO, cuatro de tercero, otras cuatro de segundo y cinco de primero. Total: más de 400 alumnos”, según las declaraciones del AMPA de principios de septiembre.

La lista continúa. El IES José Pedro Pérez Llorca de Parla lleva cuatro años con alumnado desplazado. Primero en la Casa de la Juventud Pedro Zerolo, luego en salones prefabricados en el IES Humanejos y este curso por fin en su centro, “pero con parte de los alumnos en prefabricados instalados en el patio del centro”, denuncian desde la FAPA Giner de los Ríos.

El sindicato tiene registrados al menos 10 centros en una situación similar. El colegio El Greco, trasladados al CEIP Ausias March; el IES Ana Frank; o el Antonio Moreno Rosales, del centro de la capital, que lleva 5 años desplazado en un centro de Carabanchel por obras. También es el caso del CEIP Héroes del 2 de Mayo, de Colmenar Viejo, que lleva en obras desde 2014; el colegio Charles Dickens, de Loeches y los alumnos del CEIP Mercedes Vera de Rivas-Vaciamadrid (que pasó a llamarse CEIP Hispanidad), que abrió sus puertas, pero sigue en obras.

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