La ciudad de Madrid no ha inaugurado una sola piscina pública de verano desde hace 31 años
La capital es la localidad del interior con menos instalaciones de baño por habitante. Siete distritos carecen de ellas. Tiene menos que Zaragoza con cinco veces menos población
Pasar un día de verano a remojo en Madrid en la década de los ochenta costaba 125 pesetas (0,75 euros). Entonces, los ciudadanos podían darse un chapuzón en alguna de las 14 piscinas municipales al aire libre que había en la ciudad. Ahora hay 23, nueve más. La última que se construyó fue la de Palomeras, en el distrito Puente de Vallecas, y abrió sus puertas en 1992. Han pasado 31 años sin que se haya vuelto a inaugurar ninguna. Las cifras no benefician a los madrileños: con 23 recintos para 3,28 mi...
Pasar un día de verano a remojo en Madrid en la década de los ochenta costaba 125 pesetas (0,75 euros). Entonces, los ciudadanos podían darse un chapuzón en alguna de las 14 piscinas municipales al aire libre que había en la ciudad. Ahora hay 23, nueve más. La última que se construyó fue la de Palomeras, en el distrito Puente de Vallecas, y abrió sus puertas en 1992. Han pasado 31 años sin que se haya vuelto a inaugurar ninguna. Las cifras no benefician a los madrileños: con 23 recintos para 3,28 millones de personas, toca a 142.642 habitantes por piscina. Si se eliminan las dos que están cerradas por obras este año, el número sube a 156.227 potenciales bañistas por pileta. Comparada con otras capitales de provincia, Madrid es el municipio del interior de España con menos piscinas públicas de verano por habitante. También uno de los más alejados de la playa.
En Zaragoza viven 673.010 personas ―casi una quinta parte de la población de Madrid―, pero este verano habrá más piscinas abiertas que en la capital: 22, una por cada 30.591 habitantes. Ninguna de las ratios en las ciudades más grandes de cada provincia se acerca a la cifra madrileña. Por ejemplo, en Guadalajara, la tercera a la cola, hay un solo recinto deportivo de verano para las 87.452 personas empadronadas en el municipio, según los últimos datos que permite consultar el Instituto Nacional de Estadística (INE), referentes a 2022. Aun así, la proporción en la capital es casi el doble. Y quienes mejor lo tienen son los turolenses, con cuatro piletas a repartir entre algo menos de 36.000 personas.
“El modelo de Madrid está encaminado a que tengamos piscinas privadas. En la situación climática en la que nos encontramos, sería lógico invertir en más espacios que actúen como refugio y ahí entran las instalaciones públicas. Sobre todo para las personas con rentas más bajas”, comenta Enrique Villalobos, presidente de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). En la Comunidad de Madrid hay 2 piscinas privadas por cada 100 habitantes y la capital es la localidad de la región con mayor número de piletas no cubiertas particulares: 14.127, según los últimos datos declarados del catastro.
La distribución de zonas de baño al aire libre también es desigual dentro de la ciudad. De los 21 distritos, siete carecen de piscina municipal de verano, la mayoría en la almendra central: Tetuán, Chamartín, Salamanca, Centro, Retiro, Barajas y Chamberí, aunque en este último se ubica una de las cuatro piletas que gestiona la Comunidad de Madrid. Es la piscina del Canal de Isabel II, con un aforo de 567 bañistas para una zona donde viven 137.287 personas. “Hay descompensación, faltan estructuras, están mal repartidas y los tamaños tampoco son enormes [las más grandes tienen hueco para entre 1.000 y 1.700 usuarios]”, critica Villalobos.
Los distritos con peor ratio ―sin tener en cuenta aquellos sin pileta― son los del sur, con Carabanchel a la cabeza: 255.514 habitantes para una única piscina, cuyo aforo es de 900 personas por turno. Los recintos de verano abren en turnos de mañana y tarde, y cierran de 15.00 a 16.00 todos los días, una medida que se implantó durante la pandemia, para desinfectar las instalaciones, pero que el Ayuntamiento sigue aplicando. “Madrid, en estas cuatro décadas, no ha crecido tanto en población [alrededor de 151.00 empadronados más desde 1981], el problema es que sí lo ha hecho en extensión y la distancia entre espacios frescos, como las piscinas, y los ciudadanos son cada vez más grandes”, explica el presidente de la FRAVM.
La piscina Cerro Almodóvar, la única en Villa de Vallecas (114.817 habitantes), está en la linde norte del distrito, detrás de la autovía A-3, a media hora andando y 25 minutos en transporte público del centro histórico de la zona. Y, por ejemplo, la de Peñuelas, en Arganzuela, no solo atrae a los madrileños del distrito (152.638), sino también a todos los del centro (139.682), que viven sin piscina al aire libre. Por eso, en cuanto salen a la venta las entradas en la aplicación móvil, no tardan ni dos minutos en desaparecer.
“La ciudad también ha dejado morir espacios que se podrían recuperar”, dice Villalobos. Se refiere a que al menos una docena de piscinas de la capital han desaparecido en las últimas décadas. De muchas de ellas ya solo quedan fotos antiguas y viejos planos. Hay otras que siguen en pie, pero están cerradas y en completo estado de abandono. Una de ellas es la piscina Stella, que se inauguró en 1947 y murió en 2006. El dejado edificio se puede ver todavía desde la M-30. “O la Playa de Madrid”, apunta el presidente de la FRAVM. Fue uno de los grandes proyectos de la II República, construir un gran recinto veraniego a orillas del Manzanares, pero desapareció tras la Guerra Civil. Por ahora, parece que solo prosperan las iniciativas privadas: hace poco más de un mes, el club Atlético de Madrid y una empresa vasca alcanzaron un acuerdo para construir en los alrededores del estadio Civitas Metropolitano una playa artificial de olas para 2025 por un importe de entre 35 y 45 millones de euros.
Un portavoz del área de Obras y Equipamientos del Ayuntamiento indica que “son conscientes de que hay distritos que no cuentan con piscina de verano municipal”, y que por eso “ya están construyendo una en Barajas” y comenzarán a construir “pronto” una en Tetuán. Los 157.433 vecinos de este último distrito llevan años reclamando una pileta municipal. Sin éxito. Los que quieran refrescarse de los casi 40 grados que se esperan esta semana, en la que será la segunda ola de calor del verano, tendrán que desplazarse al recinto deportivo El Quijote ―antes llamado Francos Rodríguez y que ha reabierto este año, después de tres en obras―. Quienes vivan en la zona norte del distrito, tardarán 45 minutos a pie en llegar y 40 combinando metro y autobús.
El Ayuntamiento de Madrid aprobó la construcción de la piscina veraniega de Tetuán en julio del año pasado, con una inversión de 3,9 millones de euros, según anunciaron en una nota. El plazo de ejecución para levantar las nuevas instalaciones ―1.394 metros cuadrados, dos piletas― era de siete meses. El contrato no se adjudicó hasta el pasado abril y, por ahora, el solar donde los vecinos esperan refrescarse sigue vacío.
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