Siete meses de expediente y ninguna respuesta de la Comunidad: los animales no llegan al río para beber por culpa de un cercado privado

La empresa de pistachos Sancorganic SLU valla 120 hectáreas de terreno protegido en Valdetorres de Jarama en cuyo interior habitan corzos, zorros, jabalíes y otros animales, que no pueden escapar

Un corzo junto en una finca vallada en Valdetorres del Jarama.PLATAFORMA JARAMA EN PIE

Los animales salvajes han encontrado una cárcel hecha de alambre que les aleja del agua que necesitan para vivir cuando se encuentran a escasos metros de la orilla de un arroyo en el este de la Comunidad de Madrid. Ocurre en un recinto vallado entre Valdetorres de Jarama, una población de 8.000 habitantes, y el río Jarama. Allí, en un espacio de 120 hectáreas, la empresa Sancorganic SLU, que se dedica a la plantación de pistachos, puso una cerca en marzo de 2022 para cuidar su plantación de los vándalos sin tener en cuenta las consecuencias que eso tendría en la fauna. En esos bosques, que per...

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Los animales salvajes han encontrado una cárcel hecha de alambre que les aleja del agua que necesitan para vivir cuando se encuentran a escasos metros de la orilla de un arroyo en el este de la Comunidad de Madrid. Ocurre en un recinto vallado entre Valdetorres de Jarama, una población de 8.000 habitantes, y el río Jarama. Allí, en un espacio de 120 hectáreas, la empresa Sancorganic SLU, que se dedica a la plantación de pistachos, puso una cerca en marzo de 2022 para cuidar su plantación de los vándalos sin tener en cuenta las consecuencias que eso tendría en la fauna. En esos bosques, que pertenecen a una zona protegida por la Red Natura 2000 y que, por tanto, depende del Ministerio de Transición Ecológica, viven animales como zorros, corzos, jabalís y conejos, que necesitan hidratarse cada día, sobre todo en verano. Pero los pistachos de este empresario se han convertido en un muro para ellos, sobre todo para los corzos, que no pueden excavar ni colarse entre los alambres y se mueren de sed cuando ya huelen la orilla. Las imágenes de estos animales, tambaleándose o atrapados en el vallado mientras ladran de desesperación, han encendido la polémica. A un lado, los vecinos y el grupo animalista Grama denuncian un ataque cruel a la fauna. Al otro, el empresario argumenta que solo protege su terreno. Y la Comunidad de Madrid, en medio, lleva investigando desde hace siete meses si esa valla, que separa la vida de la muerte, es legal o no, y no acaba de ofrecer una respuesta.

El río Jarama se ha convertido en el elixir más buscado de los animales salvajes. La última controversia saltó a las redes sociales esta semana con un vídeo que muestra a un corzo que se revuelve con furia para intentar salir del hueco del alambre donde tiene enganchada la cabeza. En un intento de desesperación, se golpea contra a sí mismo, intentando soltarse. Pero no lo consigue.

Esa valla ha provocado un cruce de acusaciones entre los vecinos, la empresa, el Ayuntamiento de Valdetorres de Jarama y la Comunidad de Madrid para determinar de quién es la culpa. Por un lado, Sancorganic obtuvo todos los permisos necesarios para instalarla por parte de la Confederación Hidrográfica del Tajo, que es la que debe determinar si el cercado está colocado a una distancia suficiente del río. La normativa establece que tiene que dejar cinco metros de distancia con la orilla del río en su punto más próximo por si tiene que pasar algún vehículo de rescate, por ejemplo, y que no se debe realizar ningún uso indebido del suelo a menos de 100 metros de la orilla. La empresa solo ha colocado una valla para delimitar sus terrenos.

También ha obtenido los permisos del Ayuntamiento para instalarla, autorización que depende del departamento de Urbanismo. Sin embargo, al cercar un territorio rural que es parte de la Red Natura 2000, necesita tener también un permiso medioambiental por parte de la Comunidad de Madrid, un procedimiento legal que nunca se llevó a cabo. Al estar la zona catalogada como Zona de Especial Conservación, la valla debe dejar transitar a los animales.

Eso fue lo que puso en alerta a varios agentes forestales y a un miembro de la asociación ecologista Grama, que decidieron denunciar que la empresa estaba haciendo un uso indebido de cerca de 1.000 metros cuadrados de un Monte de Utilidad Pública en el municipio. El CEO de Sancorganic SLU, Jaime Nicolás-Correa, asegura que ya ha rectificado y afirma por teléfono que amplió su vallado debido a un “error del topógrafo que marcó el límite de la valla y ya está el perímetro cambiado”.

La Comunidad de Madrid abrió una investigación en diciembre de 2022 y multó a la empresa con 2.800 euros, que ya ha pagado, por la ocupación y por el daño a la vegetación durante la instalación del vallado. La Administración, desde entonces, ha abierto un expediente a la empresa y está recogiendo las actas de las denuncias que llegan a los agentes forestales para elaborar un Informe de Impacto Ambiental y estudiar, ya no si se debe cambiar el tipo de valla, sino determinar también qué se va a hacer dentro, ya que la empresa ha ejecutado un cambio de uso del suelo de terreno forestal a terreno agrícola para la plantación de pistachos sin que a la Comunidad de Madrid le conste una autorización. “La zona que tiene pistachos plantados es más grande que el terreno agrícola que había previamente”, critica Higueras.

Los agentes forestales también han enviado las actas de las denuncias al Ayuntamiento de Valdetorres de Jarama, pero no han obtenido respuesta por su parte. No tienen constancia de que hayan abierto un expediente a la empresa. El Consistorio, liderado por la Agrupación de Vecinos para el progreso de Valdetorres de Jarama (APV), tampoco ha respondido a este periódico cuando ha intentado ponerse en contacto. De hecho, el 9 de agosto de 2022 el Ayuntamiento de Valdetorres de Jarama publicó una carta en su página web en la que justificó su decisión de autorizar la construcción de la valla porque el terreno, según aseguraba, “no se encontraba protegido ni bajo ningún régimen medioambiental especial”. También afirmaba que el vallado es cinegético y que permite la salida y entrada de los animales, a pesar de que ya en el verano de 2022 los vecinos empezaron a denunciar que los corzos se quedaban atrapados dentro, muriéndose de sed.

El problema con los corzos se intensifica en verano. El jefe del operativo de guardias forestales, Miguel Higueras, que está gestionando esta situación, asegura que el corzo es una especie que necesita agua, tranquilidad y zonas verdes. “Es ahora en verano cuando se refugian en la zona cercana al Jarama”, indica. Un portavoz de la plataforma Jarama en Pie, que defiende el entorno natural, flora y fauna de la cuenca del Jarama, coincide con él: “En verano es cuando empiezan a acercarse a la valla, intentando salir, si no apenas los vemos”. La empresa pistachera ha intentado solucionar el entuerto colocando dos rampas de tierra para que los corzos puedan pasar por encima de la valla y, según asegura Nicolás-Correa, también ha puesto “cinco bebederos en el centro del recinto”. El CEO ha justificado la instalación de la valla por “el vandalismo que se produce en esa zona”. “A los vecinos no les importan los corzos, solo les fastidia que ya no puedan entrar a un terreno que ya no es suyo”. Mientras, los animales se desesperan. Y más a las puertas de otra ola de calor.

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