El Ayuntamiento de Madrid mantendrá los parques abiertos en las olas de calor si todos los grupos municipales lo respaldan

El alcalde Almeida anuncia que el delegado de Medio Ambiente se reunirá el martes con los portavoces de la oposición para estudiar una “posible revisión del protocolo” que obliga al cierre

Varios deportistas se agolpaban a las puertas del parque de Retiro de Madrid, cerrado a primera hora de este lunes 26 de junio.Miguel Ángel Medina Rodríguez

Con la primera ola de calor del verano, renace un año más la polémica ciudadana por el cierre de los grandes parques en Madrid con el Retiro a la cabeza, que podrían actuar como ...

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Con la primera ola de calor del verano, renace un año más la polémica ciudadana por el cierre de los grandes parques en Madrid con el Retiro a la cabeza, que podrían actuar como refugios climáticos naturales ante las altas temperaturas para una población exhausta que, sin embargo, se ve expulsada de las zonas públicas más frescas y con más sombra de la ciudad. Frente al cerrojazo madrileño, otras grandes urbes europeas como París hacen justo lo contrario: no solo mantienen abiertos los pulmones de la ciudad, sino que amplían su horario. En otras ciudades de España, tampoco ocurre. Por ejemplo, Valencia solo se toma esta medida ante situaciones de fuertes vientos y lluvias torrenciales, pero no por calor, mientras que en Barcelona los parques y jardines forman parte de la red de refugios climáticos y solo se cierran por viento, informan Cristina Vázquez y Clara Blanchar.

Entre la tarde del domingo y el mediodía de este lunes, en Madrid hubo alerta roja en el particular semáforo que establece el protocolo municipal de actuación ante situaciones meteorológicas adversas. Se trata de la máxima alerta de una escala de cuatro, que implica un riesgo muy importante de caída de ramas y arbolado, por lo que echaron el cierre 10 parques: El Retiro, El Capricho, los jardines de Sabatini, la rosaleda del parque del Oeste, Juan Carlos I y Juan Pablo II, la Quinta de Fuente del Berro, la de los Molinos y la Torre Arias; y el parque lineal del Manzanares. El protocolo establece la clausura con rachas de viento a partir de 55 kilómetros por hora si hace más de 35° y este domingo se esperaban entre 65 y 60 kilómetros y una máxima 38°, así como tormentas y un nivel de agua disponible en el suelo de apenas el 24%, según fuentes municipales. De 12.00 a 21.00 de este lunes, la alerta se ha rebajado al mínimo, amarillo, lo que permite reabrir los 10 parques, pero con zonas balizadas, mientras que se elevará a naranja de 21.00 a 24.00, nivel en el que se recomienda el desalojo.

A diferencia de otros veranos, cuando el Ayuntamiento ha defendido a capa y espada la aplicación estricta del protocolo frente a las críticas, el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, ha avanzado este lunes que ha ordenado al delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, que se reúna el martes con los portavoces de los otros grupos municipales ―PSOE, Más Madrid y Vox― para estudiar una “posible revisión” del plan. Almeida ha afirmado que, si la oposición está dispuesta a permitir la apertura en días de calor extremo, el Consistorio está dispuesto a “estudiar todas las opciones que se pongan encima de la mesa, incluida la modificación del protocolo”.

En dicha reunión, ha detallado Almeida en Hortaleza, el equipo de Gobierno pondrá encima de la mesa “todos los datos” disponibles sobre el cierre, las ramas caídas y el “eventual riesgo que supone para los madrileños” y ha señalado que el Ayuntamiento quiere que los grupos municipales “hablen y digan claramente si apuestan por modificar o no el protocolo”. “Y que entre todos seamos capaces de buscar la mejor situación para que en los días de altas temperaturas podamos ver si los parques se pueden o no abrir”, ha añadido. Es decir, que el Ayuntamiento no quiere afrontar en solitario las consecuencias de un posible nuevo accidente si se decide mantenerlos abiertos.

Según avanza a este diario una portavoz municipal de Medio Ambiente, en lo que va de 2023 se han producido, sin contar esta última, cuatro alertas rojas “con 13 incidencias”, de las que dos fueron caídas de árboles y 11, de ramas. El año pasado se produjeron “11 alertas rojas con 142 incidencias”, de las que 17 fueron árboles caídos; 123, ramas caídas; y las dos restantes, árboles talados por riesgo de caída. “La mayor incidencia en el arbolado se produce en verano. Por ejemplo, en julio del año pasado se cayeron 75 ramas y tres árboles”, detalla la portavoz, que no indica cuántas ramas y árboles se caen al año y cuántas lo hacen fuera de las alertas rojas o en los bulevares llenos de árboles, que no se cierran al tráfico de personas y coches. En ninguna de las incidencias se produjeron víctimas, por lo que el Consistorio considera que el protocolo funciona y evita que se repitan accidentes que en el pasado sí que dejaron muertos y heridos.

Numerosos deportistas han desplegado sus esterillas junto a la valla del Retiro, que seguía cerrado a primera hora de este lunes 26 de junio.Miguel Ángel Medina Rodríguez

El Ayuntamiento recuerda que en 2014 se produjeron “dos hechos dramáticos en El Retiro” que llevaron a poner en marcha el primer protocolo: en junio de aquel año, un hombre de 38 años falleció tras caerle encima una rama de 400 kilos cuando jugaba con sus hijos y, un mes más tarde, una niña resultó herida tras caer un árbol junto a un banco. Tras este segundo accidente, ese mismo julio se constituyó un grupo de expertos “para evaluar la situación del arbolado, como consecuencia de la alarma social”. Este grupo elaboró un plan que fue aprobado en marzo de 2016 y comenzó a aplicarse en mayo, lo que no impidió que en marzo de 2018 falleciera un niño de cuatro años en El Retiro tras caerle encima un árbol. La conmoción que causó fue tal que se “procedió a realizar una importante revisión del protocolo y se modificó”. Las condiciones para decretar el cierre se endurecieron: si antes hacían falta vientos de más de 85 kilómetros, ahora ocurre con solo 55 si hace más de 35° y con 65 si la temperatura es menor.

El protocolo se diseñó para El Retiro y fue aprobado en la Junta de Gobierno del 6 de junio de 2019, con el Gobierno municipal en funciones de Manuela Carmena, un hecho que sirve al Ayuntamiento como bumerán ante las críticas de la oposición por cerrar los parques. Este mismo lunes, Almeida ha recordado que el cierre de parques fue aprobado por Ahora Madrid y que el Consistorio se limita a activarlo porque es su “responsabilidad”. Para el alcalde, al estar “en juego” la seguridad de los madrileños, “conviene no hacer ningún tipo de demagogia ni de uso partidista”.

¿Y qué van a decir en la reunión del martes los demás grupos? Un portavoz municipal del PSOE avanza a este diario que ellos acudirán a la cita “con una actitud de prudencia” y que estudiarán “lo que propone Carabante, todos los datos y los planteamientos que pongan sobre la mesa el resto de partidos”, mientras trabajan esta tarde a toda prisa en su propia propuesta, que irá en la línea de “ajustar mejor el protocolo y la toma de decisiones a los nuevos tiempos en un contexto de cambio climático”. “El protocolo de 2019 se hizo en caliente tras la muerte de un niño, pero hay que poner en una balanza el riesgo real. Porque, por ejemplo, ¿qué pasa con otras zonas verdes y con las calles, que también tienen árboles y no se pueden cerrar?”, se pregunta el portavoz.

Mucho más combativo se muestra Edu Rubiño, portavoz adjunto de Más Madrid. “Estamos ante una muestra más de la inacción de Almeida durante cuatro años en adaptación a la emergencia climática. El mismo alcalde con el que Madrid perdió más de 78.000 árboles entre 2019 y 2023 ha estado cuatro años sin tomar una sola medida para mejorar la seguridad de los parques, el mantenimiento del arbolado y la adecuación de espacios frescos en la ciudad”, ha criticado, para recordar que “muchas familias madrileñas con niños y niñas, o personas mayores y vulnerables a su cargo, no tienen recursos ni acceso a aire acondicionado necesitan que las instituciones nos las abandonen a su suerte” o al centro comercial.

A juicio de Rubiño, “deben valorarse alternativas para garantizar la seguridad de El Retiro y otros parques históricos sin vetar el acceso total, por ejemplo, localizando las zonas de riesgo para limitar las restricciones a esas áreas”. Más Madrid lamenta que “haya tenido que venir una ola de calor para que Almeida mueva ficha” y avanza que acudirán a la reunión ”para reclamar no solo que cumpla su compromiso de acordar un nuevo protocolo, sino un plan ambicioso de adecuación de los espacios verdes para tener más sombras y fuentes”. La postura del grupo municipal de Vox, según un portavoz, es “contraria al cierre, los madrileños, en verano, necesitan más que nunca sus parques”. “Sí es necesario, se acotan las zonas que puedan resultar peligrosas y, aún más importante, hay que realizar un mantenimiento correcto y exhaustivo que pueda evitar accidentes al máximo posible”, añade el portavoz.

¿Cuándo se cierran los parques?

El protocolo, que se amplió a otros ocho grandes parques y, más recientemente, también al Lineal del Manzanares, se aplica a lo largo de todo el año, no solo cuando hace calor, y tiene en cuenta otros muchos factores meteorológicos además de las altas temperaturas, como el viento, la lluvia, la nieve y la humedad del suelo. Establece cuatro niveles de alerta, que se activan en función de las previsiones ad hoc para los parques que remite a diario al Ayuntamiento la delegación madrileña de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y que en muchos casos no coinciden con los avisos generales de Aemet para la ciudad.

Puede darse el caso, y de hecho se da, de no haya ningún aviso para Madrid y se cierren los parques, ya que se considera que determinadas condiciones meteorológicas pueden suponer un riesgo en un espacio como el Retiro, que data de 1767 y tiene 20.000 árboles ―un informe de 2015 consideró que el 7% estaba viejo o decrépito―. “Se ha constatado científicamente que, en función del viento y el calor, hay mayores riesgos de que los árboles puedan volcar o fracturar ramas, con el consiguiente peligro”, explicaba el verano pasado el director municipal de zonas verdes, Francisco Muñoz, que puntualizaba que se clausuran los parques históricos porque es donde están los ejemplares más grandes y “de mayor longevidad, más susceptibles a sufrir estrés por calor, viento o humedad del suelo”. Incluso en árboles sanos y sin viento se puede producir la caída repentina de ramas si hace mucho calor, el efecto llamado summer branch drop.

Cuando el semáforo del protocolo está en verde, hay vía libre para la apertura sin ninguna restricción, ya que ninguno de los factores supera el umbral establecido. El siguiente escalón es el amarillo, en el que “no existe riesgo para la población en general, aunque sí hay cierta probabilidad de caída de ramas o de arbolado”. Con esta alerta, se prohíbe el acceso a las áreas de juegos infantiles, de mayores y deportivas y se recomienda no acercarse a los árboles.

El escalón intermedio es el naranja, en el que, además de las restricciones anteriores, se balizan las zonas más sensibles, se suspenden los eventos al aire libre y se recomienda abandonar el parque. Por último, la alerta roja supone “un riesgo muy importante”, por lo que se suspenden todas las actividades, se desalojan los parques y se cierran. Esto sucede cuando se esperan rachas de viento iguales o superiores a 65 kilómetros combinadas con menos de 35° y un porcentaje de agua disponible en el suelo por debajo del 75%; o bien rachas de viento iguales o superiores a 55 y más 35° o agua disponible en el suelo por encima del 75%.


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