Sara Khadem: “He perdido el derecho a volver a Irán”

La ajedrecista iraní que se quitó el velo en una competición gana el premio Clara Campoamor del Ayuntamiento de Madrid en su XVIII edición

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha entregado el XVIII Premio Clara Campoamor a la ajedrecista iraní Sara Khadem (a la izquierda del alcalde), el 8 de marzo de 2023. Foto: EUROPA PRESS - RICARDO RUBIO | Vídeo: EPV

Sarah Khadem (25 años, Teherán) no acudió a ninguna de las manifestaciones por el 8-M en Madrid. Se enteró tarde y tenía un tren para volver con su marido y con su hijo a su nuevo hogar en una localidad que no especifica, salvo que está en “el sur de España”, dice en inglés. Lleva exiliada allí desde el 1 de enero de 2023, cinco días después de c...

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Sarah Khadem (25 años, Teherán) no acudió a ninguna de las manifestaciones por el 8-M en Madrid. Se enteró tarde y tenía un tren para volver con su marido y con su hijo a su nuevo hogar en una localidad que no especifica, salvo que está en “el sur de España”, dice en inglés. Lleva exiliada allí desde el 1 de enero de 2023, cinco días después de convertirse en uno de los mayores iconos internacionales de la lucha por la liberación de la mujer. Khadem hizo un simple gesto que significó un mundo para el feminismo iraní: se quitó el velo en una competición del Mundial de Ajedrez Rápido en Kazajistán, en protesta por la muerte de Mahsa Amini, la joven de 22 años fallecida bajo custodia policial el 16 de septiembre.

Este delito, según las leyes del Gobierno de Irán, le impide volver a su país. El miércoles 8 de marzo, día internacional de la mujer, la ajedrecista acudió al Ayuntamiento de Madrid para recibir el XVIII premio Clara Campoamor, que reconoce la trayectoria de mujeres que han aportado con su actividad un avance a la lucha por la igualdad.

Pregunta: ¿Le gustaría volver?

Respuesta: ¿A Irán? Nunca me había planteado irme de allí, pero si no me marchaba me iban a arrestar. La gente de mi alrededor me pidió que me fuera. Si vuelvo ahora me esposarían en el aeropuerto inmediatamente. Por el momento, he perdido el derecho a volver. Pero creo que las cosas van a cambiar y me permitirán regresar, pero tienen que cambiar muchas cosas.

P: ¿Cree que las protestas en Irán van a conseguir cambios reales?

R: Sí. Totalmente. La gente está muy cabreada. Y las cosas por las que están cabreadas afectan a todos los aspectos de su vida. No se trata solo de los derechos de las mujeres, aunque las protestas ahora se centren en la muerte de Mahsa Amini. El descontento es general y, aunque esta lucha se pierda, se levantará otra por cualquier otra razón.

P: ¿Qué se siente al ser un referente internacional de la liberación de las mujeres durante un 8 de marzo?

R: Estar aquí hoy y recibir este premio me hace sentir muy honorada. Pero me siento especialmente orgullosa por representar a las mujeres iraníes. Para ellas, es muy importante crear conciencia de lo que está pasando en Irán y ser el foco de atención ayuda a conseguir que se les vea.

P: ¿Y este premio? ¿Qué supone para usted?

R: Clara Campoamor es conocida por ser la madre del movimiento feminista en España. Estoy muy orgullosa de recibirlo.

P: ¿Qué piensa de las movilizaciones feministas que se hacen en España?

R: Me parece increíble la libertad que tenéis aquí para luchar por vuestros derechos. Según iba viniendo hacia el Ayuntamiento ayer, he visto un montón de protestas por la ciudad y las he comparado en mi cabeza con las de Irán. Si allí la gente se une para gritar por cualquier cosa, por cualquier injusticia, enseguida viene la policía y lo suprime. A la vez, es muy triste ver vuestra libertad. Las diferencias son enormes de un país a otro.

P: ¿Y sobre la división del feminismo en España?

R: El feminismo tiene definiciones diferentes y hay mucha diversidad en la lucha. Decir que eres feminista no engloba todas las aristas del movimiento. Todas defendemos los derechos de las mujeres, y eso es lo importante, pero hay objetivos distintos entre las que los defienden. La gente puede tener opiniones diversas y no pasa nada, no es una cosa necesariamente mala. Es aceptable.

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