Una investigación europea alerta de “alarmantes” niveles de toxinas en el entorno de Valdemingómez

El estudio, realizado para Zero Waste en tres países por un laboratorio holandés, revela que la que presenta mayores niveles de contaminantes orgánicos es la planta madrileña por segundo año consecutivo

Vista del entorno de la incineradora de Valdemingómez, en noviembre de 2022.Álvaro García

Una investigación llevada a cabo en Europa por Zero Waste, movimiento internacional que nació en 2004 para promover el reciclaje y la reutilización de todos los residuos, ha detectado niveles “alarmantes” de toxinas peligrosas para la salud en huevos y plantas del entorno de la incineradora madrileña de Valdemingómez, y “aún mayores en la zona suroeste de la incineradora de Las Lomas”, donde se encuentran los depósitos al aire libre de ceniza de la planta. Se trata del ...

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Una investigación llevada a cabo en Europa por Zero Waste, movimiento internacional que nació en 2004 para promover el reciclaje y la reutilización de todos los residuos, ha detectado niveles “alarmantes” de toxinas peligrosas para la salud en huevos y plantas del entorno de la incineradora madrileña de Valdemingómez, y “aún mayores en la zona suroeste de la incineradora de Las Lomas”, donde se encuentran los depósitos al aire libre de ceniza de la planta. Se trata del segundo biomonitoreo que realiza Zero Waste en las mismas tres incineradoras de tres países europeos, hecho público este jueves y que en España ha contado con la ayuda de Ecologistas en Acción, el Grupo de Acción para el Medio Ambiente (Grama) y la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (Fravm) para la recogida de muestras.

“Este segundo informe, hecho en 2022, arroja niveles muy altos en Valdemingómez y ratifica los resultados del primero, de 2021. Son datos muy preocupantes”, explica Carlos Arribas, portavoz de Ecologistas. En concreto, el estudio de biomonitorización, elaborado por la Fundación ToxicoWatch, un laboratorio certificado en Holanda para realizar este tipo de análisis, ha medido las emisiones de las incineradoras Valdemingómez, UAB Kauno Cogeneration Power Plant de Kaunas (Lituania), ZEVO Chotíkov de Pilsen (República Checa). Y, por segundo año consecutivo, la planta madrileña, en la que se queman más de 300.000 toneladas de basura al año, 1.000 al día, es la que presenta los mayores niveles de contaminantes orgánicos persistentes (COP) de las tres.

Arribas detalla que ToxicoWatch ha monitorizado plantas y productos que “recogen la contaminación durante un tiempo prolongado, lo que tiene una mayor fiabilidad para medirla que las mediciones puntuales de calidad del aire”, que son las que hace el Ayuntamiento. En concreto, los biomarcadores estudiados son huevos de gallinas de corrales domésticos, agujas de árboles de hoja perenne (pino y ciprés) y musgos, en los que se ha analizado la presencia de tres grandes grupos de toxinas, las dioxinas y furanos, los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y las sustancias per y polifluoroalquiladas (PFAS), todas ellas cancerígenas y causantes “de un amplio espectro de enfermedades”.

Segunda edición del paseo reivindicativo de la Fravm, Ecologistas y Grama de La Gavia a Valdemingómez para reclamar su cierre.Kiko Huesca (EFE)

La investigación, detalla Arribas, revela que las toxinas presentes en huevos y plantas de Valdemingómez “superan ampliamente los límites legales o las recomendaciones de la UE”. “Si se comparan los resultados con el informe de 2021, en algún contaminante se ha producido alguna reducción, pero en el resto los niveles son más altos, por lo que la situación se ha agravado”, añade.

Así, el grado más alto de dioxinas está en los musgos de Valdemingómez y los datos son peores que en 2021. En los pinos y cipreses de la planta madrileña ocurre lo mismo, presentan las peores concentraciones de dioxinas y PAH, igual que en 2021. Y, finalmente, los huevos tienen, por ejemplo, “un nivel de dioxinas de 18 picogramos por gramo de materia grasa, cuando la UE establece que no debe superar los 3,3 o los 5, dependiendo del tipo″. En el anterior informe, era de 13. “No son aptos para el consumo humano”, sentencia Arribas. El informe indica que los altos niveles localizados al suroeste de la planta pueden estar relacionadas con el depósito de sacas de cenizas, algunas de ellas rotas, como denunciaron los ecologistas y los vecinos en octubre.

Para el portavoz de Ecologistas en Acción, lo más grave es que se desconoce tanto el nivel de estas toxinas en la población que vive cerca como el impacto que está causando a su salud, por lo que exige a las autoridades que lleven a cabo estudios de biomonitorización como este, pero en humanos, en los que se evalúe la presencia de contaminantes en sangre, uñas y pelo, como de hecho contempla el Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente, aprobado en España en 2021. “Llevamos mucho retraso respecto a otros países, hace unos meses se aprobó una comisión interministerial, entre Sanidad y Transición Ecológica, para que los realice el Instituto de Salud Carlos III, pero hay que determinar cuándo se hace, cómo y a quién”, reclama.

Cientos de sacos de cenizas en el parque de residuos de Valdemingómez.

La Fravm calcula que unas 7000.000 personas viven en un radio de 10 kilómetros de la planta, el considerado de afectación, entre ellas las más cercanas, las 8.600 del asentamiento de la Cañada Real, pasando por parte de los vecinos de los distritos Villa de Vallecas, Vicálvaro, Villaverde y Moratalaz de la capital y los de Getafe, Rivas, Mejorada del Campo, San Fernando de Henares, Coslada e incluso Arganda. Para Enrique Villalobos, presidente de la federación de vecinos, la primera reflexión a la luz del informe es que “todos los estudios de Zero Waste con la metodología del biometoreo, que los gobiernos no quieren usar, evidencian niveles de contaminación persistente alarmantes” y, la segunda es que “los datos de Madrid sensiblemente peores que los de las otras dos plantas analizadas” y eso que la comparativa “no se establece con países como Bélgica, del que estamos a gran distancia”.

“El informe también incide en que la plata de Madrid es muy antigua, de 1996, y funciona con gasóil, ya quedan muy pocas así. En los encendios y apagados genera un residuo muchísimo mayor que las que van a gas”, añade. A su juicio, “los resultados de este y otros estudios son tan preocupantes y lapidarios que deberían inducir al cierre de la planta, que el Ayuntamiento quiere mantener abierta más allá de 2030″. El presidente de la Fravm recuerda al respecto que un informe del Ayuntamiento estableció en 2019 que “en el Ensanche de Vallecas hay tres veces más contaminantes muy tóxicos, orgánicamente persistentes y cancerígenos que en el distrito de Salamanca”. La anterior corporación se comprometió a reducir la incineración en un 50% en diciembre de 2022 y a cerrarla en 2025. Ecologistas en Acción, la Fravm y Grama volverán a exigir su clausura el próximo domingo 22 de enero, en la IV marcha del Ensanche de Vallecas a la planta.

“Todas las emisiones están por debajo” de los límites

Preguntado al respecto en la rueda de prensa tras la Junta de Gobierno de este jueves, el delegado de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Borja Carabante, ha dicho desconocer el informe, que “valorarán y analizarán”. A renglón seguido, ha añadido que “a lo largo de este cuatrienio se han invertido 350 millones de euros en Valdemingómez, 50 más de lo que se invertía, y se han ejecutado grandes reformas en infraestructuras en el tratamiento de la materia orgánica y en la minimización de las molestias por olores a los vecinos”. “Toda la planta cumple con holgura con los márgenes de la declaración de impacto ambiental de la Comunidad y todas las emisiones están por debajo no solo de las directivas autonómica, estatal y europea, sino también muy por debajo de cualquier recomendación”, ha concluido Carabante.

Posteriormente, el Ayuntamiento ha publicado una nota de prensa en la que reitera lo dicho por el delegado y añade que ha contratado “estudios de análisis de las posibles afecciones al entorno de Valdemingómez, elaborados por organismos de prestigio consolidado como Madrid Salud o el Centro Superior de Investigaciones Científicas, que no detectan que pueda atribuirse contaminación en el entorno asociada a la incineradora”. A juicio del Ayuntamiento, “el estudio de Zero Waste utiliza una metodología completamente diferente a la legalmente exigible y que no permite determinar el origen de la contaminación que se pudiera detectar”, al tiempo que “el rigor en la realización del estudio resulta muy cuestionable”.


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