Ruido y resiliencia ciudadana

La calle de Segovia de Madrid no está hecha para los peatones y vecinos

La calle de Segovia sin tráfico, en marzo de 2020, en pleno confinamiento.Julián Rojas

Nunca antes se supo tanto sobre la ciudad, aunque no parece que sirva para mucho. Expertos de todo tipo estudian, investigan hasta el detalle los problemas de la ciudad y de los ciudadanos. La Unión Europea financia numerosos proyectos sobre ciudades saludables: smart cities placemaking, paisajes sonoros, calidad urbana, gentrificación, proyectos de arte urbano, etc, etc. Pero, ¿para qué sirve tanta información, sabiduría y tanto conocimiento? La realidad es que en los momentos importantes el ciudadano está abandonado a su suerte. ...

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Nunca antes se supo tanto sobre la ciudad, aunque no parece que sirva para mucho. Expertos de todo tipo estudian, investigan hasta el detalle los problemas de la ciudad y de los ciudadanos. La Unión Europea financia numerosos proyectos sobre ciudades saludables: smart cities placemaking, paisajes sonoros, calidad urbana, gentrificación, proyectos de arte urbano, etc, etc. Pero, ¿para qué sirve tanta información, sabiduría y tanto conocimiento? La realidad es que en los momentos importantes el ciudadano está abandonado a su suerte. Al menos es el caso de Madrid. En Madrid los ciudadanos parece que molestan cuando se quejan, su opinión no interesa a nadie, solo interesa para certificar proyectos ya decididos que son presentados con la etiqueta de estar hechos con la “participación ciudadana”.

Hay cosas que parece que no cambian en la vida, una de ellas es la calle de Segovia de Madrid. Calle hermosa y con carácter, de enormes posibilidades de diseño, enmarcada en un paisaje único en el Madrid de los Austrias bajo el imponente viaducto y su transición hacia las terrazas del Manzanares. Para vecinos y visitantes resulta una calle incómoda, intrascendente y agresiva, de aceras estrechas por las que apenas cabe una persona. Con autobuses ruidosos y tráfico intenso de doble sentido es un ejemplo de la ignorancia y la falta de sensibilidad urbana en nuestra ciudad. En cualquier ciudad europea sería un espacio peatonalizado o semipeatonalizado, o al menos de amplias aceras seguramente con un medio de transporte moderno silencioso y ecológico a la altura de las posibilidades actuales en la ingeniería del transporte.

Desde hace años la calle de Segovia sufre continuas obras en un proceso interminable de abrir y cerrar agujeros que incluye movimiento de materiales, ruidos, polvos de cortar la piedra, carga y descarga y ruidos de maquinaria de todo tipo.

El Ayuntamiento ha puesto en marcha un plan de renovación y adecuación de aceras y vías peatonales “para mejorar la accesibilidad, movilidad y seguridad de los viandantes y conductores”. Con este plan se está remodelando la calle de Segovia. ¿Para quién? Parece que para los coches; estas obras no incluyen ningún cambio sustancial ya que las aceras seguirán siendo igual de intransitables y peligrosas y el tráfico quizás vaya en aumento. Pero los ciudadanos soportamos desde hace muchos meses grandes molestias, una alta polución atmosférica, como si no bastara el calor insoportable en el verano, y sobre todo ruido: la calle se ha convertido en un campamento, invadida por máquinas pesadas, tanquetas de transporte, vehículos orugas cargados con materiales, moviéndose por las viejas y estrechas calles del centro, talleres de cantería donde se talla y corta la piedra generando nubes de fino polvo que entra en las casas y en los pulmones de vecinos y visitantes (incluido el centro de salud ubicado en la calle).

¿Están las viejas construcciones del centro preparadas para las fuertes vibraciones que generan estos vehículos? ¿está el ciudadano preparado para aguantar esta polución y este ruido infernal? Un ruido que no deja trabajar, ni pensar, ni descansar.

Después de todo este despropósito de molestias, lo terrible es que uno volverá a pasar por la misma acera igual de estrecha en la que apenas cabe un cochecito de bebé, donde los peatones se juegan la vida al pasar junto al tráfico con camiones, camionetas y autobuses ruidosos que suben la cuesta rozando a niños y ancianos incautos.

¿Cómo puede aceptarse esto? piedras cortadas al aire abierto con un polvo fino que se difunde en el aire y que ni por la noche desaparece. ¿Están seguros los obreros? No, nosotros vecinos tampoco lo estamos. ¿Para que sirven estas obras? ¿Con quien se ha consultado? ¿Cómo podemos desde los grandes conocimientos existentes sobre la ciudad y el ciudadano trabajar e intervenir en los problemas cercanos que afectan al día a día? ¿Cómo abrir un debate in situ? ¿Qué tienen que decir los ciudadanos, las asociaciones vecinales, los colegios profesionales, los expertos en la ciudad? Desde aquí hacemos un llamamiento para abrir un foro de discusión/acción en Madrid. ¿Cómo implementar las investigaciones sobre la ciudad en nuestros entornos más cercanos? ¿Cómo actuar/contribuir a hacer nuestra ciudad más vivible cuando la realidad te muestra lo contrario?

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