Guerra por conseguir entradas en las piscinas de Madrid: “¡Es imposible entrar! Y los ‘findes’, olvídate”
La complejidad del sistema de compra de entradas, con solo un 5% de venta en taquilla, desata las quejas de los usuarios. El Ayuntamiento de la capital reconoce fallos puntuales en la aplicación. La Comunidad de Madrid no abrirá las suyas hasta finales de junio
La escena es la siguiente. Cristina ―“¡¿el apellido?!, no, no”―, de 43 años, enfila la cuesta de las piscinas públicas del distrito de Arganzuela de Madrid, conocidas como Peñuelas, junto a cinco amigas británicas, algunas de ellas menores de edad. Es martes. Hace una mañana perfecta para no pisar la calle hasta la semana que viene. 38 grados a la sombra. Y subiendo. Qué mejor plan, pensaron, que hacer turismo por las piscinas municipales de al lado de casa. Cristina agarró sus aperos veraniegos. Toallas, libros, frutos secos, crema solar. El kit básico para echar unas horas a la sombra. Al ll...
La escena es la siguiente. Cristina ―“¡¿el apellido?!, no, no”―, de 43 años, enfila la cuesta de las piscinas públicas del distrito de Arganzuela de Madrid, conocidas como Peñuelas, junto a cinco amigas británicas, algunas de ellas menores de edad. Es martes. Hace una mañana perfecta para no pisar la calle hasta la semana que viene. 38 grados a la sombra. Y subiendo. Qué mejor plan, pensaron, que hacer turismo por las piscinas municipales de al lado de casa. Cristina agarró sus aperos veraniegos. Toallas, libros, frutos secos, crema solar. El kit básico para echar unas horas a la sombra. Al llegar a la taquilla para comprar sus entradas, se dieron la vuelta. Que no. Que no hay entradas.
―Veníamos a pasar la mañana y no podemos.
Ahora mismo, la libertad en Madrid consiste en encontrar una piscina pública al aire libre donde zambullirse con un buen chapuzón. Hace tanto calor en las calles, que hay gente que entra en los supermercados y en las tiendas, se dan un paseo, y salen por la puerta con nada bajo el brazo, como cuando uno se equivoca de aparcamiento. Salir al fresco en Madrid estos días es una cuestión de actitud. No está siendo nada sencillo sumergirse en las aguas capitalinas. Numerosos usuarios han mostrado sus quejas en las redes sociales. Una hora en las taquillas de las piscinas de Peñuelas es el mejor ejemplo para comprobarlo. Algunos madrileños acuden sin tener ni idea del sistema de venta de entradas. Confiados en la vieja usanza. Otros, como Carlos Cano y David Ferdek, de 28 y 25 años, llevan días intentándolo, sin éxito. “Están siempre agotadas”, cuentan. “Nosotros vivimos aquí al lado. Mañana nos vamos ya a las de Las Rozas. Son 20 minutos en coche, aunque al viaje le tenemos que sumar la gasolina. Es imposible entrar aquí. Y los findes, olvídate”.
El Ayuntamiento de Madrid inició la campaña de verano el pasado 15 de mayo, como todos los años, por san Isidro. La capital es de las pocas ciudades de España que comienza tan pronto la temporada estival. De las 22 piscinas municipales, eso sí, cinco no abrieron. Tres semanas después, un portavoz del área de Deportes confirma que finalmente tres permanecerán cerradas todo el verano, con lo que eso supone para los distritos afectados. Más aún en plena ola de calor, como ahora. “Están acometiéndose obras”, explica el responsable. Poner en marcha unas obras de piscinas en pleno verano podría ser el inicio de una película de Paco Martínez Soria. Pero la realidad tiene más que ver con la aprobación de los presupuestos municipales. “Al aprobarse en diciembre”, explica el portavoz, “estos procesos duran seis o siete meses; no hay más”.
Más raro es el caso de la piscina Luis Aragonés. Ubicada en Hortaleza, uno de los barrios más poblados de la capital, permanece cerrada desde la tormenta Filomena, hace ya 15 meses. El resultado para el verano de 2022 son 19 piscinas municipales para tres millones de madrileños. Una por cada 157.000 vecinos. La oposición considera que ha habido una falta de previsión evidente. “Madrid no está prepara para el cambio climático”, cuenta el presidente de la Federación Regional de Vecinos, Enrique Villalobos. “Hay distritos como Tetuán, Retiro y Barajas que directamente no tienen piscinas. Desde los años noventa no se diseñan y la ciudad ha crecido el doble”.
La Comunidad de Madrid gestiona también cuatro piscinas públicas en la capital. Sin embargo, las mantendrá cerradas hasta finales de junio. “La intención es abrirlas con el fin del calendario escolar. La demora tiene que ver también con los contratos de los socorristas”, explica un portavoz.
“En plena ola de calor, la presidenta Ayuso nos deja sin la única piscina de verano del distrito Retiro”, cuenta Félix Sánchez, secretario de la asociación vecinal. El director general de Deportes, Fernando Benzo, contestó a los vecinos en redes sociales. Les explicó que la piscina no abre en estas fecha porque “es así siempre”. La hemeroteca demuestra que las piscinas públicas de la Comunidad se abrían en 2019 el 1 de junio y no el 26, como ahora.
A esto se suma la complejidad del sistema de compra de entradas. Acceder al portal municipal por primera vez es muy poco intuitivo. El propio Ayuntamiento ha colgado en la web una infografía con hasta 13 carteles. La mayoría de taquillas cuentan también con cuatro folios pegados en las puertas, donde muchos madrileños, sorprendidos al verlos por primera vez, no dan crédito. “El 95% de los tickets se venden de manera telemática a través de una aplicación o de la página de deportes municipal”, explican. El 5% restante se reserva para las personas mayores, en taquilla. En resumen: si uno quiere ir ahora mismo a la piscina sin una entrada en el móvil, tendrá que tener mucha suerte.
El sistema está ideado para adquirirlas con 48 horas de antelación. Es decir, si uno opta por ir a la piscina el sábado, lo mejor es ponerse una alarma el jueves. Hay dos turnos, como durante la pandemia. Mañana y tarde. La hora de venta matutina arranca en la web municipal a las 9.00 horas. La vespertina, a las 15.00. Algunos usuarios reconocen que conseguir una entrada es como lograr una para un concierto de los Rolling Stones. “Yo me pongo dos navegadores”, cuenta Elena Montes, de 30 años. “Uno con la piscina de mi barrio, que tiene 400 plazas, y otra con la de la Casa de Campo, que tiene un aforo de 1.500. Así es más fácil conseguir entradas”.
Entradas agotadas
Montes se encarga de coger las entradas para toda la pandilla. “El jueves pasado, por ejemplo, se cayó el sistema. Casi todos los días se agotan en siete minutos”. El Ayuntamiento considera que con este sistema de ventas hay más gente que tiene acceso a las piscinas, evitando así que una persona permanezca en ellas durante todo el día. O bien se va por la mañana. O bien por la tarde. “La policía nos recomendó este método porque así había menos incidentes”, explica un portavoz. “Apenas hemos notado incidencias. Ya veremos si el año que viene se mantiene”. Pese a todo, sí reconocen un fallo en la aplicación el pasado jueves.
Otros usuarios cuentan que el pasado fin de semana se produjeron largas colas en las de Casa de Campo, creyendo que, al tener un aforo más amplio, lograrían una entrada en la misma taquilla. Fue un viaje en vano. “El problema es que parece que hay que hacer un cursillo para lograr la entrada”, explica Montes. “La gente, además, entra en pánico porque el recibo tarda horas y parece que no consigues entrada, entonces compran más”. Otro problema, añaden otros, es que no se pueden devolver; si un usuario compra cinco entradas ―el límite son nueve―y luego no va, no se pueden reutilizar. Nasei y Romane, dos francesas de 20 y 21 años, llevan siete días por la capital. Han venido a realizar un curso. No han conseguido zambullirse en las piscinas municipales ningún día. “Ha sido imposible. Nos vamos ya esta noche [por el martes] a Francia”, lamentan.
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