En 2030 el 10% de los viajes en la Comunidad de Madrid serán en bici
Es hora de actuar con inteligencia y audacia para dejar de ser el patito feo de la movilidad europea
Hoy la bici tiene un uso paupérrimo en la región, solo representa el 0,5% de los viajes. Los datos oficiales son consistentes en los últimos 22 años y en todas las coronas metropolitanas. Y tenemos una gran oportunidad. La bici es más accesible para más personas que el coche. Lo es para la gran mayoría de economías familiares, capacidades personales y distancias de viaje. En la región, el 67% de los viajes son de menos de cinco kilómetros, solo el 20...
Hoy la bici tiene un uso paupérrimo en la región, solo representa el 0,5% de los viajes. Los datos oficiales son consistentes en los últimos 22 años y en todas las coronas metropolitanas. Y tenemos una gran oportunidad. La bici es más accesible para más personas que el coche. Lo es para la gran mayoría de economías familiares, capacidades personales y distancias de viaje. En la región, el 67% de los viajes son de menos de cinco kilómetros, solo el 20% son de más de 10 kilómetros. Y de todos los viajes al trabajo en coche o moto, solamente el 12% son de más de 10.
Cualquier persona con una capacidad física normal puede recorrer de cinco a 10 kilómetros en bici más rápido que a pie y en transporte público, y en el mismo tiempo que en coche en un entorno urbano. Por eso, todas las capitales europeas han reforzado su apuesta por la bici en los últimos años. En Copenhague, el 35% de los viajes son en bici y en París esperan llegar al 25% en 2030.
¿Por qué esta apuesta transversal, en ciudades grandes y pequeñas, gobernadas por todo tipo de signo político? Porque la bici es muy eficiente. Un carril bici mueve ocho veces más personas por hora que un carril para coches, reduciendo atascos y contaminación, sin emisiones de CO₂ y dejando más espacio para peatones, árboles y espacios estanciales. Permite grandes ahorros para las familias, ya que la compra y mantenimiento de un coche cuesta de media 335 euros al mes en España. La mayor parte de ese dinero acaba fuera de nuestra economía, puesto que el 75% de los coches y casi todo el combustible son importados.
Al prescindir del coche o usarlo menos, la mayor renta disponible repercute en la economía local, impulsándola y creando empleo. Y en las calles en las que se mejora la peatonalidad y ciclabilidad aumentan las ventas del comercio local. Además, supone una mejora de la salud muy significante: el Gobierno holandés calcula que el uso de la bici reduce un 20% su gasto sanitario.
Por todo esto, el 2 de junio se presenta en la Asamblea de Madrid una Proposición No de Ley que propone el reto de conseguir el 10% del reparto modal en bici para 2030 con una serie de medidas, entre las que destaca la creación de una red de carriles bici cómodos, directos, atractivos, de diseño uniforme y protegidos físicamente del tráfico. Un concepto sencillo y comprobado: para que la gente emplee la bici es imprescindible, ¡imprescindible!, disponer de infraestructura exclusiva para la bicicleta.
Es hora de actuar con inteligencia, valentía y audacia por el bien de todos los madrileños y para dejar de ser, pronto, el patito feo de la movilidad europea.
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