La cuenta atrás de Begoña Villacís
La vicealcaldesa abre año preelectoral con el reto de reflotar Cs sin tener representación autonómica y compitiendo con Almeida por el mismo electorado
—Son unos mentirosos. No se puede jugar así. Una quiere pensar que la palabra de la gente sigue importando, que es honesta, pero en política te vas encontrando que se actúa con deslealtad.
Begoña Villacis habla casi en estado de shock. Acaba de conocer que Alfonso Fernández ...
—Son unos mentirosos. No se puede jugar así. Una quiere pensar que la palabra de la gente sigue importando, que es honesta, pero en política te vas encontrando que se actúa con deslealtad.
Begoña Villacis habla casi en estado de shock. Acaba de conocer que Alfonso Fernández Mañueco ha disuelto el Gobierno de coalición de PP y CS en Castilla y León para convocar elecciones anticipadas el 13 de febrero. El golpe para el partido naranja es tremendo. Sumido en una crisis sin fin desde 2019, la pérdida de ese Ejecutivo se suma a la del de Murcia y la del que Cs compartía con Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. Desde entonces, Villacís actúa como arquitecta de urgencia del partido en la región: cabeza visible de un proyecto lleno de grietas, la vicealcaldesa de la capital debe apuntalar un edificio que amenaza ruina, mientras convive en el Ayuntamiento con José Luis Martínez-Almeida (PP). Un político que es al mismo tiempo su socio de gobierno; su rival electoral para 2023; y el número tres del partido que acaba de reventar el pacto con Cs en Castilla y León. Casi nada.
“La dificultad más grande que me he encontrado ha sido curar las heridas de las elecciones autonómicas del 4-M, la situación de frustración [porque Cs pasara de estar en el Gobierno a quedarse sin representación en la Asamblea], pasar el duelo y reilusionar a la gente, pero el equipo ya está enchufado otra vez”, cuenta Villacís, que en su última entrevista con EL PAÍS dejó abierta la posibilidad a no ser candidata en los próximos comicios. “El adelanto electoral de Castilla y León nos ha venido bien en ese sentido, porque es tan injusto, es tan grande el descaro [del PP], que volvemos a escuchar cosas como las que motivaron nuestra entrada en política en 2015″, añade. “El PP se ha atrevido a hacer eso porque sabe que nosotros no vamos a hacer lo mismo en Madrid, que yo no puedo pagar con los madrileños lo que ellos nos han hecho en Castilla y León”, sigue sobre la salud de la coalición municipal. “De aquí a 2023, la clave va a ser saber explicar todo lo que hemos hecho en el Ayuntamiento, y poder atribuírnoslo, que es lo justo, porque tiene que haber repartición de méritos en un gobierno de coalición”.
Los contrafuertes del proyecto con el que Villacís intenta reconstruir Cs tras la salida de Ignacio Aguado no solo están hechos de las políticas capitalinas. También se conforman con arriesgadas apuestas municipales defendidas con el argumento de frenar a Podemos. Pese a que Villacís gobierna la capital con el PP, Cs ha entrado en los gobiernos del PSOE de Alcalá de Henares y de Leganés, y ha logrado la alcaldía de Alcobendas también en coalición con los socialistas.
El hormigón de la obra lo está poniendo un nuevo comité autonómico, con el que la líder intenta apagar los fuegos internos, y frenar los intentos del PP por atraer a ediles y cargos orgánicos hacia la formación conservadora.
Y la clave de bóveda de la reconstrucción está en el Ayuntamiento de la capital, donde la vicealcaldesa protagoniza el último gran foco mediático de CS en la región mientras convive con Martínez-Almeida. Para empezar, Villacís ha copado la actualidad municipal durante los días que el alcalde ha descontado confinado tras enfermar de covid. Así, un día regala los oídos de los hosteleros al anunciar que se prolongan los permisos de las terrazas provisionales abiertas para mantener los negocios a flote durante la pandemia. Al otro llega el turno de los emprendedores, porque Villacís cuenta que los avales del Ayuntamiento a pymes y autónomos ya superan los 160 millones de euros. Y siempre están presentes las elecciones municipales y autonómicas de 2023, que ya están en el horizonte, por lo que hay que apretar el acelerador. ”Yo estoy a gobernar Madrid, no al siguiente paso”, precisa ella.
“Pero da igual”, lamenta una fuente de larga trayectoria en el partido y conocedora de todos sus entresijos. “En Madrid, si no tira Cs nacional, es muy jodido para el partido. No tiene hueco”, explica. “No tener representación en la Asamblea hace muy difícil hacer política. Si no estás, la gente se olvida de ti... Y precisamente se echa en falta un referente que hable todos los días de la actualidad autonómica”, ejemplifica. “Begoña lo hace de vez en cuando, lo suyo es de admirar, pero si el resto del partido está a por uvas, da igual”, opina. “Y por todas esas cosas, sobre todo la falta de tirón nacional, cada vez es más difícil que Cs se haga un hueco en los medios, y nos vamos ahogando, ahogando y ahogando”, apunta. “Encima perjudica la dinámica electoral”.
Todo empieza en la repetición de las elecciones generales de 2019: el batacazo es tal que dimite Albert Rivera. Luego llegan los malos resultados en elecciones vascas y gallegas (sin representación) además de catalanas (pasa de 36 a 6 diputados en la cuna de la formación). El remate es perder los gobiernos de Murcia, Madrid y Castilla y León, y enfrentarse ahora a dos elecciones que pueden dejar al partido sin representación, o con menos de la que tenía: Castilla y León y Andalucía.
“Begoña está tratando de utilizar Madrid para reflotar a CS: Madrid es el núcleo más importante que le queda al partido , y ella es su imagen”, recuerda Juan Carlos Bermejo, histórico opositor interno a la dirección nacional de Rivera y a la autonómica de Aguado, una suerte de pepito grillo que se ha encontrado con un cambio de aires total en la etapa de Villacís. “Estoy viendo cosas que jamás hubiera pensado ver, sin duda obra de Begoña, como un comité autonómico cohesionado que me habla, cuando antes nadie me dirigía la palabra”, se sorprende. “El principal problema que tiene es que la mayoría de cargos institucionales son personas colocadas por el equipo anterior: hay un problema de lealtad con el que tiene que lidiar”.
Villacís y el partido niegan la mayor. Reducen a asuntos personales o anecdóticos que una edil de Cs permitiera un cambio del gobierno en El Escorial, o que otra apoyara en sus redes sociales las críticas a la actual dirección nacional de Fran Hervías, exsecretario de organización naranja, hoy en el PP.
La líder está a otra cosa. Hace menos de un año, Cs estaba en el Gobierno de la Comunidad, y daba por sentado que en 2023 tendría al menos un 15% de los votos, y optaría a mantenerse tanto en el Gobierno autonómico como en el municipal. El escenario es ahora radicalmente distinto. El 4-M sirvió para que Díaz Ayuso absorbiera por la vía de los hechos los votos del partido a nivel autonómico, y para que el PP mandara un mensaje claro a los votantes de Cs: que históricos del partido naranja como Toni Cantó, Marta Rivera de la Cruz o Marta Marbán trabajen ahora para la líder conservadora es una invitación para que les sigan los ciudadanos que apoyaron a Rivera. En consecuencia, Villacís sabe que en Madrid se juega la supervivencia de Cs y la suya propia como política.
“La situación es muy difícil y muy distinta a como empezó el mandato”, reconoce. “Las coaliciones penalizan al partido que apoya, pero Madrid da más visibilidad, hemos logrado un cierto protagonismo, ser valorados por nuestras políticas y nuestra lealtad [con Martinez-Almeida]”, asegura la vicealcaldesa, que atribuye a Cs la puesta en marcha de Madrid Nuevo Norte, la alta ejecución de los Presupuestos, una mejora en la transparencia del consistorio, o la apuesta por facilitar la instalación de terrazas. “De aquí a 2023 tenemos que gestionar muy bien, desbloquear Madrid, mejorar la vida de los ciudadanos desbloqueando el acceso a la vivienda, y ser capaces de explicar porqué es distinto un gobierno con Ciudadanos”.
Suscríbete aquí a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.