Seis actores (y un director) en busca de espectador

El ciclo 21 distritos abre al público los ensayos de ‘La voluntad de creer’, de Pablo Messiez, en un centro cultural de Vallecas

Ensayo general abierto al público en el Centro Cultural del Pozo del Tío Raimundo de la obra teatral "La voluntad de creer" dirigida por Pablo Messiez.Kike Para

A Pablo Messiez (Buenos Aires, Argentina, 46 años de edad y participando en talleres teatrales desde los 12) todavía le resuenan los ensayos de El hombre que se ahoga. Fue la versión libre de Las tres hermanas de su adorado Chejov que representó como actor en su país en 2004, bajo las órdenes de Daniel Veronese. “Lo hacíamos en su casa, que era una casa muy grande y llena de luz natural. Era muy agradable; una celebración del encuentro. U...

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A Pablo Messiez (Buenos Aires, Argentina, 46 años de edad y participando en talleres teatrales desde los 12) todavía le resuenan los ensayos de El hombre que se ahoga. Fue la versión libre de Las tres hermanas de su adorado Chejov que representó como actor en su país en 2004, bajo las órdenes de Daniel Veronese. “Lo hacíamos en su casa, que era una casa muy grande y llena de luz natural. Era muy agradable; una celebración del encuentro. Usábamos los muebles como decorado y sus amigos se pasaban por allí algunas tardes, así que trabajábamos con un público inédito que no esperaba ver una obra de teatro al uso”, recuerda.

Ahora, como director de escena, Messiez se ha inventado su propia versión de este modo de trabajo. Lo lleva a cabo estos días en el Centro Cultural El Pozo del tío Raimundo, en “uno de esos espacios de infinitas posibilidades e infrautilizados”. Está situado en el mismo Vallecas Sur que lleva años pidiendo conectarse con el centro de la capital a través de varias paradas de metro que nunca llegan. El ciclo 21 distritos, organizado por el Ayuntamiento de Madrid y pensado para descentralizar la cultura de la ciudad, ha abierto al público durante cinco jornadas, del lunes 26 al viernes 30 de abril, los ensayos de La voluntad de creer. La obra, inspirada en algunos de los extractos del juicio a Juana de Arco, tiene previsto su estreno para la segunda mitad del año 2022. El equipo artístico, el mismo que lleva a escena Las canciones, charla al final de casa sesión con la treintena de invitados que, en cierto modo, se convierten en coautores del texto.

“Hay algo que ocurre necesariamente cuando la mirada del público está presente y es que la interpretación se ve nutrida y sostenida por esa mirada. Se genera una tensión positiva. Además de evitar la crispación del primer día de representaciones, buscamos pensar la obra como algo que está en proceso de construcción incluso después de estrenarse. Porque el teatro siempre sucede en presente”, reflexiona. El argentino considera al espacio y al público como “los materiales constitutivos del teatro, aquellos sin los cuales no puede haber escena”, aunque ambas cuestiones suelen tenerse en cuenta al final del proceso creativo. Messiez suele organizar ensayos abiertos en sus proyectos varias semanas después de haberlos iniciado, pero esta vez involucra al público desde el primer día de trabajo, tratándolo como un elemento más de ese ciclo creativo. Así que esta propuesta no consiste en acudir a un ensayo general, en el que los actores interpretan textos ya elaborados, sino en presenciar el trabajo en bruto.

El elenco, en su anterior proyecto junto a Pablo Messiez, 'Las canciones'.VANESSA RÁBADE

De Dreyer a Aretha Franklin

En esta primera jornada de casi dos horas de duración, Messiez pide al elenco emular lo que ven en un vídeo de YouTube. Son plañideras del sur de Italia que Cecilia Mangini retrató en los años 60 en Stendalì (Suonano ancora). También tienen a mano un libro de la fotografía de Ramón Masats y la escena final de Ordet (La palabra), que Dreyer rodó en 1955. Los actores, abandonados a los deseos del director y conscientes de la presencia de la audiencia, entran y salen del texto, improvisan casi de forma permanente, crean lógicas emocionales a partir de las peticiones de Messiez y terminan bailando gospel al ritmo del Precious memories de Aretha Franklin. El espectador, sin apenas información previa, logra de algún modo conectar con lo que está ocurriendo. Intuye que muchos de esos elementos explorados, como el duelo, el abuso psicológico y la suspensión de la incredulidad llevada a la propia vida, formarán parte del futuro montaje.

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Antes de comenzar la sesión, en la cola de acceso al centro cultural se encuentra Alexis, de 25 años. El joven cuenta que se está formando como actor y que se ha enterado de esta iniciativa porque conoce a algunos de los intérpretes que participan en esta función. Ha decidido apuntarse a través de la web a los cinco días, para empaparse del proceso completo. Muchos de los que han obtenido acceso a esta primera cita son estudiantes de dirección escénica o interpretación, de la RESAD u otros centros de la región, que han acudido anteriormente a algunos de los cursos o talleres de Messiez. Han agotado todas las localidades. Se han enterado a través de grupos de WhatsApp o de las redes sociales de la existencia de estos ensayos abiertos y acuden a ellos porque echan de menos una actividad como ésta en sus ciclos formativos. Delfina Braun, actriz argentina de 33 años a punto de estrenar la comedia dramática Gloria en la sala independiente NueveNorte, cuenta al salir de la sala que ha quedado “con muchos interrogantes abiertos y una sensación de que construimos toda nuestra vida en base a convenciones que todos aceptamos”. Al ver cómo esta iniciativa rompe muchas de esas reglas, Braun siente que se “ha abierto a la creatividad y las ganas de cuestionar” a través de su profesión.

Messiez desea que los teatros públicos mantengan este tipo de ensayos abiertos como una posibilidad, para los directores que deseen construir su montaje de esta forma. “Y que asista una audiencia que no sea necesariamente endogámica; que vaya también gente de los barrios que busque observar un tipo de teatro al que no está acostumbrado. El espectador nos revela cosas que solo se pueden ver tomando distancia. Al final, es quien fija el significado de una obra”, concluye.

Una treintena de personas tiene acceso cada día a los ensayos abiertos de 'La voluntad de creer' que dirige Pablo Messiez (de pie, ante el escenario).Kike Para

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