Las sombras de la mentira se expanden en el Palacio de Cristal

El artista Pep Agut interviene el edificio releyendo la historia con ayuda de Goya y Picasso

Pep Agut (en la imagen) ante una de sus obras, titulada 'Meridiano de Madrid: sueño y mentira', en el Palacio de Cristal de El Retiro.KIKE PARA

Pep Agut (Terrassa, 60 años) ha conseguido entrelazar tres aspectos importantes de la historia a través de un grupo escultórico en el Palacio de Cristal de Madrid. Partiendo del fantástico edificio, construido en el parque de El Retiro, ha tomado elementos contundentes de este junto con aspectos de ...

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Pep Agut (Terrassa, 60 años) ha conseguido entrelazar tres aspectos importantes de la historia a través de un grupo escultórico en el Palacio de Cristal de Madrid. Partiendo del fantástico edificio, construido en el parque de El Retiro, ha tomado elementos contundentes de este junto con aspectos de Goya y Picasso para reflexionar sobre el cuestionado pasado histórico español. La luz que atraviesa en un día soleado por el edificio de cristal y hierro va proyectando diferentes sombras y figuras que hacen que la escultura vaya tomando unas dimensiones diferentes a las planteadas inicialmente por el propio artista. La exposición, organizada por el Museo Reina Sofía, Meridiano de Madrid: sueño y mentira estará abierta al público hasta el 29 de agosto.

El artista, quien ante sus obras se confiesa radicalmente minimalista, reflexiona acerca de su papel como artista en la actualidad, los problemas de representación y el lugar del arte. Agut, que con frecuencia se sirve de cierta ironía para sus proyectos, manifiesta un posicionamiento crítico con respecto a la autoría y el mundo del arte. Mundo que entiende como “producto de una sociedad lacrada por el espectáculo en la que el arte se ve reducido a mera mercancía económica y a una escenografía elemental que revierte en el sistema neoliberal”, explica.

“El proyecto específico que Pep Agut presenta en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro cuestiona el espacio del arte como espacio público por excelencia, imbricando, como suele ser habitual en su práctica, el reto plástico con un posicionamiento político”, explica el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, quien desde 2008 se encuentra al frente del centro.

'Meridiano de Madrid: sueño y mentira', exposición de Pep Agut en el Palacio de Cristal de El Retiro (Madrid).KIKE PARA

Exhición de filipinos

Agut parte de la investigación del Palacio de Cristal, creado entre 1884-1887, inaugurado en ese último año para albergar la Exposición General de las Islas Filipinas, entonces colonia española. Según los archivos se trajeron hombres filipinos para ser exhibidos como seres desconocidos por la población caucásica de España. El artista indaga en el colonialismo, que en el caso español duro varios siglos, y lo hace de la mano de dos grandes artistas, Goya y Picasso.

La exposición de ciudadanos filipinos en 1887, sin duda, es una muestra del racismo y sexismo imperante en la época y demostración del poder de la monarquía que gobernaba en ese tiempo. “Es imposible imaginar algo más bruto”, señala el artista. Pero esta exhibición de seres humanos en el siglo XIX no era una cuestión exclusiva de España, en otros países europeos se reproducían a modo de zoos las condiciones que vivían algunas tribus de África y los exhibían.

Agut usa esta conexión en el espacio tiempo del edificio como excusa para hablar de este periodo histórico y su alargada sombra hasta nuestros días. Y por ello hace una réplica de las columnas de hierro en yeso que las tumba sobre el suelo del espacio de diversas maneras. En ellas hay frases escritas que reversionan alguna de las obras de Goya o del catálogo de la exposición de Filipinas, como El sueño de la razón produce súbditos (en la obra de Goya pone ‘monstruos’). El artista acompaña todo ello con un conjunto de tubérculos de escayola creados también a partir de moldes. Colinabos, jengibre y otro tipo de retorcidas raíces a los que el artista llama con ironía, ‘Franquitos’, porque se parecen a la representación que Picasso hizo del dictador Francisco Franco. Algunos son de origen europeo, otros asiáticos. “A partir de la estructura central donde se encuentran estas dos columnas, se van construyendo espacios para expresar diferentes grupos de ideas”, explica el artista durante la visita a la exposición.

Filipinos exhibidos en el Palacio de Cristal en 1887, para la Exposición General de las Islas Filipinas.MINISTERIO DE CULTURA

“Pep trabaja a partir de la historia del lugar, consigue que el tiempo tenga espacio”, explica Manuel Borja-Villel, para quien el autor catalán es “uno de los más brillantes artistas del momento”. El valenciano ya trabajo con Agut cuando era director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) y está convencido de que lo volverá a hacer en el siguiente museo que dirija. “Es uno de los artistas más inteligentes de España, y Agut se ha empleado a fondo en esta instalación”, remata.

El artista emplea varios referentes para dar coherencia a su obra: El sueño de la razón produce monstruos, un grabado de la serie los Caprichos, el número 43 en la serie de 80 estampas de Goya y se publicó en 1799; Sueño y mentira de Franco (1937), de Picasso, es un conjunto de 18 pequeñas imágenes a modo de viñetas que grabó al aguafuerte en dos planchas de cobre, entre enero y junio de 1937, y el pintor Gustav Courbet, el artista y activista francés, al que el Gobierno de su país acusó de la destrucción de la columna Vendôme. Cono esta mezclas de etapas históricas y guiños, el artista catalán invita a releer y a experimentar todas estas etapas históricas, y sus similitudes con la actualidad, desde una nueva perspectiva. “La belleza del edificio pone en evidencia la brutalidad para la que se construyó, exhibición de seres humanos, que en ese momento parecía una cosa normal y que en el siglo XXI nos parece que son situaciones impensables.

Sus proyectos y obras, en los que emplea diferentes medios y técnicas, son el resultado de largos e intensos procesos de investigación, según relata. “El objeto fundamental es devolver al arte su dimensión de espacio público atemporal donde la narrativa y el texto suelen aflorar como factores inherentes a la misma plástica”, indica Agut. El artista reconoce sentirse más permeable a escritores del siglo XX como Maurice Blanchot o Emmanuel Lévinas que a los artistas contemporáneos.

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