Oposición, asociaciones vecinales y sindicatos piden en Madrid el estado de alarma

De las tres fuerzas opositoras a Ayuso solo ha acudido a Sol el portavoz de Más Madrid

Luis De Vega Hernández

Madrid ha sido escenario este mediodía de nuevas concentraciones con las que se ha presionado, una vez más, al Gobierno regional de Partido Popular y Ciudadanos para que mueva ficha ante el empeoramiento de la pandemia. Unas 200 personas han protestado ante la sede del Gobierno regional en la Puerta del Sol. Durante el acto, diferentes políticos de la oposición, sindicalistas y representante...

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Madrid ha sido escenario este mediodía de nuevas concentraciones con las que se ha presionado, una vez más, al Gobierno regional de Partido Popular y Ciudadanos para que mueva ficha ante el empeoramiento de la pandemia. Unas 200 personas han protestado ante la sede del Gobierno regional en la Puerta del Sol. Durante el acto, diferentes políticos de la oposición, sindicalistas y representantes de las asociaciones de vecinos han presionado a la presidenta Isabel Díaz Ayuso, del PP, y a su Ejecutivo de coalición con Ciudadanos. Consideran que anteponen intereses ideológicos a los sanitarios y le han reclamado que deje el gobierno, que se refuerce la sanidad y que se declare el estado de alarma.

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Otros puntos clave como la plaza de Cibeles, sede del Gobierno municipal, o Vallecas, distrito más afectado por las medidas restrictivas, han sido también escenario de actos de repulsa. El acto de la Puerta del Sol ha estado respaldado por PSOE, Más Madrid y Podemos, las fuerzas opositoras en la Asamblea Regional, así como los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, y la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos (Fravm). También se han unido Equo e Izquierda Unida. De las tres fuerzas opositoras a Ayuso solo ha acudido a Sol el portavoz de Más Madrid, Pablo Gómez Perpinyà. Ni el socialista Ángel Gabilondo ni la de Podemos, Isa Serra.

La idea original era convocar una manifestación por las calles de la capital que, finalmente, se ha quedado en los actos celebrados de manera dispersa en diferentes puntos de la Comunidad para poder cumplir con las exigencias de seguridad.

“Urge un alto el fuego político”, según el vicepresidente regional, Ignacio Aguado, de Ciudadanos. Poco antes de las concentraciones publicó un tuit en el que explica que ha conversado con el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y con la de Política territorial, Carolina Darias. “Desde la máxima lealtad institucional, les hemos emplazado a revisar las medidas anunciadas y a seguir las recomendaciones de los científicos y sanitarios”, ha explicado el ministro Illa en otro tuit. El vicepresidente Aguado entiende que, pese a la ruptura de la tregua escenificada el lunes pasado por Ayuso y el presidente Pedro Sánchez, los contactos entre las dos administraciones han de continuar. “Los madrileños merecen que acordemos conjuntamente las medidas para proteger su salud”, añadió.

Pero el malestar lleva días enquistado y esta semana ha empezado a escenificarse en la calle. Ante el lema “Lo público salva vidas”, el líder de la federación de asociaciones vecinales, Quique Villalobos, ha leído en Sol un comunicado en el que se recogen las exigencias al Ejecutivo autonómico: un plan basado en criterios científicos que refuerce el rastreo y los centros de atención primaria; un comité científico que pilote las medidas frente a la pandemia; un grupo de crisis con políticos y otras agrupaciones sociales; refuerzo del transporte público; fortalecimiento de medios en residencias; más calzada para ciclistas; compatibilidad del ingreso mínimo vital y la renta básica o mejora de la vivienda.

Un total de 37 zonas básicas de salud viven desde esta semana con restricciones como cierre de parques o horario máximo de comercio y hostelería hasta las 22 horas. Desde este lunes se unen a esas medidas otras ocho zonas más, con lo que son un total de 45, casi todas dentro de distritos y municipios del sur. Los convocantes consideran que afectan a la población más desfavorecida y que se trata de medidas que estigmatizan, segregan y, además, son inútiles en la lucha contra la expansión del coronavirus.

Es la tercera vez desde que el pasado lunes entraron en vigor estas restricciones que se llevan a cabo concentraciones. Ya tuvieron lugar ante más de medio centenar de centros de salud en la tarde del jueves. En una de aquellas se produjeron altercados ante la sede de la Asamblea en Vallecas. Hubo media docena de detenidos tras una carga de agentes antidisturbios de la Policía Nacional. El viernes más de 2.000 personas se concentraron de nuevo ante la Asamblea.

Protesta en Vallecas

Desde Puente de Vallecas, los manifestantes se trasladaron hasta la Avenida de la Albufera, concentrándose nuevamente frente a la sede de la Junta del Distrito. Ante la ausencia de agentes, y no tener autorización, fueron los propios asistentes los que se encargaron de mantener libre uno de los carriles de la Avenida para no entorpecer el tráfico, manteniendo la misma actitud no violenta que se vivió en la marcha del viernes, a la que asistieron alrededor de 2.000 personas.

Al final de la protesta, un grupo de manifestantes lanzó unos huevos contra las ventanas de la Junta del Distrito y trataron de encaramarse al balcón del edificio, pero los mismos manifestantes les pararon los pies y calmaron los ánimos, que por un momento parecían que iban a desmadrarse. Un manifestante, que prefiere no dar su nombre, critica a los violentos. “No somos así, no los bucaneros [ultras del Rayo Vallecano], que se dice de todo sobre ellos pero son los primeros que les han parado los pies a esa gente [por los alborotadores]”. No quieren dar esa imagen, y lo consideran contraproducente. Ayun Aitana, otra manifestante, no tiene miramientos a la hora de criticar estas actitudes: “Se dicen de clase obrera, pero después los que limpian esas ventanas y arreglan todo lo que destrozan son sus padres”.

Finalmente, y tras los conatos de desórdenes que no llegaron a más, algunos manifestantes hicieron un llamamiento a las decenas que quedaban frente a la Junta para irse cada unos a sus casas y dar por terminada la protesta: “Venga, ya está, mañana más”.

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