Conde Duque abre Escuela de invierno, un laboratorio en busca de talento insospechado

Este proyecto, que provoca el encuentro artístico entre profesionales de varias disciplinas, forma parte de la nueva temporada del centro

Una escena de la obra teatral 'Renacimiento', de La Tristura.

“Cuando tenía 22 años, me parecía que ya tenía cierta trayectoria profesional a mis espaldas y, al mismo tiempo, seguía queriendo comerme el mundo”, recuerda Celso Giménez (Valencia, 1983), con la mirada de quien va acercándose a los 40. Por aquel entonces, ya había fundado junto la navarra Itsaso Arana y la segoviana Violeta Gil la compañía La Tristura, nombre omnipresente e imprescindible de la escena española. Cada uno de ellos venía de una parte de España y se formaba en distintas disciplinas cuando los tres se encontraro...

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“Cuando tenía 22 años, me parecía que ya tenía cierta trayectoria profesional a mis espaldas y, al mismo tiempo, seguía queriendo comerme el mundo”, recuerda Celso Giménez (Valencia, 1983), con la mirada de quien va acercándose a los 40. Por aquel entonces, ya había fundado junto la navarra Itsaso Arana y la segoviana Violeta Gil la compañía La Tristura, nombre omnipresente e imprescindible de la escena española. Cada uno de ellos venía de una parte de España y se formaba en distintas disciplinas cuando los tres se encontraron en Madrid, en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD). Antes de acabar sus estudios, ya habían estrenado sus primeros montajes. Ahora, el autor y director teatral quiere confrontar a esos dos Celsos y recuperar parte del espíritu que alumbró a su compañía entre los alumnos de la nueva Escuela de invierno del Conde Duque, de la que es responsable.

El centro cultural madrileño, que ha presentado este miércoles su programación para el 2020-2021, no solo va a mostrar creaciones durante esta temporada, también va a formar a creadores. El primer curso de este proyecto pedagógico de adscripción municipal tendrá lugar entre octubre y marzo y contará con un máximo de 15 estudiantes, todos ellos profesionales que se estén desarrollando en el ámbito artístico.

La cineasta Carla Simón, el coreógrafo Marcos Morau -Premio Nacional de Danza y director de la compañía La Veronal-, la actriz Barbara Lennie y el músico Pucho -Vetusta Morla- forman parte del ecléctico grupo de profesores invitados. En vez de acotar disciplinas, la Escuela de invierno del Conde Duque potencia el encuentro de lenguajes artísticos. “La idea inicial es que no haya una actitud gremial, destinada a promover una profesión o un género concreto”, avanza Celso Giménez como director de este laboratorio que, si lo condenamos a la nomenclatura habitual, podría entenderse como un máster de las artes escénicas.

El coreógrafo Marcos Morau, Premio Nacional de Danza, uno de los profesores invitados de la Escuela de invierno y uno de los artistas que forman parte de la programación del Conde Duque en esta temporada.Carlos Pina

El valenciano se encuentra en estos momentos seleccionando junto a su equipo a los candidatos finales de entre las más de 150 solicitudes que han recibido hasta finales de agosto, momento en que se ha cerrado la convocatoria de este primer curso . Los alumnos, además de aprender, están también llamados a garantizar esa diversidad deseada, aportando su bagaje personal y profesional. “Ojalá se forme un grupo de trabajo con todo tipo de edades, de los 18 años a los cuarenta y tantos, cada uno en una fase distinta de su carrera y capaz de retroalimentar al resto”, comenta Giménez.

Como no está en sus planes ser una escuela habitual, su metodología a lo largo de las 19 sesiones de presenciales en Conde Duque tampoco lo será. “Nadie estará obligado a presentar un trabajo final como fruto de estos encuentros, para evitar que se diluya la atención en las clases y para que, si surge un proyecto, sea de forma orgánica”, explica. En su visión de lo que debería ser este taller, ajeno a las formas anquilosadas de pedagogía, aparece la experiencia como profesor del cineasta Béla Tarr: “Mi objetivo no era educar a mis alumnos, sino darles paz, libertad y ayudarles a encontrarse a sí mismos. Nuestro poder reside en nuestras diferencias”, comentaba el húngaro sobre la escuela de cine que dirigió en Sarajevo.

La rapera Sara Socas, las melodías de los hermanos Cubero y las coreografías de Marcos Morau forman parte de la programación del centro en esta temporada

Cuando a finales de 2019 Natalia Álvarez Simó, la nueva directora artística del Conde Duque, invitó a Giménez a que La Tristura formara parte de esta nueva temporada con una de sus producciones, él respondió proponiéndole este proyecto. Y ella decidió incorporarlo a las propuestas de esta temporada.

Su programación escénica de este curso apuesta por creadores nacionales, tanto por los más consolidados como Marcos Morau, uno de los profesores de la Escuela de invierno; María Jerez y Edurne Rubio, como por nuevos talentos como Andrea Reboredo o Anto Rodríguez. En el ámbito de la nueva poesía, participarán la rapera, dramaturga y poeta inglesa Kae Tempest, la rapera tinerfeña Sara Socas y el navarro Hasier Larretxea. Y sonarán las melodías de Raül Refree, Mastretta, los Hermanos Cubero, Dora Postigo e Hidrogenesse, entre otros.

Tras el despido fulminante en noviembre de 2019 de Isla Aguilar y Miguel Oyarzun al frente de Conde Duque, Álvarez Simó llegó al centro cultural como otro de los relevos que el Área de Cultura de Andrea Levy ha practicado en los últimos meses entre los gestores culturales elegidos en tiempos de Manuela Carmena. Giulietta Zanmatti-Speranza presentó este martes temporada de CentroCentro en sustitución de Soledad Gutiérrez, que también finalizó en su cargo en noviembre. Igualmente ha cambiado la dirección del Teatro Español, al no prorrogar el contrato de Carme Portaceli y poner en su lugar a Natalia Menéndez, nombrada directamente por Levy y su equipo en vez de por el habitual concurso público. También se decidió el cese de actividad del Centro Internacional de Artes Vivas de Matadero, dirigido por Mateo Feijóo. Las naves que ocupaban pasaron de nuevo gestionadas por la dirección del Teatro Español.

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