Más de 2.000 residentes de Medicina y Enfermería secundan la primera jornada de huelga

Exigen que la Consejería de Sanidad negocie con ellos un convenio colectivo que acabe con turnos que consideran abusivos, con la atención a pacientes sin supervisión y con sueldos precarios

En foto, los MIR del Gregorio Marañón se manifiestan este lunes, durante el inicio de la huelga con carácter indefinido. En vídeo, los médicos residentes de Madrid reclaman un convenio que mejore sus condiciones laborales.Vídeo: OLMO CALVO / ATLAS

A las 08.00 comenzaron en las puertas de sus hospitales. A las 10.00 gritaban “Ayuso, basta ya de abuso” frente la Dirección General de Recursos Humanos del Sermas. A las 11.30 cruzaban Gran Vía para llegar a la puerta de la sede de la Consejería de Sanidad. Los residentes de Medicina y Enfermería de Madrid han comenzado este lunes su primera jornada de huelga indefinida: exigen al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso el fi...

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A las 08.00 comenzaron en las puertas de sus hospitales. A las 10.00 gritaban “Ayuso, basta ya de abuso” frente la Dirección General de Recursos Humanos del Sermas. A las 11.30 cruzaban Gran Vía para llegar a la puerta de la sede de la Consejería de Sanidad. Los residentes de Medicina y Enfermería de Madrid han comenzado este lunes su primera jornada de huelga indefinida: exigen al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso el final de una situación que se alarga desde hace años y que ha convertido a este personal sanitario en formación en personal estructural de los hospitales y la atención primaria con condiciones precarias y responsabilidades por encima de su capacidad.

Bajo el lema Por un convenio colectivo. Sin derechos laborales paralizamos los hospitales, alrededor de 2.500 sanitarios se han sumado a la protesta, según la Asociación de Médicos y Titulados Superiores (Amyts), el sindicato que ampara al Comité de Huelga MIR de Madrid: “La Policía los cifra en 2.000″. Es algo menos de la mitad de los profesionales de la Comunidad que estaban convocados a seguir los paros: 4.442, 4.279 médicos y 163 de Enfermería, según cifras de la Consejería de Sanidad a 30 de mayo, a los que en solidaridad se suman los residentes (234) de la Fundación Jiménez Díaz.

Médicos residentes durante la concentración frente al Hospital de La Paz. Olmo Calvo

“Pero no estamos todos, faltan precisamente los que hoy están de guardia”, explicaba al comienzo del recorrido Ruma Chaviano, residente de Anestesia en el hospital de La Paz. Los servicios mínimos para las guardias del 100%, “abusivos”, que les impuso la Consejería el pasado viernes “solo ha sido una razón más” para asistir a la protesta. La convocatoria, que era del 100% en un principio para las guardias de lunes a domingo y del 100% los lunes —tanto para jornada ordinaria como extraordinaria—, “se ha desbaratado por esos servicios mínimos”, explica Chaviano.

La Consejería alegó que “la actividad que desarrolla el personal en formación en los centros sanitarios tiene un carácter esencial para el mantenimiento de otros derechos constitucionalmente protegidos, por lo que es necesario establecer los servicios mínimos propuestos, toda vez que su ausencia puede suponer un peligro para la salud de los pacientes, pudiendo afectar de manera grave a la prestación del servicio de asistencia sanitaria que se realiza”.

Residentes frente al hospital de La Paz en la primera jornada de huelga. Olmo Calvo

Sin embargo, el Comité de Huelga asegura que ya la base de esa argumentación es errónea. Diego Boianelli es residente de tercer año de Interna en el Clínico San Carlos y presidente del Comité de Huelga, este lunes no ha podido asistir a la movilización porque le ha tocado cubrir esos servicios mínimos: “Se supone, sobre papel, que somos personal no estructural y que los hospitales deberían funcionar sin nosotros”. También con esa condición como eje presentó Amyts la pasada semana una petición de medidas “cautelarísimas” para que se retirara el 100% de los servicios mínimos: “Los residentes no pueden ser objeto de servicios mínimos, como así lo han marcado, en varias ocasiones, las sentencias judiciales”.

Además, denuncian estos profesionales, son servicios mínimos “históricos”. “No ha ocurrido nunca ese 100%, ni siquiera para los adjuntos, eso no indica otra cosa que miedo, es la evidencia de que saben que los hospitales no pueden funcionar sin los residentes”, recuerda Chaviano.

Esa condición “estructural” es una de las principales protestas. Susana Pardo, del Comité de Huelga y residente de Medicina Interna en el Gregorio Marañón, explica que “las responsabilidades del peso de la asistencia sanitaria” son “desproporcionadas”: “Muchos de nosotros hacemos el trabajo equivalente al de un adjunto cobrando la mitad y somos usados de forma arbitraria”. Reclaman que sus años de residencia sean un periodo formativo real. “Necesitamos una supervisión de verdad, estar solos en el trabajo provoca un estrés psicológico alto y es un riesgo para el paciente, al que atendemos sin garantías porque somos personal en formación. En mucha ocasiones los pacientes pueden pasar por todo el circuito asistencial sin haber sido visto por un adjunto, solo por residentes”, añade Pardo.

A esa labor asistencial que no deberían realizar suman jornadas “más largas de lo establecido, muchas más guardias de las que corresponden y salarios que están por debajo del coste de vida en Madrid”, relata Beatriz Esteban, residente de segundo año de Farmacia en el Ramón y Cajal. Denuncian que llegan a trabajar hasta 35 horas seguidas si han tenido una guardia y se quedan para hacer un turno más; cobran 1.003 euros brutos mensuales hasta el tercer año de residencia, en cuarto y quinto llegan hasta los 1.279; las guardias tienen un complemento de 10,85 euros la hora y, “por lo general”, dice Esteban, superan la normativa europea, que establece que en seis meses no pueden hacer más de 48 horas semanales, incluidas esas guardias, es decir, unas cuatro al mes.

La respuesta de la Consejería

“Decepcionante”, así es como muchos residentes califican la respuesta del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso a sus demandas. “Lo de los servicios mínimos es claramente un boicot”, espeta Alberto Ezquerra, residente de tercer año de Digestivo en La Princesa. “Creo que lo que pedimos no es ninguna locura, son medidas y condiciones dignas para trabajar, que no solo nos afectan a nosotros sino también a los adjuntos”, sigue Ezquerra, “porque si esto ocurre es porque hay menos personal del que debería y por eso somos utilizados como adjuntos”. En su servicio, dice, el apoyo a la huelga de residentes “es total”.

Los residentes denuncian que la Consejería acudió a una de las últimas reunines “sin haber leído” la propuesta de convenio que le habían presentado más de un mes antes

Antes de que se convocasen esa huelga, el pasado 2 de julio, el Comité ya se había sentado con la Consejería de Sanidad en varias ocasiones. El 22 de mayo les presentaron un convenio redactado a lo largo de los últimos tres años que, denunció Amyts en su momento, “ni siquiera leyeron y lo reconocieron en la reunión que mantuvimos”. Ni el documento ni las repetidas peticiones ni las reuniones han tenido resultados. “Queremos negociar, pero para ello nos piden cancelar la huelga y no. Llevamos un año presentando en mesas sectoriales este convenio, no ahora, y no nos han prestado la más mínima atención”, lamenta Susana Pardo, del Comité de Huelga.

El consejero de Sanidad Enrique Ruiz Escudero afirma que están “dispuestos a negociar y a valorar las reivindicaciones”, aunque apunta que en el 90% de esas peticiones la Comunidad no tiene capacidad, ya que ahonda en condiciones formativas y salariales, que son parte del convenio colectivo a nivel nacional. La tarde de este lunes, la Consejería informaba de que había “planteado por segunda vez en el Pleno del Consejo Interterritorial de Sanidad [celebrado hace unas horas] que se trate el convenio colectivo que solicitan los Médicos Internos Residentes (MIR) a nivel nacional”. Desde Amyts aseguran que “eso es echar balones fuera”, y explican que “cada Comunidad tiene sus retribuciones”. En Madrid, dicen, “podría ponerse por ejemplo un complemento como hacen otras Comunidades como Castilla-La Mancha”.

El sentimiento de “ya está bien” era latente, las quejas de pasillo y de saliente de guardia tenía que convertirse en esto, tarde o temprano
Macarena Vargas, residente de Medicina Interna del hospital La Princesa

“Ojalá”, dice Macarena Vargas, residente de Medicina Interna de cuarto en La Princesa: “Pero me da la sensación de que van a seguir sin escucharnos, al final, somos los que les solucionamos la falta de adjuntos que tienen”. Sin embargo, ellos van a seguir en esta lucha que ya han comenzado. Vargas asegura que la pandemia los ha enfrentado a situaciones y condiciones que no deberían volver a ocurrir: “Tanto a los residentes como a los adjuntos, a los hospitales. El sentimiento de “ya está bien” era latente, las quejas de pasillo y de saliente de guardia tenía que convertirse en esto, tarde o temprano”.

Una huelga sin precedentes

El Comité de Huelga MIR recordó en su manifiesto que esta era “una huelga sin precedentes”. ¿El objetivo? “Hacer visible la precariedad y el maltrato que sufrimos dentro del sistema sanitario”. Dicen que muchos veteranos les recuerdan que esto ocurre desde siempre, pero ha llegado el momento de poner fin a la situación: “Hemos decidido terminar con el enmascaramiento de la situación real: si la población sabe lo que ocurre de puertas para adentro, estaría con razón indignada y recelosa por no recibir la atención con las garantías de seguridad y calidad que debería recibir”.

Reconocen que son, históricamente, “un colectivo sumiso, que difícilmente presenta resistencia a la hora de realizar cualquier tarea, por una concepción de nosotros mismos y un código ético muy conveniente para mantenernos callados". Ahora, leyeron, “hemos decidido plantar cara a las instituciones y reclamar las condiciones que legítimamente nos pertenecen”.

Y reivindican su formación: “Somos personal altamente cualificado, con gran responsabilidad, que hemos accedido a una plaza pública por un examen nacional muy exigente. Un personal que, como han demostrado imponiendo unos servicios mínimos del 100%, es indispensable para el sistema, y como tal nos han de reconocer y regular nuestras funciones y derechos”.

Ahora, aseguran, llegarán hasta donde sea necesario: “No vamos a aceptar más que la “vocación” sirva de excusa para pisar y explotar a profesionales que se van a encargar de mantener ahora y en el futuro el Sistema sanitario en pie”.


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