“Teníamos un teatro cerrado y se convirtió en una despensa solidaria”
Ana Camacho, gerente del Teatro del Barrio, cuenta cómo el centro cultural se convirtió en lugar de reparto de comida
Ana Camacho Zunzarren (Vitoria-Gasteiz, 42 años) es arquitecta y desde 2013 también es la gerente y una de las fundadoras del Teatro del Barrio. Durante el estado de alarma, este teatro ha permanecido cerrado al público, pero en abril abrió sus puertas a la plataforma vecinal La CuBa (acrónimo de Lavapiés, Cuidando del Barrio), una despensa solidaria que ha logrado apoyar a más de 3.200 personas. Esta semana, La CuBa se ha mudado a otro espacio para que el Teatro del Barrio pu...
Ana Camacho Zunzarren (Vitoria-Gasteiz, 42 años) es arquitecta y desde 2013 también es la gerente y una de las fundadoras del Teatro del Barrio. Durante el estado de alarma, este teatro ha permanecido cerrado al público, pero en abril abrió sus puertas a la plataforma vecinal La CuBa (acrónimo de Lavapiés, Cuidando del Barrio), una despensa solidaria que ha logrado apoyar a más de 3.200 personas. Esta semana, La CuBa se ha mudado a otro espacio para que el Teatro del Barrio pueda volver poco a poco a la normalidad.
¿Cómo llega una arquitecta a ser gerente de un teatro?
Durante la crisis, trabajaba en un estudio de arquitectura con otra socia. Siempre hemos tenido mucha relación con la cultura y, además, somos amigas de Alberto San Juan, así que cuando él se planteó abrir un teatro, nos metimos a echarle una mano con la gestión y a asesorarle desde nuestra experiencia en espacios colaborativos.
¿Qué recuerda de esos primeros días?
Fue bastante locura. Éramos pocas personas, la mayoría no nos dedicábamos al teatro y lo hicimos todo a todo correr. Cogimos el teatro creo que un 30 de noviembre y el 2 de diciembre estábamos abriendo con la primera función; en esos días, todos tuvimos un poco la sensación de “en qué lío nos estamos metiendo”.
Es que abrir un teatro en 2013 suena casi a misión suicida.
Sí, éramos conscientes de ello, pero también pensamos que era un momento perfecto para lo que queríamos hacer, porque no era un teatro sin más: queríamos darle un espacio a cosas que estaban pasando en la calle.
¿Hoy sus obras siguen estando tan pegadas a la actualidad como al principio?
Yo diría que sí, aunque es cierto que han ido variando. Queremos que nuestras obras cuenten lo que va pasando en el día a día de la política actual, pero a veces esto no es tan claro. La política está en todo, tenemos obras de teatro que son muy políticas, pero no tan literalmente.
¿Cuántas personas forman parte del Teatro del Barrio actualmente?
Somos 9 personas en el consejo rector, 14 trabajadoras y 525 socias.
¿Cuál es el papel de las socias?
Desde el principio se quiso que el teatro no fuera propiedad de nadie, que fuera un bien común. Es una cooperativa, no hay ánimo de lucro y estas 525 socias son las que toman las decisiones del rumbo que debe llevar el teatro. Por eso, hoy podemos decir que el Teatro del Barrio pertenece a 525 personas.
¿Qué pasó en el teatro el día que se declaró el estado de alarma?
Primero nos dijeron que podíamos abrir con un tercio del aforo. Teníamos todo vendido para las siguientes semanas, así que pensamos en devolverle el dinero a los dos tercios restantes. Hicimos todo ese trabajo, que fue un lío tremendo, y al día siguiente nos dijeron que no, que teníamos que cerrar. Así que devolvimos las entradas y las trabajadoras nos fuimos a casa con un ERTE.
¿Y cómo les llega la propuesta de La CuBa?
Recibí una llamada de una de las vecinas que estaba en Los Dragones de Lavapiés [el club de fútbol del que surgió esta iniciativa]. Me dijeron que se les estaba quedando pequeño el local y ese mismo día les enseñé el teatro, pedí una reunión urgente con el consejo rector y la respuesta unánime fue que sí. Teníamos un teatro cerrado que podía convertirse en despensa solidaria y eso hicimos.
¿Hasta qué punto se implicó el teatro en La CuBa?
A mí me parecía muy importante que si nos metíamos en esto, nos teníamos que meter también como personas, involucrarnos más allá de dejar las llaves del local y ya. Y llegó un momento en el que incluso sobraban voluntarias.
¿Cuál es el plan del teatro a partir de ahora?
Necesitamos tiempo para pensar cómo va a ser nuestro futuro. Somos conscientes de que al público le va a costar volver a meterse en un espacio cerrado. Además, creemos que esto que ha ocurrido debe generar una reflexión social y la función del Teatro del Barrio es estar en esa reflexión.
¿Así que por ahora no hay fecha de reapertura?
No nos compensa abrir con la mitad de aforo, aunque puede que tengamos que inventarnos fórmulas para volver a la actividad mientras reflexionamos.
De todo esto, ¿saldrá alguna obra que podamos ver en el Teatro del Barrio?
No lo sé, creo que todavía tenemos mucho que digerir, no somos del todo conscientes de lo que va a suponer en la sociedad. De esto saldrán muchas cosas, pero aún nos queda mucha resaca.
El proyecto de La CuBa
Esta plataforma vecinal se constituyó a partir de la red de apoyo surgida en el club de fútbol Dragones de Lavapiés. La CuBa pidió al Ayuntamiento que les cediera un local público, pero por ahora se han tenido que trasladar a un local privado en la calle Argumosa. Desde que inició su actividad, esta despensa solidaria ha logrado repartir alimentos a más de 3.200 personas.