Radio en cuarentena

A la vez que los madrileños se iban encerrando en sus casas, David Martos comenzó un programa en el que compartir las experiencias de este aislamiento desde un rincón de la suya

David Martos, en el rincón de su casa desde donde emite su programa. / RADIO CUARENTENA

Es viernes 13 (de marzo) y estamos en mitad de una pandemia global. No es una película de terror, es nuestra realidad. Un virus ha hecho que el mundo se detenga. El planeta continúa girando y sigue amaneciendo, que no es poco; pero quienes lo habitamos estamos confinados, que no parados, porque ya se sabe: en Madrid siempre hay gente pa’to.

Uno de esos madrileños que no para es David Martos. El pasado viernes (13) a las 23.39 empezó a emitir ...

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Es viernes 13 (de marzo) y estamos en mitad de una pandemia global. No es una película de terror, es nuestra realidad. Un virus ha hecho que el mundo se detenga. El planeta continúa girando y sigue amaneciendo, que no es poco; pero quienes lo habitamos estamos confinados, que no parados, porque ya se sabe: en Madrid siempre hay gente pa’to.

Uno de esos madrileños que no para es David Martos. El pasado viernes (13) a las 23.39 empezó a emitir Radio Cuarentena. Parafraseando a Gabriel García Márquez (cuyos títulos no dejamos descansar en paz): radio en tiempos de Covid-19. Un programa diario (por ahora) sin horario fijo (por ahora) y sin tema fijo, pero con un presentador fijo: este amante del cine y de la radio de 36 años.

“Hola, ¿se escucha algo? ¿Hay alguien por ahí al otro lado del micro?”, esas son las primeras palabras que sonaron en Radio Cuarentena. Bien, quizá no vayan a ser recordadas en los anales de la radio, pero son las naturales cuando alguien habla y necesita saber que le escuchan y este programa no tiene más pretensión que esa: hablar y escuchar. Martos quiere “que la vida suene en la radio”. Desde el viernes lleva seis exposiciones, ¿por qué exposiciones? Porque se siente como un “comisario” en un museo: crea la idea de cada programa, un leit motiv, el camino que recorrer, va eligiendo las piezas que exhibir —los protagonistas—, dónde las sitúa… Pero, en este caso no hay coordinador, encargados de la difusión, del registro de las piezas, del catálogo… Martos es Juan Palomo, yo me lo quiso yo me lo como. Bueno, no, en realidad, lo guisa para compartir. Pero lo que sí es verdad es que él hace todo: producción, difusión en redes, técnico, director y becario a la vez. Solo tiene ayuda de un micro enganchado a su portátil con un puerto USB, un mac, y una conexión a Internet. Utiliza la de su móvil, porque el rincón de su casa desde el que trabaja está lejos del router y no le llega bien.

Es importante advertir que para la realización de este reportaje nadie se ha movido de su lugar de residencia, por responsabilidad, que de eso también va Radio Cuarentena. Las descripciones han sido corroboradas por la imagen, ese escritorio de madera que hace esquina, esa estantería llena de libros de cine, fundamentalmente, y es que David Martos no es un amateur en el terreno radiofónico. Explica que no necesita mucho pero que algo hay que saber. Actualmente está al frente de Kinotico, el programa de cine y series que se puede oír todos los jueves de Onda Cero y estos días de programaciones especiales también hará algún bolo el fin de semana, alguno de sus compañeros le dan pistas sobre cómo va el programa si se oye bien o no, cómo meter una llamada que le entra por Skype o Facebook. ¡Benditos whatsapp que te salvan de un problema técnico! Y no se corta de contarlo, todo en directo: fallos, sonidos metálicos de alguna voz… “La vida tiene trabas, no hay que disimularlas, forman parte de esto”. En marzo de 2020 quién no puede confirmar que la vida tiene dificultades y si se corta una llamada que se puede recuperar no es un problema.

Las historias

Las tablas se le notan en que, por muy amateur, rudimentario, improvisado o clandestino que quiera calificar este experimento, se oye un programa bastante redondo donde realmente las protagonistas son las historias de esta situación: desde una cajera de supermercado con fibromialgia que vive el encierro con su hija que tiene síndrome de ásperger, hasta Fran Perea, a quien hubiera entrevistado por su serie Kosta en el Festival de Cine de Málaga -donde Martos pensaba que estaría trabajando esta semana-. O un cantante lírico venezolano, Pedro Carrillo, que vive en una increíble y vacía Florencia donde la cuarentena empezó antes que en España y nos cuenta cómo lo llevan. Italia vive un poco por delante de España, pero también ha contactado con Latinoamérica, concretamente, con la periodista peruana Romina Mella, para ver cómo ven ellos la pandemia, cómo se preparan, ya que no están en los niveles de contagios y muertos que hay en Asia y en Europa. Mella contó que en su país ya están implementando las medidas de aislamiento de la población.

De lo grande a lo pequeño. De Washington a la ventana de su habitación que da a una calle de Carabanchel donde sale a aplaudir puntualmente a las ocho de la tarde. Algunos días ha hecho coincidir el aplauso comunitario con el inicio del programa. Porque eso es lo que quiere, servir para algo y no niega que también es un desahogo para compartir las inquietudes de estos días.

Nadie sabe hasta cuándo emitirá. Parece que tiene claro que igual que se ha contado el cierre de todo será muy emocionante ser testigo de la apertura, de nuestras primeras veces otra vez. El futuro es incierto ¿alguien lo duda?

Cifras y letras

La frase

En este caso no es una frase es un relato: David Martos tiene muchos seguidores en redes sociales (solo en Twitter 19.300) y a través de ellas encuentra o le llegan historias como la de hombre que le escribió por mensaje privado de Twitter y le contaba que esta situación de aislamiento y encierro le ha tocado justo en el momento en que se estaba divorciando de su pareja, “de su expareja”, corrige. Y allí están viviéndolo bajo el mismo techo y tirando de humor, no queda otra. Pide expresamente que no de su nombre.

En números.

Martos hace una media de 100 escuchas diarias entre el directo y las descargas, pero lo justo es decir, que aquí la curva es ascendente y esta no hay que aplanarla. El primer día fueron 40; el sábado, 84; el domingo, 142… y así en breve superará esa media de 100 diarias.

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