La Diputación de Ourense, acusada de invadir terreno privado en San Pedro de Rocas y causar daño patrimonial

Los dueños de la finca en la que se asienta el milenario monasterio denuncian que la institución accedió sin previa notificación y dañando un muro del siglo XVIII para iniciar una expropiación forzosa

Acceso al Monasterio de San Pedro de Rocas, donde se proyecta ampliar la vía y talar árboles catalogados.Óscar Corral

La Diputación de Ourense no ceja en su intento de ensanchar la carretera de acceso al monasterio rupestre de San Pedro de Rocas (Esgos) a costa de una tala masiva de árboles catalogados en un paisaje cultural declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Los dueños de la parcela sobre la que la institución provincial decretó la expropiación forzosa ...

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La Diputación de Ourense no ceja en su intento de ensanchar la carretera de acceso al monasterio rupestre de San Pedro de Rocas (Esgos) a costa de una tala masiva de árboles catalogados en un paisaje cultural declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Los dueños de la parcela sobre la que la institución provincial decretó la expropiación forzosa interpusieron el pasado noviembre un contencioso administrativo que frenaba momentáneamente la eliminación de parte de la masa arbórea del bosque en terreno protegido por el que se accede al templo milenario.

No obstante, entre el 31 de agosto y el pasado 12 de septiembre la Diputación accedió a una finca privada de la Casa da Coutada para iniciar el proyecto de expropiación, según consta en la denuncia interpuesta ante la Guardia Civil contra la institución provincial por los dueños del terreno. Acusan al organismo de presuntos delitos de usurpación, invasión de propiedad y daños patrimoniales.

La denuncia, firmada por Juan Carlos Moreiras en representación de la familia propietaria, detalla cómo la Diputación colocó varias estacas con cintas que delimitan terreno en el interior de su propiedad sin notificación previa alguna “al objeto de expropiar parte de la finca”. Y añade que para poder acceder sin el permiso de los dueños, la Diputación “causó daños en un muro del siglo XVIII”. Las actuaciones afectan, además de a ese muro, a “un desagüe pétreo del siglo XIX, a un camino del XVIII, a un crucero catalogado y a un ciprés centenario, todo ello en suelo de especial protección arqueológica”, destaca la denuncia.

El proyecto de la Diputación, avalado por la Xunta, ha sido muy criticado por especialistas que alertan de que permitir que llegue el turismo de masas al pie del monasterio no afectará solo al paisaje sino además al yacimiento, dado que la tala de los 83 árboles del bosque de coníferas por el que se accede al monasterio está a un kilómetro de las capillas, dentro del espacio arqueológico.

Los arqueólogos Jorge López Quiroga y Natalia Figueiras Pimentel, que en su trabajo de investigación en San Pedro de Rocas han hallado huellas que evidencian que esta arquitectura excavada directamente en la roca está vinculada al movimiento eremítico y anacorético, advirtieron en su momento del riesgo de la intervención de la Diputación en una de las “joyas naturales, medioambientales e históricas del gran complejo rupestre de San Pedro de Rocas”. No obstante, el organismo provincial ha restado importancia a las consecuencias de la intervención amparándose en el respaldo de la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta.

La Diputación destaca que el objetivo de la tala es el de mejorar la seguridad viaria en la proximidad del monasterio dado que, puntualiza, “presenta todavía un trazado anticuado, se trata de un tramo muy estrecho de vial y con curvas muy cerradas”. Algo que, sumado a la frecuencia de autobuses “complica la circulación del tráfico”.

La denuncia contra la actuación de la institución ourensana en este entorno se produce cuando aún está sin resolver una demanda judicial de la familia Moreiras contra la Consellería de Cultura por un posible delito contra el Patrimonio. Según consta en esa demanda, admitida a trámite en diciembre del año pasado, la actuación de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural que licitó unas tareas de “limpieza y desbroce” en el monasterio acabaron con “un lavado salvaje de la roca, con métodos prohibidos en Patrimonio que provocó daños irreversibles en elementos patrimoniales de incalculable valor y únicos en su género”.

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