¿Hay una forma de vivir a la madrileña como dice Ayuso? Los candidatos opinan
Aspirantes a la presidencia de la Comunidad de Madrid y personajes del mundo de la cultura cuestionan la idea de la identidad que plantea la líder del PP
En la campaña del 4-M se ha colado, casi como un punto clave y etéreo de un programa electoral de máximos, el “orgullo de vivir a la madrileña”. La candidata popular, Isabel Díaz Ayuso, lo ha ido desarrollando y simplificando durante muchas de sus intervenciones hasta convertir esa teórica identidad en una especie de caricatura de Madrid: salir de cañas a una terraza con los amigos después de trabajar. El miércoles, durante un...
En la campaña del 4-M se ha colado, casi como un punto clave y etéreo de un programa electoral de máximos, el “orgullo de vivir a la madrileña”. La candidata popular, Isabel Díaz Ayuso, lo ha ido desarrollando y simplificando durante muchas de sus intervenciones hasta convertir esa teórica identidad en una especie de caricatura de Madrid: salir de cañas a una terraza con los amigos después de trabajar. El miércoles, durante una entrevista en Onda Cero con un atónito Carlos Alsina, quiso completar algo más su definición de esa peculiar identidad madrileña: “Es el carácter universal de una comunidad a la que vienen ciudadanos de todos los rincones de España y del mundo. Es una forma de vida la madrileña (...) todos sabéis bien que cuando uno viene a Madrid pues se lo pasa bien y tiene múltiples formas de empezar de cero una vida y puedes cambiar de empresa y cambiar de pareja y no encontrártela nunca más. Eso también es libertad y no ocurre en todas partes”.
Esa teoría de Ayuso sobre que Madrid es más liberal en sus modos y costumbres por su alta densidad de población que otras provincias sorprendió y provocó debate, no solo político. Ya había intentado en su día, hace justo dos años, en la anterior campaña electoral, otra aproximación a esa tesis con su idea de que los atascos un sábado a las tres de la madrugada en el centro de la capital podrían ser algo bueno: “Era parte de la vida de Madrid. Si sigue Podemos en el Ayuntamiento de Madrid no va a haber atascos, más que, eso sí, por el día, porque esos están por todas partes. No creo que sea motivo de disfrute, pero es una seña de identidad de nuestra ciudad, de que la calle siempre está viva”.
La médica y candidata de Más Madrid, Mónica García, entrevistada a la misma hora en la Cadena SER, no tardó en replicar apuntando contra una de las principales críticas que se achaca a la presidenta madrileña en su gestión de la pandemia y en las consecuencias de mantener durante muchos meses a la comunidad con las medidas menos restrictivas de España. García señaló: “Vivir a la madrileña no es pisotear al prójimo, no es el modelo de Ayuso del sálvese quien pueda, no es decir que la vida en la comunidad es muy dura, pero que estamos encantados de poder ir a tomarnos una caña; vivir a la madrileña es empatía, son los aplausos a las ocho, la solidaridad, las despensas solidarias, los vecinos que dejaban un cartel y decían ‘Yo te hago la compra’. Son todos los que vienen de fuera y son acogidos, porque somos empáticos y solidarios”.
Preguntados por EL PAÍS, otros candidatos, escritores y autores facilitaron su visión de lo que es y no debería ser vivir a la madrileña. El aspirante socialista, Ángel Gabilondo, aporta su retrato desde su punto de vista serio y formal: “Madrid, en su Estatuto de Autonomía, se organiza en virtud de sus peculiares características y no en virtud de singularidades identitarias. Así es Madrid, una comunidad abierta, plural y acogedora. Debemos garantizar el derecho a la diferencia sin diferencia de derechos. Esta ha de ser la peculiaridad de Madrid”.
En Vox, la cabeza de cartel, Rocío Monasterio, no quiso ofrecer su versión. Pero en las redes, su marido y portavoz del partido ultra en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, sí aprovechó para hacer mofa de esa visión de Ayuso con la secretaria general de su grupo, Macarena Olona, que publicó en Twitter: “El otro día fui a comer con Iván y nos encontramos con mi ex. La culpa fue de Iván por elegir el restaurante. Seguiré votando a Vox”. Espinosa entró al juego: “Niego tajantemente que fuera un miembro de la amplia saga familiar, emparentado conmigo”.
Para el número uno de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, la libertad sin embargo no es ni tomarse una caña ni no tropezarte por Madrid con tu ex, sino algo más ideológico: “Es poder estudiar sin tener recursos”.
El aspirante de Ciudadanos, el abogado del Estado Edmundo Bal, también expresa su aportación sobre qué puede querer decir ser de Madrid: “Es ser una persona tolerante, que no impone sus ideas si no que aprende de los demás. Ser de Madrid es ser tolerante, diverso, simpático, alegre… y especialmente una persona a la que le gusta estar en la calle”.
El escritor Andrés Trapiello, que acaba de publicar Madrid, con gran éxito de crítica y ventas, reniega de la presunta idiosincrasia madrileña: “Ser de Madrid no es nada, por ser de Madrid nadie te va a dar una medalla, y los madrileños vivimos tranquilos con esa despreocupación. Madrid no tiene identidad, eso es lo que la singulariza. Aquí lo que priva es la mezcla, en las casas, en la calle, en las personas. Y esa mezcla acaba siendo de una gran armonía. ¿Cómo? Yo no lo sé, pero así lo siento. Y así debería seguir: siendo de todos. Cuando alguien ha venido a decirnos que hay unos madrileños buenos y otros malos, esto ha ido mal. La mezcla, poca ontología y nada de metafísica; esta es la fórmula”.
Desde fuera de la capital, desde Barcelona, el autor Javier Cercas se sorprende de esta polémica: “No sabría qué contestar salvo que éramos pocos y parió la abuela! Solo nos faltaba otro debate identitario”.
Al valenciano Juan José Millás, buen conocedor de la vida madrileña desde hace décadas, le parece “un disparate” esa presunción de la identidad madrileña. “Yo soy de mi barrio, para mí Madrid es un territorio mítico, no existe y ese es su encanto, y el problema es que Ayuso lo ha hecho existir. Yo siento que soy de la Prospe [barrio de Prosperidad] que es donde fui cuando llegué de Valencia”.
El cantautor y rapero C. Tangana, que acaba de publicar su tercer disco con el título de El Madrileño con gran revuelo, ha explicado en varias entrevistas de promoción su sentimiento sobre la identidad madrileña como “una manera de habitar el mundo”, tanto si se vive en la capital como en Buenos Aires o Bogotá: “Madrid es una ciudad de migrantes y de inmigrantes, que está formada fundamentalmente por gente que no es de aquí. No es un discurso identitario de estilo político o nacionalista. Es una identidad que se construye con lo otro, con lo diferente. No se basa en lo que nos hace herméticos o cerrados, sino lo contrario”. Y aclaró que no se refería solo a la música.
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