Feijóo pide apoyo para formar un “Gobierno libre” que evite “la intransigencia de los extremos”
En un mitin multitudinario en Pontevedra y arropado por Rajoy, el candidato del PP construye un discurso centrado en cuestionar la credibilidad de Pedro Sánchez
Una “gran mayoría” de votos, suficiente para formar un Gobierno “libre” —es decir, en solitario o sin excesivas esclavitudes programáticas— y huir de “la intransigencia de los extremos”. Es lo que este domingo ha reclamado el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el mitin principal de su campaña, en la plaza de toros de Pontevedra y ante miles de simpatizantes. El dirigente popular ha centrado buena parte de su discurso en cuestionar la credibilidad del actual presidente, el socialista Pedro Sánchez, y, haciendo u...
Una “gran mayoría” de votos, suficiente para formar un Gobierno “libre” —es decir, en solitario o sin excesivas esclavitudes programáticas— y huir de “la intransigencia de los extremos”. Es lo que este domingo ha reclamado el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el mitin principal de su campaña, en la plaza de toros de Pontevedra y ante miles de simpatizantes. El dirigente popular ha centrado buena parte de su discurso en cuestionar la credibilidad del actual presidente, el socialista Pedro Sánchez, y, haciendo un paralelismo con el “cambio” que en 1982 dio la mayoría absoluta a Felipe González, ha proclamado: “El cambio hoy es recuperar la confianza en el Gobierno”.
No era casualidad la cita al expresidente socialista Felipe González. Feijóo la utiliza como guiño a los votantes del PSOE a los que quiere atraer al PP, porque en su estrategia atrapalotodo pretende que le voten socialistas desencantados con Sánchez y también votantes de Vox.
El líder del PP también se ha acordado de otro de sus referentes políticos, que lo escuchaba sentado entre el público de Pontevedra: el exministro José Manuel Romay Beccaría, de 89 años, a quien Feijóo considera su mentor. Feijóo ha recordado que en los primeros pasos de su carrera Romay le fotocopió una vez un discurso del último presidente de Checoslovaquia, Vaclav Havel, que tiene ahora muy presente. “No me habéis elegido para que mienta”, decía en ese texto el político y dramaturgo checo, y ahora Feijóo lo recuerda porque sabe que cumplir con la palabra dada es un atributo esencial para un candidato. El líder popular ha convertido en elemento central de su campaña atacar la credibilidad de de su rival, Pedro Sánchez.
Lo ha repetido Feijóo una y otra vez, con distintas fórmulas, en la plaza “talismán” a la que acudió en todas las campañas gallegas que le dieron mayorías absolutas en la Xunta: él, a diferencia de su adversario, no mentirá. “No seré Pedro Sánchez, no”, ha insistido. Tampoco lo hará, ha prometido, en el cara a cara que le enfrentará mañana lunes al presidente socialista, el único de la campaña porque el PP se ha resistido a más debates. “Estoy tranquilo. Porque voy a decir la verdad y no voy a mentir a nadie”, ha remarcado, contraponiendo ese compromiso a las mentiras que atribuye al líder del PSOE.
Pero además de su enfrentamiento con Sánchez, Feijóo tiene otra obsesión: tratar de sortear un Gobierno conjunto con Vox, el pacto al que le aboca la aritmética según todas las encuestas. Por eso, ha pedido mayoría suficiente para formar un Gobierno “libre” que pueda evitar “la intransigencia de los extremos”, en referencia velada a la extrema derecha. Vox lanzó el viernes a los populares un órdago difundiendo un programa electoral de máximos en el que plantea la derogación de leyes como la del aborto o la de la violencia machista y abogando por políticas antieuropeístas y negacionistas del cambio climático. Nada ha dicho el líder del PP sobre ello.
Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno y amigo “a prueba de bombas”, como lo ha definido Feijóo, que también le ha arropado en el acto, ha enviado mensajes velados a su competidor por la derecha, pero sin cuestionar ninguno de sus planteamientos.
El fantasma de Vox flotó todo el tiempo en el ambiente. El líder del PP reconoció también su temor a que la izquierda conserve el Gobierno si el resultado está demasiado ajustado por el rechazo que provoca la extrema derecha en una parte del electorado. “Los que le dieron a Bildu la llave de la gobernabilidad de nuestro país lo fían todo a un supuesto miedo, pero su auténtico miedo es a las urnas, que ponen el 23 de julio”, contraatacó. “Ahora que ya no pueden ganar, lo fían todo a una carambola para volver a bloquear la gobernabilidad de España”.
Rajoy ayudó a Feijóo a combatir a Vox, con mensajes al electorado conservador en busca del voto útil para el PP. “Nosotros no somos un partido bisagrista como otros. Hay otros que tienen un revés y vuelan. ¿Dónde están UPyD, Ciudadanos, Podemos...? ¿Dónde están? Y dentro de poco, ¿dónde estarán otros?”, reflexionó el expresidente, muy ovacionado. Rajoy acusó a Sánchez de haber “intentado liquidar el espíritu constitucional” y de “revisar el pasado” y le atribuyó en exclusiva toda la responsabilidad de la polarización. “Lo peor es que han generado una división como no se conocía desde 1978″, dijo.
“Las pasadas elecciones fueron una enmienda a la totalidad al Gobierno Frankenstein”, defendió Rajoy, muy insistente en calificar así a la coalición gubernamental que lo expulsó del poder con una moción de censura en junio de 2018 tras la sentencia del caso Gürtel. El 23 de julio, afirmó Rajoy olvidando deliberadamente a Vox —aunque ninguna encuesta augura que el PP pueda gobernar sin los ultras—, “se elige entre Feijóo y el PP o el Gobierno Frankenstein, que es el PSOE, Podemos y todos los demás, que son veintitantos partidos”.
Los simpatizantes del PP, entre los que causaron furor los abanicos de merchandising del PP, rieron con ganas con el tono socarrón de Rajoy, que quiso acordarse del actual presidente de la Xunta de Galicia, el discreto Alfonso Rueda, que en realidad ejercía de anfitrión: “Estoy aquí para apoyar a Feijóo y a nuestros candidatos, y a Rueda, que no se presenta a nada, pero me es igual, lo apoyo también”.
Simpatizantes del PP, sobre el programa de Vox: “No me da miedo, no se lo creen ni ellos”
Vox ha lanzado un órdago al PP con un programa electoral cargado de medidas radicales que desafía a Alberto Núñez Feijóo, quien según todas las encuestas necesitará a la extrema derecha para gobernar. Sin embargo, militantes y simpatizantes populares que asistieron al mitin del PP de este domingo en la plaza de toros de Pontevedra no manifestaban preocupación por las propuestas del partido ultra. “Vox no me da miedo, su programa no se lo creen ni ellos”, decía Juan Escobar, un militante de 75 años de origen chileno pero afincado desde hace décadas en Galicia tras haberse casado con una gallega. “No van a poder derogar la ley del aborto ni la de la violencia contra las mujeres. Sencillamente, no se puede hacer”.
En todo caso, Escobar se confesaba de acuerdo con algunas ideas de Vox, como “los excesos del feminismo”. “Me trae sin cuidado que Feijóo los meta en el Gobierno”, insistía mientras esperaba pacientemente a que comenzara el mitin.
“Si hay que pactar por necesidad, se pacta. Peor que Pedro Sánchez no hay nadie”, argumentaba Paz, otra simpatizante de avanzada edad en la plaza de toros, donde predominaban los sénior. “Yo no estoy de acuerdo ni con la ley del aborto ni con la de la eutanasia”, reconocía la mujer, que sin embargo decía que Vox tampoco le gusta porque, antes de hacerse del PP, fue simpatizante del “partido galleguista”, una formación nacionalista gallega. Pese a ello, no se oponía a un Gobierno conjunto PP- Vox.
Muchos militantes populares parecen resignados a un Gobierno de coalición de su partido con la extrema derecha, aunque no les guste el partido de Santiago Abascal. La mayoría de los consultados este domingo no estaban al corriente de los detalles del programa electoral de Vox, aunque pedían a su líder que ate en corto a sus posibles socios. “No me gustan las propuestas que escucho de Vox, pero si hay que hacerlo, habrá que gobernar con ellos”, señalaba un hombre de mediana edad que prefería el anonimato. “Feijóo tendrá que ejercer un control exhaustivo de Vox”, zanjaba.
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