El independentismo impone al exconsejero Josep Rull como presidente del Parlament
Los secesionistas logran monopolizar la Mesa tras una sesión de constitución llena de incertidumbre y controversia por desoír al Constitucional con los votos delegados
La XV legislatura catalana comenzó ayer su recorrido en una sesión constitutiva llena de incertidumbre y controversia. El exconsejero e indultado tras el juicio al procés Josep Rull, presidirá una Cámara legislativa donde el independentismo controla la Mesa, su órgano rector, pese a haber perdido su mayoría absoluta el 12-M. La fotografía es el resultado de un acuerdo in extremis entre Junts per Catalunya, Esquerra Republicana y la CUP. El PP y Vox cargaron contra la decisión de la Mesa de Edad de desoír al Tribunal Constitucional sobre la imposibilidad de contabilizar los votos delegados de los diputados electos Carles Puigdemont y Lluís Puig. Y el PSC, primera fuerza, tuvo que consolarse con tres sillas en el órgano rector de la Cámara y hace números para ver cómo podrá hacer valer su triunfo en el debate de investidura al que quiere someterse Salvador Illa.
Primero, la incertidumbre. A la sesión constitutiva del Parlament se llegaba sin acuerdo cerrado, ni orientado en un eje de izquierdas o uno independentista. El solapamiento de la campaña de las elecciones europeas con las negociaciones de los pactos postelectorales de los comicios de mayo dificultaba cualquier tipo de acuerdo. Junts y ERC llegaban de una difícil noche electoral de los comicios europeos donde el PSC volvía a imponerse y el apoyo a las fuerzas secesionistas perdía 930.000 votos.
Poco antes de que comenzara la sesión, los comunes aceptaron que se votarían a sí mismos en la elección para el presidente de la Cámara. Esa decisión despejaba el camino a los independentistas para intentar hacer valer sus votos. ERC aceptó votar a Rull, pero no quiso revelar la estrategia para evitar que el PP quisiera mover ficha y se repitiera lo que voces de la dirección califican de “jugadas [Manel] Valls”, en referencia a la movilización de las fuerzas no secesionistas para bloquear mayorías pro independencia como ocurrió cuando Ernest Maragall (ERC) perdió en 2019 la alcaldía de Barcelona tras una operación entre los comunes, los socialistas y Ciudadanos, que acabó rompiendo con Valls.
Después, la controversia. Vino de la mano de la Mesa de Edad, el órgano compuesto por el diputado o diputada de más edad (Agustí Colomines, Junts) y los dos más jóvenes (la republicana Mar Besses y Júlia Calvet, de Vox). Su papel es meramente operativo -encargarse del proceso de elección de la Mesa del Parlament- pero el exdirector del think tank de Convergència (CATDem) aprovechó su presidencia para criticar lo que considera una cruzada anticatalanista de parte del poder judicial contra el Parlament. “Algunos dicen que en Cataluña se ha llegado al final de su historia, pero la historia continúa. La contradicción no está resuelta, la cuestión de fondo no se va de un día para otro. De nosotros depende que ignoremos o no las cuestiones de fondo”, dijo.
Colomines, además, dejó claro que aceptaría los dos votos de Puigdemont y Puig. Una decisión a la que abiertamente se opuso Calvet y sobre la que el PSC calló, pese a que la decisión del Constitucional sobre el exconsejero llegó por un recurso de los socialistas en 2023. El líder del PP, Alejadro Fernández, afeó a Colomines por su discurso y por su decisión de contabilizar los votos desoyendo al Constitucional. Por su parte, el hasta ahora portavoz de Vox, Joan Garriga, anunció que se querellará contra los miembros de la Mesa de Edad que hayan aprobado el voto delegado “por desobediencia y prevaricación”.
El resultado de la votación no dejó lugar a dudas de la existencia del bloque independentista. Rull salió elegido en segunda votación con 59 votos a favor mientras que la candidata socialista, Sílvia Paneque, logró los 42 de su grupo. En la primera vuelta, ERC evitó votar al exconsejero de Territorio condenado a 10 años y seis meses de cárcel e inhabilitación por sedición en el juicio al procés y después indultado por el Gobierno para evitar desvelar la operación. Eso sí, la portavoz republicana, Marta Vilalta, explicó posteriormente en una rueda de prensa que esa votación no tiene nada que ver con la de una debate de investidura, una votación para la que dice que no hay aún una posición decidida. Rull es un nombre que no genera alergias en ERC y se trata del primer exconsejero del Gobierno de Carles Puigdemont que vuelve a la primera línea de la política catalana.
Los independentistas lograron la mayoría de la Mesa al obtener cuatro de los siete asientos, frente al PSC que tendrá los otros tres. Las dos vicepresidencias han recaído en Raquel Sans (ERC) y David Pérez (PSC) y las cuatro secretarías se han repartido así: Glòria Freixa (Junts); Juli Fernández (ERC), Rosa María Ibarra (PSC) y Judit Alcalá (PSC). Pese a no tener ningún acuerdo, los comunes votaron a una de las socialistas para evitar el ingreso del PP al órgano rector de la Cámara.
Pese a su desasosiego, el PSC desde un inicio dio por descontado que Rull sería el presidente del Parlament. Muestra de ello es que las primeras filas del partido le saludaron efusivamente al entrar al hemiciclo. “Hoy aún hay tres escaños vacíos. Es una anomalía que tenemos que ser capaces de reorientar y desde esta presidencia seremos sensibles a ello”, aseguró el exconsejero en su primer discurso. Y también dejó claro que piensa plantar cara ante lo que considera “injerencias”. “Aquí se debe de hablar de todo sin miedo a ser privado de libertad”, apostilló.
El flamante presidente de la Cámara, de conocido talante conciliador y conocedor de los entresijos parlamentarios, tiene entre sus deberes inminentes hacer la ronda de contactos para elevar en 10 días el nombre de un candidato a la investidura. David Cid, portavoz de Comuns Sumar, aseguró ayer la estrategia de Junts es ir a la repetición electoral, pero lo cierto es que aún queda juego. La elección de Rull da muy posiblemente un paso directo a Puigdemont a un debate donde la mayoría independentista sólo sumaría más síes que noes en caso de que el PSC, ganador de los comicios, se abstenga.
Tras ese debate fallido, Rull podría proponer otro para Illa si viera que hay posibilidad de que este salga adelante. PSC y comunes suman 48 diputados. Los votos de ERC tendrían la clave, una decisión que al final recaerá en una consulta con las bases y cuyas condiciones se han de fijar este sábado en un Consell Nacional de la formación. La otra opción es irse a una repetición electoral muy incierta para los republicanos, que ya el 12-M se dejaron 13 diputados.