“¿Elecciones en Cataluña? ¿Cuándo?”: los partidos chocan con un electorado desmotivado en la recta final de la campaña
Una cuarta parte de los votantes todavía no sabe qué votará a menos de una semana para las elecciones catalanas
—¿Elecciones? ¿Generales? ¿Cuándo, dónde?— pregunta ella en el chat.
— Catalanas, 12M —contesta otra— ¿No os habéis enterado?
— Yo sí, la semana pasada— añade una tercera.
— Yo diría que sí, se me solapan las cosas— tercia una cuarta.
Y una pregunta final: “¿Pero vuelve Puigdi?”
Esta conversación de chat puede ser una anomalía, pero no es una rareza. Los indecisos y los desmovilizados, incluso los que no se han enterado, siguen siendo un grupo importante de los potenciales votantes ...
—¿Elecciones? ¿Generales? ¿Cuándo, dónde?— pregunta ella en el chat.
— Catalanas, 12M —contesta otra— ¿No os habéis enterado?
— Yo sí, la semana pasada— añade una tercera.
— Yo diría que sí, se me solapan las cosas— tercia una cuarta.
Y una pregunta final: “¿Pero vuelve Puigdi?”
Esta conversación de chat puede ser una anomalía, pero no es una rareza. Los indecisos y los desmovilizados, incluso los que no se han enterado, siguen siendo un grupo importante de los potenciales votantes a menos de una semana para las elecciones catalanas. Hay una parte de la población que no se ha activado todavía. El último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que se conoció este lunes, remarca las dudas de buena parte del electorado. Uno de cada cuatro votantes (24,9%) asegura no tener claro qué papeleta elegirá el próximo 12 de mayo, un porcentaje mayor que el anterior informe (16%), del 25 de abril. Casi el 23% de los consultados sostiene que deciden su voto durante la última semana de campaña.
La encuesta de 40dB. para EL PAÍS y la SER, a menos de una semana para los comicios catalanes, arroja que hay un 28,4% de electores entre los que votarán en blanco, nulo, no votará, o no sabe qué hará. Cuando se les pregunta por qué partido o coaliciones siente más afinidad, un 10,3% contesta que por ninguno. Sobre la probabilidad de ir a votar, un 57,4% de catalanes asegura que acudirá a las urnas, de modo que hasta un 42,6% son potenciales abstencionistas. Ante esos datos, todos los partidos están redoblando esfuerzos para hacer un llamamiento a la participación.
“El CEO (Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat) lo preguntó hace tres semanas: “¿Me sabría decir la fecha de las próximas elecciones al Parlament de Catalunya?” Solo el 47% conocía la fecha exacta, y otro 12% al menos la sabía de forma aproximada. El 41% restante respondió mal o reconoció que no estaba al tanto del asunto”, explica el periodista de EL PAÍS Kiko Llaneras. Además, se ve con claridad que los jóvenes son los más desconectados ante estos comicios. “El 69% de los mayores de 65 años conocía la fecha electoral, frente al 47% de la gente entre 25 y 34 años, y el apenas 35% de los jóvenes de 18 a 24 años. Sencillamente, una parte considerable del electorado catalán parece poco pendiente del ciclo electoral”, añade.
“La gente no vive al margen de los periodos electorales, pero sí un poco al margen de la política por una cierta fatiga comunicativa. Como se vive en la llamada ‘campaña permanente’, un concepto que significa que entre campañas electorales los partidos comunican constantemente para mantener a los suyos y robar votos, eso hace que el ciudadano reciba impactos electorales constantemente”, explica Carles Pont, profesor del departamento de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Pont apunta una de las causas de este hartazgo: el no acabar las legislaturas.
2024 es el año en el que medio planeta está llamado a las urnas. Solo en España hay convocadas tres citas electorales en apenas tres meses: las vascas, ahora las catalanas y el 9 de junio las europeas. “En el caso de Cataluña, llevamos más de 10 años sin acabar la legislatura y eso lleva a muchos periodos electorales. En consecuencia, el ciudadano piensa que le hacen constantemente marketing electoral y genera cierta desconfianza hacia el político. La idea es que cuanto más acortas las legislaturas, más comunicación política tienes que hacer”, señala Pont. El profesor considera también que los partidos deberían evitar la polarización con mensajes cortos y no argumentados que solo llevan a la elección entre blancos y negros. No hay término medio y eso genera incomodidad. Es el caso de la inmigración: o estás a favor o en contra. Hay hartazgo, pero también desconocimiento. Un dato: solo uno de cada 10 catalanes sabe decir el nombre de un conseller del Govern, según el CEO de marzo de este año, un 17% dice un nombre incorrecto y hasta un 72% confiesa no saber ninguno o bien no responde.
Salvador Illa (PSC) es el favorito en las encuestas para estas elecciones. Reconoce que siempre hay un porcentaje de personas que no están movilizadas, pero agrega: “Sí que noto que la gente tiene conciencia. Afortunadamente para los ciudadanos, sus vidas tienen más dimensiones”. Precisamente el pasado domingo, desde El Prat de Llobregat, y tras comerse una paella, Ada Colau y Jéssica Albiach colgaron un vídeo en Instagram donde constataron que hay muchísima gente en Cataluña que todavía no sabe que el 12 de mayo hay elecciones al Parlament. Albiach reconocía a Colau que no le acaba de sorprender esa afirmación: “La gente ya tiene suficientes problemas como para estar todo el día viendo a políticos peleándose. Pero es cierto que si no vamos a votar, acaban ganando los de siempre que no quieren que nada cambie”. Desde Argelès-sur-Mer (sur de Francia), Carles Puigdemont (Junts) también lanza mensajes para tratar de pescar votos entre el desánimo. El expresident insiste en la trascendencia que tienen los comicios del 12 mayo. “Hay mucho en juego”, dice, y apela a la utilidad del voto “no solo para rastrillar apoyos entre el independentismo sino entre todos aquellos, independentistas o no, que quieren dejar un futuro mejor para sus hijos y nietos”. Por su parte, era Pere Aragonès (ERC) quien defendía acaloradamente el pasado domingo en el barrio de Gràcia de Barcelona la necesidad de votar para que pueda seguir con su obra de Gobierno.
La cuestión es que la participación en Cataluña ha sido históricamente más elevada en unas elecciones generales que en las autonómicas, en las que parte de la población no se siente tan concernida. La década del procés rompió esa dinámica porque en 2012 alcanzó el 69%, en 2015 subió hasta el 77% y en 2017 se encaramó hasta el 79%. La politización de la sociedad fue entonces altísima (en algunas zonas de Barcelona llegó al 90%) y esa tendencia ha bajado. En los últimos comicios autonómicos de 2021, la participación se desplomó hasta el 51% pero queda la duda de si realmente influyó en la abstención que se celebraran en plena pandemia. Con un votante habitualmente menos movilizado en las autonómicas, los socialistas confían en que sus electores se acerquen a las urnas empujados por el efecto Pedro Sánchez. Con todo, en las elecciones del 23-J, la participación fue del 62,68%, cuatro puntos por debajo de la media en España de 66,59%.