De la explosión de Vox al hundimiento de Cs: balance de los partidos en las provincias de Castilla y León

El PP solo consigue sumar escaños en tres provincias y la candidatura de Soria ¡Ya! gana en su provincia especialmente a costa del PSOE

El candidato a la Presidencia de la Junta de Castilla y León por el PP, Alfonso Fernández Mañueco, lanza un beso al público este domingo en Salamanca. Foto: MANUEL ÁNGEL LAYA (EUROPA PRESS) | Vídeo: EPV

Las elecciones autonómicas más atípicas de la historia de Castilla y León –en el mes de febrero, desgajadas de las municipales y con el voto más disperso merced a las formaciones localistas y de la plataforma España Vaciada– dejaron este domingo al ...

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Las elecciones autonómicas más atípicas de la historia de Castilla y León –en el mes de febrero, desgajadas de las municipales y con el voto más disperso merced a las formaciones localistas y de la plataforma España Vaciada– dejaron este domingo al PP, vencedor de los comicios, absolutamente dependiente de Vox para conservar una región que gobierna desde 1987. El partido de extrema derecha, que presentó como cabeza de lista al abogado burgalés Juan García-Gallardo, un personaje totalmente desconocido antes –y también después– de la campaña, fue el gran beneficiado del adelanto electoral que decretó Alfonso Fernández Mañueco el 20 de diciembre para sacudirse el lastre de la coalición con Ciudadanos. 54 días después, el objetivo de Mañueco de emular a su correligionaria madrileña Isabel Díaz Ayuso y obtener una mayoría, si no absoluta, al menos lo bastante sólida para gobernar cómodamente en solitario, ha fracasado con estrépito. Mañueco ya no dependerá de su detestado Francisco Igea, de Cs, laminado en las urnas, pero a cambio queda prisionero del partido ultra. La estrategia de Pablo Casado de convertir la cita castellanoleonesa en el primer jalón de un itinerario victorioso hacia La Moncloa, con escala en las elecciones andaluzas, queda también seriamente dañada.

El PP, estancado en cinco provincias. El PP obtuvo 31 procuradores, apenas dos más de los que tenía en 2019; una victoria pírrica para las expectativas que le prometían las encuestas al inicio de la campaña, y que se fueron desinflando durante las semanas previas a los comicios. La polémica por las macrogranjas, las críticas de Aznar al liderazgo de Casado —cuyo discurso se ha hecho más destemplado a medida que avanzaba la campaña— o el voto erróneo del diputado Casero que propició la aprobación de la reforma laboral en el Congreso el 3 de febrero han pesado en la recta final. Mañueco, con varias causas de corrupción alrededor, entre ellas la que afecta a la financiación de las primarias que ganó en 2017, solo consigue un procurador más en Burgos, Segovia y Salamanca. Este aumento se vio lastrado por un acta perdida en Soria. En las otras cinco provincias no logró subir.

Vox crece en toda la región. El resultado, salvo que haya un acuerdo inédito de gran coalición con el PSOE o la abstención de este partido a la investidura, deja al PP a merced de la ultraderecha de Vox. El partido de Santiago Abascal obtuvo 13 procuradores, 12 más de los que tenía en las Cortes. La suma de ambos partidos otorgaría la mayoría absoluta (44 sobre 41), pero ahora la gran incógnita es saber qué exige Vox para volver a hacer presidente a Mañueco. Abascal, durante la campaña, no cerró ninguna puerta: entrar en el Ejecutivo; apoyarlo desde fuera, como en Madrid, o quedarse fuera. Este domingo dijo que a su candidato, Juan García-Gallardo, cuyo único mérito político conocido es haber borrado una serie de tuits homófobos tras conocerse su candidatura, “se le está poniendo cara de vicepresidente”. La formación populista, con una de cada seis papeletas (17,60%) obtuvo tres escaños en Valladolid, dos más de los que tenía; entra con fuerza en Burgos, León y Salamanca (+2); obtiene un acta en Ávila, Palencia, Segovia y Zamora, y solo se queda fuera en Soria.

El PSOE cae pese al voto urbano. La candidatura encabezada por Luis Tudanca perdió siete escaños con respecto a los 35 de junio de 2019, cuando fue la fuerza más votada. El castigo fue especialmente significativo en Soria, donde perdió dos de los tres procuradores, que fueron a parar a la candidatura Soria ¡Ya! Los socialistas consiguieron retener la victoria en León, una provincia que les suele ser favorable, aunque perdió uno de sus seis procuradores, y es la fuerza más votada en Valladolid, Burgos y Palencia, las provincias más urbanas. El PSOE también se dejó un acta en Burgos, Salamanca, Segovia y Valladolid. En Ávila, Palencia y Zamora mantuvo su representación.

Soria ¡Ya! salva a la España Vaciada. La formación localista soriana liderada con Ángel Ceña hizo valer su posición de fuerza con mayor implantación popular del conglomerado de la España Vaciada. Obtuvo tres de los cinco escaños de esta provincia, la más pequeña y afectada por la despoblación de la comunidad, y dañó las expectativas tanto del PSOE como del PP. El partido arrasó en la capital de la provincia, con un 50% de los votos. La irrupción de España Vaciada, no obstante, fue limitada: las candidaturas de Palencia, Burgos, Salamanca y Valladolid, no obtuvieron acta.

UPL sube. Dentro de las formaciones de ámbito no estatal, la otra gran triunfadora fue Unión del Pueblo Leonés (UPL) El partido, que reclama la escisión de León, Zamora y Salamanca de la comunidad autónoma, logró tres escaños, dos más de los que ya tenía, ambos a costa del PSOE. UPL fue la fuerza más votada en León capital, la segunda ciudad de la comunidad.

Se mantiene el partido provincialista de Ávila. El partido Por Ávila, la escisión del PP que se presentó en 2019, repitió su resultado, con un escaño.

Igea, por la mínima. Ciudadanos se llevó un batacazo paralelo al despegue de Vox, y solo consiguió conservar el acta por Valladolid de su líder, Francisco Igea. El partido de Inés Arrimadas, con un 4,7% de los votos, queda condenado a la irrelevancia en una comunidad en la que tenía 13 procuradores.

Unidas Podemos, solo en Valladolid. La formación liderada por Ione Belarra perdió uno de los dos procuradores que tenía, y eso que en esta ocasión concurrían por primera vez la coalición (en 2019 se presentaron por separado Podemos e Izquierda Unida). La apuesta de su líder, Pablo Fernández, de presentarse por Valladolid y no por León, su provincia, resultó exitosa.


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