El radicalismo de las buenas formas cotiza al alza frente al populismo en las elecciones andaluzas

Los expertos concluyen que la apuesta por la moderación se debe a que la mayoría de los votantes se sitúa en el centro político, sin voto fijo y que deciden al final

El secretario general del PSOE de Andalucía y candidato a la Presidencia de la Junta, Juan Espadas, conversa con los vecinos de Sevilla, este lunes.Julio Muñoz (EFE)
Madrid -

Macarena Olona ya lo avisó antes de comenzar la inminente campaña electoral en Andalucía. Quiere llegar “con una motosierra” y “una tijera de podar” para gobernar con las políticas sin complejos de Vox y acabar con la gestión “al ralentí” de estos años del PSOE y el PP, entre los que no hace grandes distingos. En Olona no se entiende la moderación. Disfruta de la confrontación. Sus dos grandes contrincantes, Juan Manuel Moreno y ...

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Macarena Olona ya lo avisó antes de comenzar la inminente campaña electoral en Andalucía. Quiere llegar “con una motosierra” y “una tijera de podar” para gobernar con las políticas sin complejos de Vox y acabar con la gestión “al ralentí” de estos años del PSOE y el PP, entre los que no hace grandes distingos. En Olona no se entiende la moderación. Disfruta de la confrontación. Sus dos grandes contrincantes, Juan Manuel Moreno y Juan Espadas, son en varios aspectos similares y del perfil opuesto al cartel electoral de Vox. Gestores sin estridencias. Los expertos consultados explican esa apuesta por la templanza en que el 60% del electorado se ubica en el centro, sin voto fijo a un partido, y que deciden al final según el estilo del candidato.

El PP de Juan Manuel Moreno, según la última encuesta del instituto 40 dB para EL PAÍS y la Cadena SER, escalaría hasta el 36,5% de los votos en las elecciones del 19-J en Andalucía, 16 puntos más que en 2018, engullendo lo que perdería Ciudadanos y recogiendo hasta 48 escaños, 22 más que ahora, lo que le acercaría a gobernar en solitario. La mayoría absoluta está en 55, pero serían más que toda la izquierda. Olona y Santiago Abascal, el líder de Vox, ya han avisado de que no habrá respaldo gratis y han ironizado incluso con que a Moreno se le está poniendo cara de vicepresidente.

La campaña oficial ha arrancado así con una tensión evidente entre los candidatos del PP y del PSOE por confrontarse como los más moderados, centrados y buenos gestores, con la intención de eludir las embestidas dialécticas y mediáticas de Olona y Vox, para no darle más alas. La moderación en política “siempre debería funcionar”, según varios analistas que, sin embargo, discrepan sobre a quién beneficia más en este caso. La mayoría coincide en que ahora, y en Andalucía, el que más rédito le puede sacar es el aspirante más conocido: Moreno. Un 95,6% de los encuestados le identifica y 67,2% lo hace con Espadas.

Rafael Rubio Núñez, doctor en Derecho Constitucional, advierte: “El principio básico es que la moderación es siempre buena para el gobernante, pero ahí se necesita que los demás sigan ese juego y en este contexto global actual de crisis y polarización el cambio se confunde con la agresividad para destacar. En las últimas nueve elecciones en Latinoamérica, ninguno de los gobernantes que se presentaba ha sido reelegido”. Este consultor político constata que Moreno hizo una apuesta hace seis años desde la oposición a largo plazo por reforzar su imagen más moderada y ahora la quiere completar con otro marco: “Gestión frente a ruido”. Y explica la razón de que el aspirante popular se quiera alejar todo lo posible de Olona, Vox y sus polémicas: “Cuando necesitas el foco, el discurso radical funciona y lo gana el más radical, pero Moreno lleva ya casi cuatro años en el cargo y ya no está en esa pelea por la atención”.

El ensayista Manuel Arias Maldonado incide en el uso de la polarización por “los partidos extremistas, como Vox o Podemos, para llamar la atención porque no tienen otra”, pero comprende que para las formaciones “atrápalo-todo” como PP y PSOE sea “más fructífero el centro moderado”. Pero matiza una diferencia: “Para Moreno es astuto no meterse en líos ideológicos, porque tenía el cometido en esta legislatura de disipar el temor que podía suponer para el electorado la regresión de que llegaba la derecha, pero para Espadas, que es mucho menos conocido, esa situación es más desesperada”.

El consultor sevillano Eduardo Peinado, responsable de la empresa de Asesoría Strategic Words, coincide en que a Moreno y al PP lo que les conviene ahora es “cruzar los dedos, llegar al 19-J y que nadie la líe”. Y, por tanto, evitar las presencias de expresidentes nacionales (Rajoy y Aznar no estarán) y sobre todo la de la madrileña Isabel Díaz Ayuso: “La movilización de perfil bajo de Moreno está hecha y no debe seguirle el juego a Vox”. Peinado corrobora que la política española “se está latinoamericanizando y crispando”, pero observa que en la pirámide de esta campaña aún faltan dos fases clave por llegar para estar aún más polarizada y determinada: “La lucha por los indecisos informados, los más moderados y transversales, y la de los indecisos desinformados, los más emocionales”. En el PP andaluz manejan datos sobre un presunto trasvase de un 10% de votantes socialistas que podrían decantarse ahora por Moreno para evitar a Vox “y porque le han perdido el miedo a la derecha”, señala Peinado.

José Félix Tezanos, presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), apunta varios fenómenos y datos a tener en cuenta ante un electorado “cada vez más errático y de trasvases entre partidos de zonas tangentes que se combinan en la franja de la moderación y la lunática e impredecible de la política”. Hasta un 60% de las personas que participan en las encuestas se define como de centro, centroderecha o centroizquierda. Un 20% duda entre votar a dos o tres partidos distintos. Y un 33% decide su voto en la última semana y un 8% el último día, dependiendo mucho del perfil del candidato.

Para Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor y consultor, la moderación es “indiscutiblemente un activo político”, pero de manera “más profunda que un simple talante ensayado” y potenciando “ante el desafío del populismo o la antipolítica, la contención verbal, la serenidad y el sentido común”. Gutiérrez-Rubí se agarra a la tesis de Norberto Bobbio: “La moderación es la nueva radicalidad frente al populismo. Las formas en políticas son fondo, no solo estrategia. En estos tiempos duros de los arrogantes, la moderación y la templanza pueden ser la mejor arma para resistirlos y derrotarlos”.

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