De la noche en Olocau al avance imparable de las llamas en Bejís: “El fuego se está comportando de manera caótica”

Viaje a dos poblaciones en vilo por los incendios en la Comunidad Valenciana, donde las llamas arrasan 31.000 hectáreas de masa forestal en una semana

En la imagen, medios aéreos trabajando desde primera hora de ayer viernes en el paraje de la Cueva Santa en Altura (Castellón).Domenech Castelló (EFE)

Un fuego virulento y cambiante complicaba la extinción del ingobernable incendio forestal de Bejís, en Castellón, que ayer siguió su avance tras devorar más de 19.000 hectáreas de superficie forestal desde que se declaró el pasado lunes. La población de Altura, en Castellón, con 3.500 vecinos, luchaba este viernes contra dos frentes que afectaban al municipio. El siniestro estaba descontrolado en algunas zonas y a mediodía ...

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Un fuego virulento y cambiante complicaba la extinción del ingobernable incendio forestal de Bejís, en Castellón, que ayer siguió su avance tras devorar más de 19.000 hectáreas de superficie forestal desde que se declaró el pasado lunes. La población de Altura, en Castellón, con 3.500 vecinos, luchaba este viernes contra dos frentes que afectaban al municipio. El siniestro estaba descontrolado en algunas zonas y a mediodía el viento empujaba las llamas hacia los vecinos municipios valencianos de Alcublas y Andilla, con sus habitantes confinados. “El incendio se está comportando de una manera caótica”, explicó la alcaldesa de Altura, Rocío Ibáñez. En poco más de una semana se han quemado más de 31.000 hectáreas en los incendios de Vall d’Ebo (Alicante), de Bejís y Les Useres (Castellón).

Las poblaciones desalojadas por el avance de las llamas —Bejís, Torás, Teresa y Sacañet— seguirán en el mismo estado hasta que hoy sábado se realice una nueva evaluación, ya que había rebrotes en diferentes zonas del incendio y, todavía, no se puede garantizar la seguridad, según informó la consejera valenciana de Interior, Gabriela Bravo. “No está controlado y estamos esperando a ver qué pasa en las próximas horas con el viento”, añadía la regidora de Altura desde el puesto de mando en Viver y con el corazón en vilo. “Hemos pedido a los vecinos que no circularan por los caminos ni las pistas forestales del término para facilitar la tarea de los servicios de extinción, sobre todo, los que se dirigen hacia el santuario de la Cueva Santa”, un paraje de gran valor patrimonial y religioso de la comarca, asediado por el fuego.

En Bejís, su alcaldesa, María José Madrid, pidió paciencia a los vecinos afectados por el incendio que querían regresar a sus hogares porque “aún quedan frentes abiertos, aunque se vea el cielo azul”. “Esto no hay nada que lo solucione, no paran de salir frentes por todos los lados”, se lamentaba impotente Madrid ante un fuego con un perímetro de más de 120 kilómetros.

A Belén Montalbán, vecina de Altura, las llamas que cercan el santuario, a unos 12 kilómetros del casco urbano, le recuerdan el incendio que asoló parte del término municipal hace una década. “Fui muy duro entonces y ahora también”, dijo echando mano de los recuerdos. El pasado martes subió al municipio de Jérica y desde allí parecía imposible que las llamas llegasen a su pueblo, “pero de Bejís empezó a bajar, luego saltó a Jérica y Viver y más tarde a Altura. Ayer [por el jueves] fue un día terrible: el fuego llegó al santuario y los medios de extinción han trabajado toda la noche para que no quedara arrasado”.

Esta arquitecta, de 40 años, asegura que en Altura están con el corazón encogido. “Ves tus montes, todos nuestros parajes y piensas otra vez en el desastre. Creo que el monte hay que cuidarlo más en invierno”, concluye. Del anterior siniestro algunas zonas boscosas se habían recuperado bastante, asegura.

Belén Montalbán, vecina de Altura, explica que la población está con el corazón en vilo por el avance de las llamas.KIKE TABERNER

En la plaza de Altura, a pocos metros del Ayuntamiento, Asunción, Pilar y Amparo, comentaban ayer las horas de incertidumbre por el incendio. “La cartera de Torás [uno de los pueblos desalojados] lleva desde el lunes acogida. Son ya seis días”, apuntaba Asunción. “Para nosotros la Cova Santa es nuestra tradición y no queremos perderla”, añadía Pilar.

En la rotonda de acceso al enclave de la Cova Santa, una patrulla de la Guardia Civil impedía a la población pasar por motivos de seguridad. El dueño de una granja de conejos, con más de 15.000 animales, trataba de convencerles de que dejaran pasar a un camión con alimento para su finca. Después de varias conversaciones, José vio cómo su camión enfilaba hasta la granja escoltado por una patrulla de la policía local de Altura después de horas de mucho agobio. El fuego estaba a unos 12 kilómetros y su explotación a solo cinco, en ese momento, fuera del alcance de las llamas.

La tristeza e impotencia en Altura contrastaba con el respiro de Olocau, un municipio de Valencia de 2.000 habitantes, situado en pleno parque natural de la Sierra Calderona, uno de los grandes pulmones verdes valencianos. A su alcalde, Antonio Ropero, le avisaron pasadas las dos de la madrugada del viernes que se veía fuego en la montaña. “Ha sido un gran susto porque Olocau se ha librado de los incendios durante años. Creemos que el origen ha sido un rayo latente y la situación ha sido complicada porque el foco se declaró a menos de tres kilómetros y medio del pueblo y a esa distancia cualquier incendio es peligroso”, narró el primer edil.

Los medios aéreos y terrestres se afanaron a primeras horas para que el fuego no saltara al barranco que rodea el municipio y pasadas las once de la mañana Emergencias lo dio por estabilizado aunque seguía activo. Ya no había llama y se estaba refrescando todo el área. La noticia, dada a conocer a través de un bando municipal, fue recibida por los vecinos y visitantes —Olocau quintuplica la población en verano— con un aplauso general de las personas que andaban por la calle o almorzaban en los bares.

“Hubiera sido un drama”, comenta Pepe Izquierdo, de 76 años y vecino de Olocau. “El problema es que antes se trabajaba en la sierra, agricultura y ganadería, pero al no ser actividades rentables se han abandonado y eso no es bueno para la montaña”, opinaba. El parque natural de la sierra Calderona, protegido en 2002, tiene miles de hectáreas de superficie, con el Garbí como la cumbre más conocida, y se encuentra a unos 30 kilómetros de la ciudad de Valencia. Los más de 40 medios aéreos y más de 300 terrestres pelean sin descanso contra el incendio del Alto Palancia y han evitado hasta ahora que entre en el parque natural.

En Alcublas, municipio confinado por el incendio de Bejís, varios vecinos, cansados del encierro de los últimos días, estallaron y salieron a la calle a protestar por la restricción y las autoridades decidieron suavizarla; así que, salvo cambios de última hora, podrán tener movilidad dentro del pueblo, pero no salir de él, para “dejar libres las vías para los medios de extinción y evitar peligros posibles de caídas de ramas o inclusión en zonas peligrosas”.

Las noticias más positivas, según la consejera de Interior, fueron que el incendio de la Vall d’Ebo se había conseguido estabilizar tras destruir 12.000 hectáreas de bosque. El incendio de Useres, con 800 hectáreas quemadas, se dio por extinguido.

Los incendios forestales se han llevado por delante 168.738 hectáreas de superficie entre el 1 de enero y el 7 de agosto de 2022, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica, informa Europa Press. La cifra pasa ya de triplicar la media de hectáreas quemadas en la última década (54.381 hectáreas).

Tres vecinas de Altura (Castellón) comentan en la plaza del pueblo las últimas noticias del incendio.Kike Taberner



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