La población de buitres negros del Pirineo se recupera

La serra de Boumort, en Lleida, acoge a 66 ejemplares de esta ave rapaz tras desaparecer a finales del siglo XIX

Dos ejemplares de buitre negro.Gerard Plana

El buitre negro (Aegypius monachus) desapareció de los Pirineos a finales del siglo XIX y 150 años después se recupera desde que fue reintroducida en 2007. Según Trenca -entidad dedicada a la conservación- en el marco del proyecto de preservación de esta ave, en 2024 se contabilizaron en la Reserva Nacional de Caza de Boumort -entre los Pallars y el Alt Urgell- 66 individuos (el 57% machos), se formaron 19 parejas y nacieron 11 polluelos de los que 9 llegaron a volar y a 6 se les instaló un GPS para conocer al detalle sus movimientos.

El buitre negro es una de las cuatro especies de rapaces necrófagas que moran en Europa, junto con el buitre leonado, el alimoche y el quebrantahuesos. Nidifica en la copa de grandes árboles, en masas forestales conservadas y forma colonias dispersas. La destrucción de este hábitat y las campañas de persecución directa le eliminaron de gran parte de Europa, incluido el noreste ibérico. Actualmente, aunque la población cree lentamente, sigue catalogado como “vulnerable” tanto a nivel estatal como en Cataluña.

La reintroducción, promovida por la Generalitat, pretende conectar las poblaciones ibéricas y centroeuropeas para mejorar la diversidad genética y reducir el riesgo de extinción de la especie. La colonia catalana muestra una tendencia positiva, con un récord de 66 ejemplares entre reintroducidos, los nacidos aquí y exógenos (9 en total: 3 de procedencia francesa y 6 ibérica). Aunque las tasas de éxito reproductivo y productividad mejoran, todavía están por debajo de la media española.

Como en años anteriores, en 2024 se monitorizó su movimiento y se vio que una de las hembras, Baürta, nacida en 2023, llegó a Senegal. Para los expertos el radioseguimiento continuo, con GPS, ayuda a comprender los movimientos in situ y ex situ, tener éxito en la reproducción e identificar amenazas. Hasta ahora, se han logrado algunos objetivos, como recuperar el macizo prepirenaico para la cría de una especie clave para el funcionamiento de los ecosistemas -las aves necrófagas tienen un papel primordial en las cadenas tróficas eliminando los cadáveres en el campo-.

El proyecto pretende extender la colonia a otros puntos en el oeste de los Pirineos. Por ello son relevantes los Puntos de Alimentación Suplementaria (PAS), cañones desde donde Trenca suministra alimento de forma controlada a buitres y otras necrófagas. Dos PAS están en el Pallars Jussà, uno en el Alt Urgell y hay un Punto de Alimentación Específica (PAE) en el corazón de la colonia, en Bourmort, para reforzar vínculos entre individuos reintroducidos. Es muy usado, sobre todo en época de cría, por mayor necesidad de alimento. Estos comederos son posibles desde 2013 gracias a Endesa. Para su responsable de biodiversidad, Inma Ordóñez, “es una oportunidad de tener un impacto positivo directo sobre la biodiversidad del territorio donde realizamos nuestra actividad”.

De los PAS se benefician otras aves, algunas amenazadas seriamente como el quebrantahuesos, el alimoche o el milano real. En 2024 se vertieron 15.435 kilos de carroña, con un menú específico adaptado a las distintas especies necrófagas y estratégicamente distribuido para favorecer la diversidad de las especies que los comen. Los buitres ayudan, indirectamente, a un gran ahorro de CO2, al reducir la necesidad de incineración de animales muertos. En 2024, el ahorro total de gases de efecto invernadero equivalente al volumen de carroña aportada fue de 4.208 kg de CO2.

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