La Generalitat se lanza a multiplicar los puntos de recarga para acelerar la transición hacia el coche eléctrico en Cataluña
El Govern impulsa un plan para reactivar un mercado que está “estancado” y busca recortar distancias con las exigencias de electrificación que fija la Unión Europea
La Generalitat apuesta por enchufar a la electricidad el parque automovilístico de Cataluña y ha previsto desplegar un ambicioso plan a cinco años vista con el objetivo de dar un acelerón a un mercado que se considera “estancado”. De los 121.000 vehículos que se matricularon en Cataluña el año pasado, menos de 20.000 son eléctricos puros o híbridos enchufables, un 14,3%. El dato se considera muy débil ante las exigencias de la Unión Europea, que demanda que en 2030 el 40% de los coches nuevos que se matriculen sean eléctricos. La desproporción es aún más notable si se tiene en cuenta que de todos los 5,3 millones de vehículos que constan matriculados en Cataluña, apenas 80.000 están propulsados por energía limpia, lo que supone un exiguo 1,5%.
Poner en la carretera más coches eléctricos y multiplicar por cinco la red de puntos de recarga son los dos pilares de un proyecto trabajado conjuntamente entre varias conselleries y que será presentado este lunes en Barcelona por Salvador Illa. Se van a contemplar bonificaciones y créditos blandos para la compra de coches nuevos a cargo de particulares, empresas o autónomos, y para combatir el extendido temor a quedarse sin corriente a medio viaje se cuenta con poder dar un salto notable a los puntos de recarga. Sobre el papel, las 9.000 mangueras eléctricas actuales deberían crecer hasta las 45.000 antes de 2030.
Uno de los objetivos es diseñar una red transversal y eficaz, con un mapa de surtidores que sea ajeno a criterios de rentabilidad basados en la población que reside en cada comarca, y que tampoco dependa de los volúmenes de tráfico que se registran en una zona concreta. En cambio, sí que se fija como un imperativo que la disposición de los puntos de recarga garantice no dejar huecos de desabastecimiento eléctrico. No se tienen dudas de que las grandes ciudades y las áreas con mayor densidad de población cuentan con una red de recarga incipiente pero eficaz, ya sea por la iniciativa pública o bien por el interés de empresas privadas. Sin embargo, se teme que las comarcas más rurales puedan quedar al margen de la transición hacia el vehículo eléctrico porque se hace difícil prometer la rentabilidad de habilitar ahí una estación de recarga de baterías. En este sentido, el plan de la Generalitat pretende garantizar que el eléctrico no choca con la misma problemática que han sufrido, por ejemplo, los clientes rurales de las entidades bancarias, que progresivamente se han quedado sin atención y servicios.
El president anunciará que, de entrada, la Generalitat va a predicar con el ejemplo porque en cuatro años el 90% de la flota de vehículos de la administración catalana van a ser eléctricos.
El que ha sido bautizado como Plan de Impulso al Vehículo Eléctrico se ha trabajado en paralelo con técnicos de las consejerías de Empresa, Territorio y Economía, además de contar con la colaboración de L’Energètica, la compañía pública de energía. Suya es la misión de habilitar 5.000 puntos de recarga en las sedes de las instituciones públicas catalanas para dar energía a la flota de vehículos de la Generalitat.
El plan identifica al transporte como el principal causante de la emisión de gases contaminantes, pero subraya que hay tres factores que siguen favoreciendo la supremacía del coche de combustión. Ante un proceso de compra, el precio, la autonomía de las baterías y la falta de puntos de recarga penalizan a los motores eléctricos. El proyecto desarrollado por el Govern parte de la premisa que hay que invertir la tendencia a base de poner facilidades para el eléctrico.
El diagnóstico de la Generalitat pone en valor que Cataluña cuenta con un potente compromiso con el sector de la automoción, donde en 2024 se produjeron 481.000 vehículos, un 20% de la producción estatal. Fundamentalmente, es un trabajo que corre a cargo del grupo Seat Volkswagen, pero la Generalitat sostiene que el sector automovilístico catalán engloba 325 empresas, genera una facturación de 14.700 millones de euros y da ocupación a 35.000 personas.