Orriols se aferra a proyectar desde el Parlament su política ultra en Ripoll ante el riesgo de perder la alcaldía

Junts y Esquerra siguen negociando para explorar un gobierno alternativo al de Aliança Catalana antes del 24 de febrero

Sílvia Orriols, durante el pleno del Parlament de Cataluña, este jueves.LALI PUIG

Sílvia Orriols dejó lo mejor para el final: “Visca Ripoll i visca Catalunya”. La líder del partido ultra Aliança Catalana recurrió a esa frase para cerrar ayer su intervención en el atril del Parlament, coincidiendo con el momento de extrema debilidad y donde la formación islamófoba e independentista se lo juega todo. La oposición en ese municipio de Girona explora un Ejecutivo alternativo como respuesta a la moción de confianza con que la alcaldesa y diputada aspira a poder aprobar los Presupuestos. Orriols conjuró ese riesgo convirtiendo su moción sobre las asociaciones islámicas vinculadas a los procesos de radicalización en Cataluña en una argumentación de a su política municipal ultra.

La líder de AC siempre ha agitado su bandera xenófoba desde que llegó a la Cámara, pero en el primer pleno del año se ha esforzado especialmente en desgranar su ideario: mezquitas, terrorismo, silencio cómplice de la comunidad musulmana, convivencia imposible, servicios públicos colapsados porque los que no tienen visa “no pagan” y aulas donde no se habla catalán. Todo en Ripoll, centro neurálgico del orriolismo que se expande por Cataluña, según las encuestas más recientes. Y todo con un culpable: lo que considera el ‘buenismo’ del resto de formaciones que no comparten su discurso. “¿Tendremos que continuar renunciando a buenos servicios porque cuatro déspotas ilustrados puedan hacer de ONG pública?”, le había espetado el martes al president Salvador Illa, durante la sesión de control y donde le pidió que le explicara la “perspectiva humanista” con que enfoca la inmigración.

No parece casual que Aliança Catalana remarque ahora mirada municipal en el Parlament. Sin socios en el consistorio de Ripoll que le aprobaran las cuentas para este año, Orriols recurrió la cuestión de confianza para tenerlas. Mediante esa herramienta legal, los alcaldes pueden aprobar normas como los presupuestos si no cuentan con el apoyo suficiente, pero abriendo la puerta a que la oposición pueda organizarse y desbancar al Ejecutivo con una moción de censura. Orriols no superó la prueba y ahora Junts y ERC tienen la posibilidad de formar un gobierno alternativo con el resto de grupos municipales antes del 24 de febrero.

“[Pido] Un cordón sanitario contra quien realmente toca, contra quienes nos consideran a todos infieles y con derecho a perdonarte la vida”, dijo Orriols en defensa de la moción sobre la radicalización, en una referencia velada ante los pasos que pueda dar ahora la oposición, que en el verano de 2023 fue incapaz de bloquear la llegada de Aliança a presidir la alcaldía de Ripoll. Allí las negociaciones avanzan en silencio. “Todavía no se puede decir nada, esta semana todavía tenemos reuniones”, detalló Maria Soldevila, portavoz del grupo municipal de Junts en Ripoll. Junts (3 regidores), ERC (3), PSC (2), PP (2), y Som-hi Ripoll (1) ya se han reunido en dos ocasiones y diversas voces explicaron que se necesitarán más días. “No es un tema sencillo, se deben tener las cosas bien habladas, generar confianzas a veces es un hilo que se rompe, debemos esperar y ponernos de acuerdo todos los grupos”, prosiguió Soldevila.

Con dos diputados en el Parlament, la líder de Aliança Catalana arrancó esta jueves por la mañana la defensa de la moción apelando al atentado del 17-A, de hace siete años, cuyos ideólogos residieron en Ripoll. “Fue un punto de inflexión en la percepción que la sociedad ripollesa tiene de una contracomunidad cada vez más exigente en cuanto a exenciones y privilegios”, empezó. Y subió aún más el tono para denunciar indiscriminadamente que “el Islam no es una religión de paz”, sino una ideología “político-religiosa que se extiende de manera frenética y violenta por todo el mundo”. Fuentes del Departamento de Interior cuestionan la relación entre delincuencia y raza y señalan que las tipologías delictivas deben tener en cuenta también indicadores económicos, entorno social y laboral; familiar, formación y situación de vulnerabilidad. Más adelante, en su intervención en el debate sobre la escuela pública, Orriols aprovechó el asesinato del activista iraquí Salwan Momika, conocido por la quema de ejemplares del Corán en Suecia, para atacar a la oposición. “A falta de una investigación rigurosa, parece ser que la religión de la paz que ustedes avalan ha vuelto”, dijo.

“Lo que pedimos hoy es que Ripoll sea liberado de esta lacra, que aquellos que flirtearon con el fundamentalismo y que infravaloraron la vida humana sean definitivamente derrotados y privados del altavoz que les permite adoctrinar en el odio y la violencia”. Una de las acciones más polémicas adelantadas en ese municipio por Orriols ha sido las trabas burocráticas para empadronarse, algo que incluso llevó a la Delegación del Gobierno a abrir un expediente. “De los empadronamientos fraudulentos derivan unos derechos, que tienen un costo y eso no lo asume quien ha entrado con visado sino los catalanes”, añadió.

La moción de Aliança no prosperó, al recibir solo los votos de PP y Vox, que transaccionaron su contenido. El resto de las formaciones votaron en contra. Los ojos estaban puestos en qué harían Junts y ERC, las dos formaciones sobre las que pivota el posible cambio de Gobierno en Ripoll. “Decir que todas las mezquitas son un nido de terroristas es tan absurdo como reclamar cerrar todas las iglesias católicas porque ha habido casos de pederastia”, le respondió el diputado de Junts Agustí Colomines a Orriols. Desde las filas de ERC, Joan Ignasi Elena le recordó que de los 1,3 millones de inmigrantes empadronados en Cataluña, 800.000 cotizan para la Seguridad Social.

Colomines también justificó la abstención de Junts en una propuesta de declaración institucional que Aliança Catalana llevó el pasado martes a la Junta de Portavoces y que no prosperó. El texto pedía rechazar el ataque sufrido por unos militantes del partido de Orriols, el pasado sábado en una carpa informativa en Barcelona. Vox y PP lo apoyaron y el resto de formaciones votaron en contra, siguiendo el acuerdo del pacto antifascista que también en su día suscribió Junts para aislar políticamente a la extrema derecha. “Condenamos todos los actos de violencia, por parte de la policía o de un grupo de extremistas en Les Corts”, defendió Colominas. Se trata de todo un giro de guion sobre cómo valora Junts usualmente ese tipo de incidentes, comparado con lo que decía cuando han sido protagonizados por Vox, PP o Ciudadanos. En 2021, la entonces portavoz del Govern, Meritxell Budó, incluso acusó a Vox de “provocar” por realizar un acto político en Vic durante la campaña para las elecciones catalanas, en unos incidentes que acabaron con un choque entre manifestantes.

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