Camil Ros: “El pim-pam político no puede jugar con los pensionistas, el transporte o los desahucios”

El secretario general de UGT Cataluña, reelegido para un tercer mandato, defiende que se siga aumentando el salario mínimo y se baje el precio de los alquileres

El secretario general de UGT, Camil Ros, en la sede del sindicato este viernes.Gianluca Battista

Desde que llegó a la secretaría general de UGT Cataluña en 2016, Camil Ros (Vallromanes, Barcelona, 52 años) ha sido testigo en primera línea de situaciones que no hubiese imaginado: un proceso independentista, una pandemia, un Gobierno de coalición o una crisis energética y de inflación, entre otras. Todas ellas, circunstancias que de una manera u otra han afectado a los trabajadores. Pese a la intensidad de los dos últimos mandatos ...

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Desde que llegó a la secretaría general de UGT Cataluña en 2016, Camil Ros (Vallromanes, Barcelona, 52 años) ha sido testigo en primera línea de situaciones que no hubiese imaginado: un proceso independentista, una pandemia, un Gobierno de coalición o una crisis energética y de inflación, entre otras. Todas ellas, circunstancias que de una manera u otra han afectado a los trabajadores. Pese a la intensidad de los dos últimos mandatos al frente del sindicato, Ros decidió afrontar un tercero y último, para el que fue reelegido el jueves pasado. Desde su cargo de secretario general de UGT Girona, Ros llegó al frente de la central para sustituir a Pepe Álvarez —que pasó a liderar la UGT Confederal y también fue reelegido para un tercer mandato hace dos meses—, y continuará en el puesto hasta 2029.

Pregunta. Es reelegido justo cuando algunas medidas sociales, como la revalorización de las pensiones o las ayudas al transporte, están en peligro por el rechazo de Junts y PP en el Congreso. ¿Cómo lo ve?

Respuesta. Esto no debería pasar en ningún sentido. El pim pam político no puede jugar con los pensionistas, con lo que cuesta el transporte público, con proteger a la gente de los desahucios... Tienen un gran impacto en las personas. Una cosa es la derecha y la extrema derecha, que quieren echar al Gobierno. Pero otra es la mayoría de la investidura: ahí la responsabilidad es del Gobierno pero también de quien lo apoyó. Tienen que saber gestionar su inestabilidad. Hemos convocado manifestaciones pero esperamos que lo solucionen antes.

P. ¿Pedro Sánchez es demasiado confiado, en la política y en la economía?

R. Es bueno que den mensajes positivos y de mejora, porque son ciertos. La reforma laboral ha dado una gran estabilidad al mercado de trabajo y los contratos indefinidos estimulan el consumo, se ha subido el salario mínimo, se hizo la excepción ibérica durante la crisis energética y todo contribuye para que tengamos un crecimiento importante. Pero la cara mala es que pese a todo, a la gente le cuesta llegar a fin de mes, por la crisis de la vivienda. No nos podemos quedar en lo que se ha hecho: hay que subir más el salario mínimo, hasta 1.400 euros en Cataluña, hay que limitar el precio de los productos de primera necesidad y hay que bajar los alquileres. El dinero no trae la felicidad, pero sí tiene que traer la tranquilidad de llegar a fin de mes.

P. ¿Esto lo está capitalizando la extrema derecha?

R. Donald Trump se ha servido de todo este descontento, pero luego, cuando gobierna la derecha o la extrema derecha, no se vive mejor que antes. Ni en la Comunidad Valenciana, ni en Estados Unidos, ni en Brasil, ni en Italia, ni en Ripoll. No hacen nada para subir los salarios o solucionar el problema de la vivienda, solo ponen fronteras y ven a los migrantes solo como mano de obra. Pero lo primero tiene que ser la acogida y la dimensión humanitaria, porque la mayoría viene de zonas de conflicto y se quieren integrar y aprender catalán. El primero que se aprovecha de los inmigrantes sin papeles es el empresario.

P. Otra medida que está en el aire, en parte también por Junts, es la reducción de la jornada laboral. ¿Han hablado?

R. Fuimos Pepe Álvarez y yo a Waterloo hace un mes a hablar con Puigdemont, una situación insólita porque la amnistía tiene que aplicarse y tendríamos que poder reunirnos aquí. Nuestra demanda es que dejen que se tramite el proyecto de ley en el Congreso, y luego negociar todos los aspectos, como ayudas a empresas. Si en pleno 2017 fue posible un consenso unánime en el Parlament para la Renta Garantizada de Ciudadanía, puede haberlo ahora en el Congreso para la reducción de la jornada.

P. ¿Qué opina de la eliminación del teletrabajo para los directivos de la Generalitat? ¿Está en peligro el teletrabajo?

R. En la pandemia se dijo que el teletrabajo venía para quedarse, y ahora vemos que fue un poco ingenuo. Las empresas, que vieron en el teletrabajo un ahorro de costes, ahora confunden teletrabajo con conciliación, pero no es así. Una de las cosas que bloquearon el Acuerdo Interprofesional de Cataluña fue que las patronales querían descontar parte del teletrabajo del sueldo. El teletrabajo se tiene que llevar a las nuevas realidades y hay muchas cosas que hay que revisar. Mi opinión es que la presencialidad también es importante.

Camil Ros, secretario general de UGT Cataluña, en la sede del sindicato, el viernes.Gianluca Battista

P. ¿Habrá presupuestos este año en Cataluña? ¿Serán expansivos?

R. Queremos que los haya, ni que sea para criticarlos, en Cataluña y en el Estado. Hemos tenido algunas conversaciones, pero no tenemos detalles. Queremos que se refuercen los servicios públicos, y en muchos casos esto es ampliar plantillas.

P. El secretariado nacional de UGT elegido en el congreso tiene un carácter continuista. ¿Qué ha cambiado desde que llegó?

R. De los que empezamos en 2016 solo quedamos tres, de los 15 que estamos en el secretariado. Ha sido una renovación gradual, piensa que teníamos el reto de relevar a Pepe Álvarez [que estuvo 26 años al frente de UGT Cataluña]. Dentro del sindicato tenemos que integrar una gran pluralidad, y es verdad que quizá tendríamos que cambiar los procesos para no tener que hacerlo en los pocos días del congreso. Estoy muy orgulloso de todo el sindicato, y del respaldo del 78%. Desde que empezamos hemos pasado de 105.000 afiliados a 111.000, y de 19.000 delegados a 23.000. Estamos en un buen momento.

P. Álvarez y usted completarán un tercer mandato, mientras que Javier Pacheco [secretario general de CC OO Cataluña] ha renunciado a ello. ¿No hace falta más renovación?

R. Ha renunciado porque en sus estatutos el límite es de dos mandatos y para un tercero, que es excepcional, necesita otros requisitos. Yo veo correcta nuestra limitación de tres mandatos, también que Álvarez continúe: es gracias a toda su experiencia en Cataluña que ha sabido llevar negociaciones y políticas en España.

P. Por primera vez, la presidencia de UGT Cataluña será compartida, entre Matías Carnero y Encarna Fernández. ¿Ha influido la polémica por las declaraciones contra Puigdemont que hizo Carnero en un mítin del PSC?

R. No, no. Matías hizo esas declaraciones como candidato de un partido. Internamente, en el sindicato, Matías es una persona de reconocida trayectoria, y eso no afectó en nada.

P. ¿Qué prioridades tiene en este mandato?

R. A corto plazo, el acuerdo para la reducción de jornada. Y seguir trabajando para que la gente cobre más. También, llevar al sindicato a tener un papel sociopolítico más importante, por ejemplo en temas como la crisis de la vivienda o llevar el debate sobre la inmigración a la integración y la acogida. Y, internamente, hacer un proceso de relevo para que quien sea escogido dentro de cuatro años, lo haga aún mejor.

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