Pactos contra el temporal en Cataluña

Esquerra, pero también PSC y comunes, han de ser generosos a la hora de buscar acuerdos para evitar que las derechas reviertan derechos

El president de la Generalitat, Salvador Illa, durante el debate de política general en el Parlament de Cataluña.Gianluca Battista

En Esquerra se resisten a enterrar la costumbre de mirar simultáneamente por el retrovisor de la izquierda –para ver qué ventaja le llevan al PSC– y por el de la derecha para saber a qué velocidad viene Junts per Catalunya. Y ello a pesar de que tanto los de Salvador Illa como los de Carles Puigdemont les han adelantado. Los socialistas se han hecho con el control de la Generalitat y Junts ha conseguido la primogenitura del independentismo. Los republicanos son la tercera fuerza política y, sumidos en el proceso de elección de la nueva dirección, afloran los viejos fantasmas. ERC debe superar ...

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En Esquerra se resisten a enterrar la costumbre de mirar simultáneamente por el retrovisor de la izquierda –para ver qué ventaja le llevan al PSC– y por el de la derecha para saber a qué velocidad viene Junts per Catalunya. Y ello a pesar de que tanto los de Salvador Illa como los de Carles Puigdemont les han adelantado. Los socialistas se han hecho con el control de la Generalitat y Junts ha conseguido la primogenitura del independentismo. Los republicanos son la tercera fuerza política y, sumidos en el proceso de elección de la nueva dirección, afloran los viejos fantasmas. ERC debe superar complejos. Lo ha hecho en la práctica, apoyando al Gobierno central o haciendo presidente a Salvador Illa, pero se resiste a sepultarlos. “El republicanismo catalán y su suerte está ligada a la de las izquierdas españolas. Bildu ya lo entendió”, sintetizó a este diario Joan Tardà, veterano dirigente de ERC.

Mientras lo nuevo no nace, lo viejo se resiste a morir en el fragor de la lucha por hacerse con el control del partido. Ahí habría que inscribir la propuesta planteada por las dos corrientes contendientes Militància Decidim, el equipo de Oriol Junqueras y Nova Esquerra Nacional, de Xavier Godàs, para someter a evaluación de los afiliados el grado de cumplimiento de los pactos ERC-PSC. Y un buen momento serían los presupuestos de la Generalitat para 2025. En realidad, lo que se persigue con la iniciativa es atraer los votos de la corriente Foc Nou, la más proclive al pacto con Junts per Catalunya.

Es cierto que una parte no menor de lo pactado entre PSC y ERC para hacer presidente a Salvador Illa pende de esos presupuestos para 2025. También lo es que los acuerdos deben fiscalizarse para ver su grado de cumplimiento. Y la presión que ejerce Junts per Catalunya sobre sus antiguos socios de ERC no es nada desdeñable. Pero no se puede recurrir a esa suerte de evaluación continuada con fines meramente domésticos y en clave interna. La militancia de ERC dio luz verde el pasado mes de agosto a la investidura de Salvador Illa por un estrecho margen del 53,5%. En el voto de los afiliados pesó sin duda la posición socialista con la aplicación del artículo 155, pero también los indultos, la amnistía encallada judicialmente y la conciencia de que con la derecha en el poder en España, eso hubiera sido inalcanzable.

En Esquerra también guardaban memoria de que el president Pere Aragonès tuvo que convocar elecciones anticipadas en la pasada primavera al no encontrar los apoyos para aprobar sus presupuestos en una jugada seguramente de tacticismo por parte del PSC y de los comunes. ERC, al igual que el partido de Ada Colau, sabe que su futuro para bien y para mal está ahora ligado en España al PSOE y en Cataluña al PSC, la única izquierda que parece entender, como Giulio Andreotti, que no desgasta el poder, sino no tenerlo. Una prueba de ello es lo poco que han tardado los socialistas en cambiar su política respecto al macro-casino Hard Rock de Salou a petición de sus aliados. Lo que antes era una condición sine qua non para aprobar los presupuestos del Govern Aragonès, con el Govern Illa es reversible. Dentro de unos días el Parlament debatirá la subida del 10% al 55% del tributo que grava el juego y que en su momento pactaron PSC y la extinta CiU. Se trata de un primer peldaño para que embarranque este proyecto que hace unos meses era capital para Cataluña. A veces no solo los socios menores sino incluso los socialistas tienen que tragar sapos. El PSC ha dado plena vigencia a la frase atribuida al conde de Romanones: en política “jamás” es hasta esta tarde.

La previsión meteorológica recomienda que la izquierda logre entenderse en Cataluña y en el Congreso de los Diputados. La generosidad y el realismo son fundamentales en estos tiempos de derechos reversibles

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