Los 10 retos de Salvador Illa: presupuestos, la financiación y la lucha contra la sequía
El ‘president’ encara el mandato con el objetivo de renovar la cúpula de los Mossos d’Esquadra
El president Salvador Illa afronta su mandato bajo el lema de “unir y servir” que sintetiza su propósito de dejar atrás el procés y de asentar como prioritaria la vocación de servicio público. El Govern se reunirá el próximo día 27 con dos temas centrales sobre la mesa: aprobar una ley ómnibus que concentre todas las obras relacionadas con la lucha contra la sequía y el informe de la consejera de Economía, Alícia Romero, ...
El president Salvador Illa afronta su mandato bajo el lema de “unir y servir” que sintetiza su propósito de dejar atrás el procés y de asentar como prioritaria la vocación de servicio público. El Govern se reunirá el próximo día 27 con dos temas centrales sobre la mesa: aprobar una ley ómnibus que concentre todas las obras relacionadas con la lucha contra la sequía y el informe de la consejera de Economía, Alícia Romero, sobre los futuros presupuestos. Su plan de Govern pondrá en el centro a los Mossos d’Esquadra, especialmente tras el fiasco en la detención del antiguo jefe del Ejecutivo Carles Puigdemont, mientras que en la hoja de ruta estará marcada en rojo la negociación del nuevo modelo de financiación, que será la prueba del algodón de su relación con ERC. Estos son los 10 principales retos a los que se enfrenta el president socialista.
1. Aprobar los Presupuestos. El expresident Pere Aragonès convocó elecciones tras naufragar los Presupuestos que había pactado con el PSC. Esas cuentas son irrecuperables, pero Romero está analizando si pueden ser la base para las de 2025. El debate pondrá a prueba la solidez de la alianza a tres entre socialistas, republicanos y comunes. En primavera, las cuentas fracasaron al exigir el PSC que se siguiera tramitando el proyecto del megacasino del Hard Rock (Tarragona). Illa se ha comprometido en sendos pactos de investidura a aumentar por ley la fiscalidad del juego. Esa reforma enviaría al traste del complejo recreativo. El Govern solo ha conseguido una vez en una década aprobar las cuentas antes de acabar el año. Lo hizo de la mano del exconsejero de Junts, Jaume Giró. Illa querría seguir esa senda.
2. La lucha contra la sequía. Las lluvias en la pasada primavera generaron una tregua que ha permitido a Cataluña pasar el verano sin apenas restricciones. Pero este Govern no quiere estar siempre mirando al cielo y está dispuesto a emular a Israel o California, donde tienen infraestructuras suficientes que les liberan de la dependencia del agua de lluvia. El próximo Ejecutivo aprobará una ley ómnibus con medidas a corto y medio plazo, por valor de 3.500 millones de euros. De entrada, un plan de choque de la mano de los Ayuntamientos y, para un horizonte de medio plazo, para mejorar el riego y las plantas de desalación y regeneración. Muchas de esas obras, algunas ya encarriladas, recibirán ayudas de los fondos europeos Next Generation EU. Los embalses de las cuencas internas están ahora al 32% de su capacidad. Junts y PSC arrancaron del anterior Govern que suavizara las multas contra los Ayuntamientos que incumplían el plan antisequía.
3. La financiación: la estrella del mandato. Consciente de que es una demanda histórica, Illa prometió en su campaña electoral cerrar un pacto de financiación con Pedro Sánchez a los tres meses de gobernar al asegurar que era el único político en Cataluña que podía hacerlo. No creía en un modelo singular para la comunidad, pero el pacto con ERC le ha obligado a abrir el objetivo para que la Generalitat pueda recaudar, liquidar y gestionar los impuestos. El Govern no quiere llamarlo concierto, pero se le parece salvo en que está garantizada la solidaridad con el resto de España. Para alcanzar el objetivo, el Congreso debe modificar hasta tres leyes y depende de las mayorías que se puedan conformar. Illa deberá persuadir a presidentes autonómicos, entre ellos los del PSOE, que el modelo no les perjudicará. El día de su toma de posesión garantizó que Cataluña no va contra nadie.
4. La pacificación de los Mossos d’Esquadra. No fue gratuito que Illa solo anunciara en la campaña dos posibles nombramientos: el de Núria Parlon como consejera de Interior (ya realizado) y el del mayor Josep Lluís Trapero como director de la policía (que se llevará a cabo en los próximos días). En el centro del huracán, tras el sainete por no haber sido capaces de detener al expresident Carles Puigdemont, Illa quiso realizar su primera visita oficial al cuartel general de los Mossos en un acto tan simbólico como elocuente. Los mossos llevan años viviendo en una montaña rusa —elogiados por su papel en los atentados del 17-A, bajo sospecha por su papel en el referéndum del 1-0 y bajo una lluvia de críticas por su actuación en las protestas tras la sentencia del procés— e Illa quiere sacarlos del foco y, dijo, de la “confrontación política”. Más allá de eso, quiere reforzar la seguridad para no dar pábulo a los populismos de extrema derecha.
5. Rodalies. El primer embrión del procés lo constituyeron, en 2008, las grandes manifestaciones para denunciar el estado de Rodalies. Dieciséis años después, la cadena de averías sigue siendo constante en un servicio ferroviario colapsado. En noviembre, ERC y PSC acordaron, en el pacto para investir a Pedro Sánchez, que el Gobierno traspasaría tres líneas, la R1, R2 y R3, que son las que no conectan con la frontera ni con otras comunidades autónomas. De momento, los dos Gobiernos (todavía el de Aragonès) se comprometieron hace semanas a empezar el traspaso de la R1 en enero de 2025, es decir, 14 meses después del primer acuerdo cerrado. Illa quiso evidenciar que le preocupa el servicio y ratificó a Pere Macias como comisionado para el traspaso integral de Rodalies.
6. Vivienda. Con una aguda crisis de la vivienda y un grave proceso de gentrificación, el PSC y los comunes establecieron en su pacto de investidura que el acceso a la vivienda será la prioridad del Govern. Illa se ha comprometido a promover 50.000 pisos de protección oficial en un periodo que va más allá de su mandato (2024-2030), de los que 15.000 corresponderán al Incasòl. Además, el compromiso incluye rehabilitar 150.000 en siete años para incorporarlos al parque de vivienda protegido.
7. La reforma de la Administración. Illa expuso en el debate de investidura su objetivo es haber asentado al final de esta legislatura las bases para transformar ese sector para mejorar su eficacia. “Hay que modernizarla para ganar en capacidad tecnológica, atraer y retener talento para ofrecer una atención de calidad”, dijo. Su objetivo es alcanzar un consenso con las patronales, los sindicatos y el Tercer Sector para hacerlo posible. “Hay demasiada burocracia, demasiada lentitud, prolongación innecesaria de trámites”, dijo el propio Illa cuando presentó su programa de gobierno ante los agentes sociales.
8. Energías Renovables. Cataluña está a la cola de España en ese capítulo e Illa desde hace tiempo denuncia esa situación. En los últimos 10 años, la comunidad está, dice, estancada en el 15% de energía de ese origen y, por tanto, muy lejos de la media española que ha pasado en una década del 15% a entre el 40 y el 45%. Y eso sucede cuando la unión Europea se ha fijado en reducir a cero los combustibles fósiles en 2050.
9. Sexta hora en la educación. El PSC se comprometió con los comunes recuperar una hora adicional en la escuela pública, de la misma forma que existe en la concertada. Es una medida que fue estrenada con el tripartito de izquierdas en 2006 y que fue paulatinamente retirada con los recortes presupuestarios llegados de la mano del Govern de Artur Mas y consolidados tras la pandemia. Su aplicación requiere de nuevos recursos, justo cuando los socialistas ansían un Plan de Racionalización para la Administración catalana.
10. Apaciguar el conflicto político. La capacidad de llegar a acuerdos entre partidos independentistas y el PSOE y el PSC ha supuesto un salto evidente en los últimos años que ha permitido tanto la investidura de Pedro Sánchez como de Salvador Illa. No obstante, las continuas miradas de desconfianza entre ambos bloques dejan de manifiesto que la época del deshielo todavía no ha concluido y Junts y ERC insisten en la necesidad de celebrar un referéndum de independencia. Existe el compromiso de constituir una Convención Nacional para la Resolución del Conflicto Político, con la presencia de todas las formaciones y la de cerrar la etapa judicial de los últimos años.
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