ERC estalla contra Puigdemont y lo acusa de “azuzar el odio” entre independentistas

Los republicanos exigen en un comunicado al ‘expresident’ una rectificación por culparlos de ser responsables de su eventual detención

La ejecutiva de Esquerra, el pasado viernes, comparece para valorar los resultados de la consulta interna.Gianluca Battista

La probable e inminente investidura del socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat ha desencadenado la fractura total del independentismo justo cuando se prevé en los próximos días el regreso a España de Carles Puigdemont. Esquerra y Junts mantienen desde hace años un divorcio absoluto, ...

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La probable e inminente investidura del socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat ha desencadenado la fractura total del independentismo justo cuando se prevé en los próximos días el regreso a España de Carles Puigdemont. Esquerra y Junts mantienen desde hace años un divorcio absoluto, pero su distancia sideral ha superado todos los límites este fin de semana, cuando el expresident acusó a los republicanos de facilitar su detención “en días” al optar por investir al candidato del PSC. Con un contundente comunicado, la ejecutiva de los republicanos ha estallado este lunes y ha exigido a Puigdemont una rectificación, además culparlo de “azuzar” el odio entre independentistas y de querer excluirlos del movimiento. Puigdemont y Junts aspiran a presionar a ERC y complicar la sesión de investidura prevista para esta semana.

Josep Rull, presidente del Parlament, abrirá este martes la ronda de consultas con los grupos parlamentarios de mayor a menor representación en la Cámara —empezará con el PSC y acabará con Aliança Catalana—, después de que Illa le comunicará que tiene los votos necesarios (68) para ser investido. Esa cadena formal de reuniones se aplazó un día a petición de Esquerra, por la asamblea de Jovent Republicà, las juventudes del partido, que decidieron este lunes que su diputada Mar Besses apoye la investidura (y por tanto Illa alcanza efectivamente los 68 síes requeridos). La situación demuestra la extrema complicación e incertidumbre que envuelve la investidura del candidato del PSC, que acaricia la presidencia por primera vez en 14 años y que llega además en medio de un clima fratricida entre independentistas.

Junts mantiene un escrupuloso silencio sobre los detalles del regreso del líder del partido: no se ha difundido si su plan es irrumpir por sorpresa en el Parlament o si bien planea una llegada más multitudinaria con el apoyo de sus seguidores. Su vuelta no ha podido sustraerse del enésimo capítulo de la lucha entre ERC y Junts. En una extensa carta publicada el sábado, Puigdemont avisó del “impacto negativo” que tendrá para Cataluña un Govern que considera de carácter “españolista” y añadió que la decisión de las bases de ERC comportaba “que la detención sea una posibilidad real en muy pocos días”. Sobre el expresident, que no ha sido amnistiado, pesa una orden de detención que se activaría si pisa suelo español porque está acusado de malversación agravada.

Puigdemont anunció hace semanas su intención de asistir a la sesión de investidura fuera él o no el candidato presidenciable. La cuestión es que, pese a su airada reacción, nunca ha sumado los votos para poder alcanzar la presidencia tras perder el independentismo la mayoría absoluta en la Cámara. La única hipótesis posible para que cuajara esa pintoresca ecuación habría sido que el PSC se abstuviera y los socialistas desde el primer día dijeron que no lo harían.

Además, la lectura del sí de ERC a Illa por parte de los dos grandes partidos soberanistas es opuesta. Junts entiende que la militancia republicana ha apostado por la peor alternativa y que la vuelta de Puigdemont es una decisión “colectiva” y “no personal”. En ERC defienden el argumento inverso. “El regreso que se plantea es una decisión personal y no colectiva que, además, señala a la militancia de ERC como culpable y no a los verdaderos responsables de la represión. Eso no solo permite construir en positivo, sino que azuza el odio dentro del independentismo o quiere directamente excluir a ERC de este movimiento, profundizando en las debilidades que han provocado la pérdida de la mayoría independentista en el Parlament”, sostienen los republicanos en el comunicado. “Para nosotros es ofensivo y peligroso y haría falta una rectificación”.

El expresident Carles Puigdemont en un mitin en Amélie-les-Bains (Francia) el pasado 27 de julio.Glòria Sánchez (Europa Press)

Muy crítico con ERC, Lluís Llach, presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que está preparándose para la movilización, ha abundado en las críticas contra los republicanos en un mensaje en X. “Nula visión de país y egocéntricos en su pequeñez. Los estrategas de ERC son tan pequeños que ahora nos quieren hacer creer que el presidente en el exilio vuelve para fastidiarlos”. El Consell de la República, el órgano presidido por Puigdemont, ha dudado de que Illa cumpla los acuerdos pactados con ERC al recordar que fue un defensor de la aplicación del artículo 155 y ha reclamado que la vuelta del expresident tenga el acompañamiento institucional que merece.

La mayoría de grupos no dudan de que la eventual detención de Puigdemont tendrá un impacto en la sesión de investidura. La incógnita es saber cuántos días podría suspenderse el debate. Socialistas y comunes dan casi por hecho ese aplazamiento temporal que en ningún caso podría poner en jaque a la investidura. Laura Borràs, presidenta de Junts, matizó este lunes en Catalunya Ràdio que la cuestión no es si la detención de Puigdemont pueda “reventar” la investidura de Illa. “La cuestión es que reventaría la democracia española. Sería la confirmación que el poder judicial actúa al margen del poder legislativo. Y que lo hace sin que el poder ejecutivo haga ni un solo un aspaviento”. David Cid, portavoz de los comunes, ha matizado en Ràdio 4 que la única certeza ahora mismo es que Puigdemont no será presidente porque “así lo han decidido los ciudadanos”. “Hay una ley aprobada que está vigente, que es la de la amnistía”, ha agregado, “y no compartimos la actuación que lleva a cabo el Tribunal Supremo para evitar tener que aplicarla”.

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