Cataluña, epicentro del robo de cable de cobre en la red ferroviaria española
Las cifras de sustracciones en los trenes de Cercanías y Regionales aumentan cada año, la mayoría concentrados en la provincia de Barcelona
Cataluña es el epicentro del robo de cable de cobre de la red ferroviaria convencional –Cercanías y Regionales- y donde se producen un mayor número de incidencias de toda España. Desde 2019, concentra más del 52,1% de los 11.151 actos vandálicos contra la seguridad de la vía, según datos del Ministerio de Transportes. Por ciudades, Barcelona encabeza el ranking, con el 32,5% de los casos (3.621), seguida a distancia de Madrid (11,4%), Tarragona (10%) y Girona (8,5%). Los robos de cobre se han doblado en los últimos tres años, y dibujan una tendencia al alza: 72 sustracciones en 2022, 151 en 20...
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Cataluña es el epicentro del robo de cable de cobre de la red ferroviaria convencional –Cercanías y Regionales- y donde se producen un mayor número de incidencias de toda España. Desde 2019, concentra más del 52,1% de los 11.151 actos vandálicos contra la seguridad de la vía, según datos del Ministerio de Transportes. Por ciudades, Barcelona encabeza el ranking, con el 32,5% de los casos (3.621), seguida a distancia de Madrid (11,4%), Tarragona (10%) y Girona (8,5%). Los robos de cobre se han doblado en los últimos tres años, y dibujan una tendencia al alza: 72 sustracciones en 2022, 151 en 2023, y 46 en los cuatro primeros meses de 2024, según datos de Adif. Fuera de la estadística queda la sustracción del codiciado metal el pasado 12 de mayo en Montcada, que provocó la mayor afectación a la red ferroviaria catalana de los últimos años, con la imposibilidad de que ningún tren llegase a Barcelona. Desde entonces, continúan los problemas en cuatro líneas de Cercanías, y no hay una fecha para la normalización del servicio.
Montcada Bifurcació es un nudo ferroviario clave en el norte de Barcelona, con un elevado número de vías, muchos cambios de aguja y señales y con un centro de mantenimiento de Adif y un taller de Renfe. El robo del cable de cobre de 3.000 voltios la madrugada del domingo causó una reacción en cadena, que provocó incendios, por sobrecarga, en túneles de Barcelona, y un elevado coste económico para la empresa y de movilidad para los miles de usuarios que se desplazan a diario en tren. Los trabajos para restablecer la situación durarán dos meses, costarán unos 15 millones de euros y afectarán a más de 3,2 millones de viajes hasta que el servicio vuelva a la normalidad. Fuentes policiales han explicado a EL PAÍS que de Montcada Bifurcació se sustrajeron 60 metros de cable de cobre, que como era doblado, en realidad, suponen 120 metros. “El punto afectado no era de fácil acceso, era un paso debajo de la autopista, rodeado de cañas y al que había que subir por un terraplén”, detalló el Ministro de Transportes, Óscar Puente.
La policía atribuye este tipo de robos a ladrones de “bajo nivel”, personas “más o menos” especializadas. Saben cómo actuar para cometer el robo y también que la ganancia que reciben por ello no es muy elevada, aunque lo que motiva la sustracción siempre es la posterior venta y un ingreso económico. El cobre, uno de los metales más utilizado en la industria y la construcción debido a sus propiedades conductoras y su resistencia a la corrosión, se ha convertido, según el sector, en un metal cada vez más importante y presente en el día a día. Se utiliza en ámbitos diversos: desde el transporte a redes eléctricas o infraestructuras de energías renovables. Esto hace que haya mucha demanda y que se pueda vender a precios elevados. El valor del cobre se determina según su calidad y pureza, el precio medio está en unos 6′5 euros el kilo, pero puede oscilar según las condiciones de mercado y la cantidad total a vender, entre otros factores. En cuanto al receptor del cobre, según las mismas fuentes, “la empresa que mueve miles de kilos cada día puede preguntar de dónde viene el cobre, o no.”
“No acostumbran a robar grandes cantidades, suelen ser robos de 15, 20, o 40 metros, el objetivo de los ladrones no es llevarse 6 kilómetros de cable de cobre, porque sería muy difícil”, apuntan fuentes policiales. En esta línea, también detallan que “muy pocas veces se acaba incriminando a los detenidos como pertenecientes a un grupo criminal, porque a pesar de que causa mucha afectación a los usuarios en el caso de las vías del tren, no deja de ser un hurto de poco valor económico”. El delito leve de hurto se castiga con una pena de multa si no supera los 400 euros, y si es superior con entre 6 y 18 meses de prisión. Los Mossos d’Esquadra detectaron un repunte de este tipo delictivo durante la construcción de la línea del AVE, porque había mucho material acumulado y se dieron muchas “sustracciones de oportunidad”, indican.
Según Adif, de los 72 robos de cable de cobre de la red convencional que se dieron en Cataluña en 2022, 36 fueron en Barcelona y de los 151 del año pasado – un aumento del 110%- más de un centenar, 105, fueron en la provincia barcelonesa, lo que representa un incremento del 191% respecto 2022. Hasta 30 de abril de este año, se han cometido 46 robos, 32 de ellos en Barcelona. Desde entonces, los ladrones continúan actuando ajenos a los estragos que dejan a su paso: el lunes se produjo un robo en la Llagosta, y al día siguiente, en Lleida. La policía catalana ha elevado al máximo la alerta del plan operativo especial en la lucha contra el robo de metal para intentar frenar la sangría.
El robo de cobre es una lacra que ha llevado también a un enfrentamiento entre el Gobierno central y la Generalitat, atribuyéndose mutuamente la culpa de la falta de seguridad en la red ferroviaria. Según el Director General de los Mossos d’Esquadra, Pere Ferrer, el 96% de los robos de cobre que se producen en la red ferroviaria catalana son en la red de Adif, que dispone de 1.567 kilómetros. La ratio por cada 1000 kilómetros de vía, en el caso de Adif es de 184 hechos y en Ferrocarrils de la Generalitat (FFCC) de 29 incidentes cada 1.000 kilómetros, -FFCC dispone de 307 km, en el Área Metropolitana-. El Ministerio finalmente presenté el martes una denuncia ante el juzgado, que ha recibido el juzgado de instrucción 8 de Cerdanyola del Vallès, y la juez ha encargado a los Mossos un informe del punto exacto en el que se produjo la incidencia para determinar quién tiene la competencia.
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