¿De qué va esta campaña?

Sería útil fijar la atención en los resultados de los diferentes trabajos demoscópicos realizados por el CEO en los últimos meses

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, paseando por la Feria de Abril catalana junto al líder del partido y candidato a las elecciones catalanas, Salvador Illa, y la presidenta de la Diputación de Barcelona, Lluïsa Moret. POLITICA KIKE RINCÓN - EUROPA PRESSKIKE RINCÓN - EUROPA PRESS (Europa Press)

Los recientes acontecimientos vinculados a la situación del presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, víctima de un ataque —con derivadas judiciales de poca consistencia, pero de impacto mediático explosivo— por parte de la derecha y de la extrema derecha que le han llevado a sopesar la posibilidad de dimitir, probablemente imp...

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Los recientes acontecimientos vinculados a la situación del presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, víctima de un ataque —con derivadas judiciales de poca consistencia, pero de impacto mediático explosivo— por parte de la derecha y de la extrema derecha que le han llevado a sopesar la posibilidad de dimitir, probablemente impacten en una campaña electoral para el Parlament de Catalunya. Durante unos cuantos días, la atención de la ciudadanía catalana se ha concentrado en el Madrid político y en la suerte del gobierno de coalición progresista estatal. No se trata de un detalle menor, y era de esperar: los espectaculares resultados de julio de los socialistas y de Sumar en Cataluña en las elecciones generales, han sido elemento imprescindible de la hipótesis del gobierno progresista. Y el voto de los partidos independentistas en las Cortes, la condición de posibilidad para que este pudiera empezar a andar. A la ciudadanía catalana, a pesar de la mucha retórica irredentista y aislacionista que se gaste, lo que pasa en España interesa. Y mucho.

Sin embargo, y a pesar de cómo la vicisitud de los últimos días se traducirá en las urnas —por algunas pistas (que están del todo por confirmar) que pueden haber dado encuestas flash realizadas al calor de los acontecimientos—, quizás para todos los partidos en liza el próximo 12 de mayo, sería útil fijar la atención en los resultados de los diferentes trabajos demoscópicos realizados por el CEO en los últimos meses. No tanto en los dedicados directamente a las cuestiones electorales, sino más bien aquellos que se han dedicado a intentar captar las preocupaciones de la sociedad catalana en un período más dilatado.

Tanto en los barómetros de opinión política publicados periódicamente, como en el llamado estudio “longitudinal”, publicado ahora, pero que recoge un trabajo realizado a lo largo de todo el 2023, hay datos sobre los cuales se debería reflexionar. Hay elementos de cuadro general, como el hecho de que, en la lista de las mayores preocupaciones de la sociedad, se encuentran en las primeras posiciones el cambio climático y la insatisfacción con la política. Unos datos que deberían hacer reflexionar mucho sobre aquello que se ha puesto en el centro del debate en los últimos años. Más concretamente, pero, habría que fijarse en que un 29% de la población ha asegurado haber sufrido alguna discriminación, especialmente por lugar de procedencia o nacionalidad (41%), o por lengua (40%). Este último dato se debería cruzar con otro, que es la percepción claramente sobredimensionada de la cantidad de población migrada (se duplica: un 34% percibido en contra de un 17% real) que vive en el país. No es nada que no pase en otras latitudes. Pero tampoco es nada que no merezca el máximo de la atención por parte de todas las fuerzas políticas que se reclaman como democráticas, para poder evitar giros del sentido común de la población hacia posiciones claramente discriminatorias, como se ha producido en otros países.

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