La falta de arena en las playas de Barcelona pone en riesgo la viabilidad de los chiringuitos
La capital catalana ha perdido, en un año, tres de estos negocios por la falta de espacio
Los empresarios de los chiringuitos y restaurantes a pie de playa de Barcelona denuncian que el espacio de sus negocios solo hace que menguar por la falta de arena, lo que pone en riesgo el negocio. Durante la Semana Santa, el temporal Nelson arrasó con entre el 15% y el 30% de arena de los cinco kilómetros de litoral barcelonés. El ...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Los empresarios de los chiringuitos y restaurantes a pie de playa de Barcelona denuncian que el espacio de sus negocios solo hace que menguar por la falta de arena, lo que pone en riesgo el negocio. Durante la Semana Santa, el temporal Nelson arrasó con entre el 15% y el 30% de arena de los cinco kilómetros de litoral barcelonés. El Ayuntamiento ha pedido paciencia porque prevé que parte de esa arena vuelva a las playas en las próximas semanas. Aún así, el ejecutivo municipal ya ha solicitado al Ministerio de Transición Ecológica —la administración con competencias en costas— que rellene de arena las playas. “No renunciaremos a las playas. Es una prioridad mantener la superficie que se ha perdido”, afirmó el alcalde, Jaume Collboni.
La última vez que se aportó arena a las playas de Barcelona fue en 2010. Entonces se vertieron 791.138 metros cúbicos de arena. Hoy, a la espera de ver cuánta arena regresa tras el Nelson, han desaparecido casi 130.000 metros cuadrados de superficie (el equivalente a cuatro de las nueve playas que hay en la ciudad) y no se preveía una nueva aportación, como pronto, hasta 2025. Mientras, los temporales no dan tregua y no permiten acabar de adecuar las playas. En noviembre, la borrasca Ciarán se llevó por delante la playa Nova Mar Bella y reventó el muro del paseo marítimo. La reparación de ese muro se estaba finalizando cuando, en Semana Santa, el mar volvió a atacar el litoral.
En 2019 había en las nueve playas de la ciudad y 15 chiringuitos. En 2021 uno de estos chiringuitos, el de la playa de Llevant, se tuvo que recolocar sobre el paseo Marítimo (y allí sigue) por la falta de arena. En 2022 se instalaron 16 chiringuitos y este 2024 se reducen a 13, principalmente por la falta de arena.
En unas semanas, y por décimo año consecutivo, también se instalará el chiringuito BeGay, aunque a 200 metros de su ubicación tradicional en la playa de la Mar Bella. “Donde siempre nos instalábamos no queda arena, ha desaparecido parte de la playa y el Ayuntamiento decidió que nuestra ubicación había muerto y ya no se podrá montar ningún chiringuito en esa zona”, asegura Israel Flores, el propietario del BeGay. Dentro de unas semanas colocarán la caseta “al otro lado de la montañita de la playa nudista” donde se instalaba históricamente el chiringuito. “Esperamos que nuestra clientela será fiel. Haremos un esfuerzo para que los clientes nos vean bien”, se anima.
Flores ya sabe lo que es que muera la playa donde sitúa sus negocios: “En 2015 perdí un chiringuito en Montgat porque desapareció la playa. Llevo 25 años trabajando en chiringuitos y las playas desaparecen a un ritmo escalofriante. Lo peor es que cuanto menos arena hay, menos capacidad para que se puedan colocar las personas con sus toallas y eso significa que vendrá menos gente a mi chiringuito y facturaré menos”, lamenta. El problema, además, es que hay chiringuitos en que los empresarios han invertido más de 600.000 euros de tasa municipal, por lo que la falta de arena unido al elevado coste podría abocarlos a la ruina.
Josep Carbonell es el propietario de Chiringuito Group y ha instalado dos bares playeros: uno en la Nova Mar Bella y otro en la playa de Bogatell. “Cada año desaparecen, a cuentagotas, chiringuitos. Y la verdad es que sin playas la gente acaba acumulándose en los espacios que quedan. Lo que no tengo tan claro es que eso sea perjudicial para los chiringuitos supervivientes. Al final, la gente siempre quiere tomar algo y puede incluso beneficiar a los que quedamos”, sostiene. “Lo que no entiendo es que Barcelona se pueda permitir que desaparezcan las playas sin hacer nada. Los políticos tienen que luchar para que no se pierdan. Nosotros facturamos, damos trabajo y pagamos tasas e impuestos gracias a la arena”, sostiene.
No solo los chiringuitos sufren por la falta de arena. Los restaurantes a pie de playa de la Barceloneta ven como las olas llegan a la puerta de sus establecimientos. El Grupo Arenal tiene dos locales en la playa de la Barceloneta: El Arenal y el Xup-Xup. Este último se encuentra a muy pocos metros de la orilla y cuando hay temporal los trabajadores del restaurante colocan sacos llenos de arena para intentar que el agua no les invada. “Antes de poner sacos hemos tenido problemas de inundaciones tanto en la terraza como en el restaurante”, admite Josep Maria González, encargado del restaurante Xup-xup. La lucha contra la falta de arena ha provocado que los socios del restaurante revisen diariamente el estado del mar para ver si las mesas sillas y paredes del negocio peligran.
El Bokka es un chiringuito de la playa Bogatell cuyo propietario también es dueño del Bambú, el único de los chiringuitos que se encuentra sobre el paseo Marítimo por la falta de arena en la playa de Llevant. “El 80% de nuestros clientes son turistas que vienen de fiesta. Si hay mucho temporal ponemos las estufas y siguen consumiendo. En cuanto a la falta de arena, o si los chiringuitos están sobre el paseo o en la playa, ellos ni se lo plantean. No se dan ni cuenta”, advierte Leandro, el encargado del Bokka.
Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal