El Parlament tumba los presupuestos catalanes
El presidente Pere Aragonès convoca elecciones para el próximo 12 de mayo
El Parlament de Cataluña ha rechazado este miércoles la tramitación de los presupuestos del Gobierno de Pere Aragonès al prosperar las enmiendas a la totalidad que habían presentado cuatro grupos. La votación de estas enmiendas, rodeada de mucha tensión por la búsqueda desesperada de apoyos de última hora por parte del Govern, ha acabado con 68 votos a favor y 67 en contra. Han rechazado las enmiendas los grupos de ERC y del PSC, así como la diputada del Grupo Mixto Cristina Casol. Con todo, la falta de un voto ha impedido que los presupuestos superen el primer trámite al quedar aprobadas las ...
El Parlament de Cataluña ha rechazado este miércoles la tramitación de los presupuestos del Gobierno de Pere Aragonès al prosperar las enmiendas a la totalidad que habían presentado cuatro grupos. La votación de estas enmiendas, rodeada de mucha tensión por la búsqueda desesperada de apoyos de última hora por parte del Govern, ha acabado con 68 votos a favor y 67 en contra. Han rechazado las enmiendas los grupos de ERC y del PSC, así como la diputada del Grupo Mixto Cristina Casol. Con todo, la falta de un voto ha impedido que los presupuestos superen el primer trámite al quedar aprobadas las enmiendas a la totalidad. Nada más conocer el resultado, el presidente catalán ha pedido la retirada de la ley de acompañamiento de las cuentas para evitar que se vote. Posteriormente, ha convocado un Consejo de Gobierno extraordinario y ha anunciado elecciones para el próximo 12 de mayo.
Un voto es lo que le faltaba al Ejecutivo de Esquerra y su socio presupuestario, el PSC, para asegurarse de que el trámite de las cuentas de la Generalitat podía seguir en el Parlament. Pero esa luz verde era un escenario altamente improbable a medida que han pasado las horas. El de este miércoles ha sido un pleno lleno de sorpresas y reproches. En los últimos días, todos los ojos estaban puestos en los comunes, cuyo no al proyecto del megacasino del Hard Rock imposibilitaba sumar la mayoría necesaria (68). Pero en un giro de guion inesperado, la exdiputada de Junts y ahora adscrita al Grupo Mixto, Cristina Casol, ha anunciado que no apoyaba las enmiendas a la totalidad, y recortaba así a solo un voto la posibilidad de salvar el trámite. Pero hubo más sorpresas: la presidenta de la Cámara, Anna Erra (Junts), ha decidido posponer la votación a las 15:30, y varias fuentes de la Mesa del Parlament aseguran que esa decisión se tomó porque, además de la decisión de Casol, había un diputado de Vox ausente y, por tanto, el empate que saldría de la votación salvaba las cuentas.
La situación es grave, según fuentes de Esquerra Republicana, ya que el partido ha fiado la estabilidad de la legislatura catalana a estos presupuestos. En el escenario de una no aprobación, estas fuentes ya advertían antes de la votación que se abría la posibilidad de un adelanto electoral en Cataluña, como finalmente ha ocurrido. La legislatura acababa formalmente en febrero de 2025.
La endiablada aritmética del Parlament de Cataluña ha tenido este miércoles otra ocasión de crear escenarios inimaginables. ERC, que gobierna en minoría, tiene 33 diputados, los mismos que el PSC. La mayoría absoluta está en 68 votos y, por tanto, al pacto presupuestario de ambos le hacía falta al menos dos. En Comú Podem, con ocho diputados, había sido desde el principio el socio a cotejar, pero el discurso de su jefa de filas, Jéssica Albiach, ha terminado por sepultar todos los agónicos intentos para llegar a un pacto in extremis. A diferencia de otras negociaciones, los comunes definitivamente han optado por marcar perfil rechazando el polémico proyecto en Tarragona, que contempla 1.200 máquinas tragaperras e implicaría el consumo de agua equivalente al de una ciudad de 30.000 habitantes.
La decisión de Casol, que Junts expulsó del partido en enero, fue un golpe en el tablero que, aseguran desde el Govern, no se esperaban. Pero el giro de guion ha sido insuficiente, pues seguía faltando un voto para alcanzar el empate. Según el reglamento de la Cámara, en ese caso habrían decaído las enmiendas a la totalidad y el trámite seguiría. De ahí el malestar cuando la presidenta de la Cámara, Anna Erra, ha optado por no votar antes de la pausa de la hora de la comida, un escenario que se había planteado en la reunión de la Mesa. La ausencia de un diputado de Vox que no había delegado el voto, Carlos Macián, habría permitido que las cuentas avanzaran.
Pero más allá de opciones aritméticas, lo cierto es que los comunes han cerrado durante el debate cualquier posibilidad de retirar su veto y sobre el hemiciclo ha sobrevolado el fantasma del adelanto electoral. Los liderados por Albiach pidieron como condición para retirar su enmienda a la totalidad que el president Pere Aragonès rechazara de manera nítida al polémico proyecto en Tarragona. Ante el bloqueo, el líder de Junts, Albert Batet ha dicho: “No pueden alargar esta agonía. O hay una propuesta clara y sólida o le corresponde convocar elecciones”.
En un tono grave que evocó al que utilizó en 2022, en el que pidió a Aragonès que se sometiera a una moción de confianza, Batet ha dicho que los Presupuestos llegan “tarde y mal”, ha aludido a su juicio al fracaso en educación y en la gestión de la sequía y ha enumerado las peticiones de su formación, básicamente de calado social, reclamando rebajas del Impuesto de la Renta y la bonificación al 99% del Impuesto de Sucesiones. Junts, que no ha aludido en ningún momento al Hard Rock, ha difundido su propuesta de siete puntos a la espera de un movimiento de Aragonès.
“Si cuando gobierna la izquierda asumimos los planteamientos de la derecha, ¿cuándo nos van a votar?”, se ha preguntado la diputada de los comunes, afirmando que el Hard Rock aspira a ser Las Vegas del Mediterráneo. Albiach ha calificado las últimas propuestas del Govern como un inaudito “brindis al sol” y ha señalado que su mayor decepción ha sido saber que Aragonès creía que los presupuestos podían decidirse desde Madrid. “Ni nos manda Madrid ni nos manda La Caixa. No sé si todo el mundo puede decir lo mismo. Somos una fuerza soberana”, ha afirmado Albiach en un mensaje dirigido al PSC. Con todo, no ha reclamado elecciones como Junts.
El debate se ha seguido con gran inquietud también desde Madrid. En los pasillos del Congreso este ha sido el asunto central de conversación ante el riesgo de que, en cascada, el fracaso de los presupuestos catalanes acabe arrastrando también a un fiasco en las cuentas generales y con el riesgo de que un adelanto electoral en Cataluña haga tambalear la legislatura. En las horas previas a la votación, según diversas fuentes, ha habido conversaciones a todos los niveles entre el PSOE, Sumar y ERC para intentar encontrar una salida. La Moncloa ha intentado que Yolanda Díaz convenciese a los comunes. Pero Díaz, a su vez, pedía a los socialistas que le reclamaran a Salvador Illa ceder en un asunto muy difícil de aceptar para la izquierda, una especie de Eurovegas en Cataluña.
El debate en el Parlament también se ha agriado con la dura intervención de Esquerra y del PSC. La portavoz del partido en la cámara catalana, Marta Vilalta, ha acusado a Junts de “hacer puro teatro” con su supuesta propuesta de última hora y ha criticado que los comunes hayan renunciado a grandes mejoras en economía, vivienda y sanidad por “un render que no se llegará a hacer”, en referencia al proyecto de Tarragona. Y les ha recordado cómo aceptaron el voto de Manuel Valls en el Ayuntamiento de Barcelona para facilitar la investidura de Ada Colau. La socialista Alícia Romero ha recriminado a los comunes que en 2022 aprobaron unos presupuestos que contemplaban 216 millones para la compra de terrenos del Hard Rock. “¿Qué ha cambiado? Pues que estamos a final de legislatura”, ha afirmado.
Todos han culpado al otro, mientras Illa ha sostenido que él ya tenía un pacto firmado con ERC y no tenía sentido que lo cambiase por una exigencia de los comunes. Pero la sensación que transmiten al máximo nivel tanto en el sector socialista del Gobierno como en el de Sumar es que no temen que esto ponga en riesgo la legislatura. Los socialistas creen que ERC sabe que ellos están dispuestos a aprobar los Presupuestos, que tienen un pacto cerrado, y por eso no creen que pueda haber una venganza de los republicanos en la negociación de los presupuestos generales. En Sumar también creen que este conflicto entre socios en Cataluña no tiene por qué afectar a la política nacional. Desde el sector socialista del Gobierno admiten que esto no ayuda a la negociación de los Presupuestos, que dirige la vicepresidenta María Jesús Montero, pero confían en que no la rompa porque tanto Junts como ERC, y más después de aprobar mañana la amnistía, tienen incentivos fuertes para acordar estos Presupuestos. Lo que es posible, admiten, es que el precio sea más alto.
Con antelación, la consejera de Economía, Natàlia Mas, ha acusado a los comunes de “contaminar” todo el proyecto de presupuestos cuando no hay un euro previsto para el Hard Rock, al tiempo que ha recriminado a Junts de “no haber tenido voluntad política” de negociar las cuentas y de querer rebajas fiscales que implicarían “muchos recortes”. La consejera ha defendido el anteproyecto sobre todo por una cuestión: porque los 2.400 millones adicionales de gasto que incluye se antoja el último gran crecimiento de recursos públicos antes de que la Comisión Europea acabe con la relajación fiscal que ha permitido a sus Estados miembros para paliar el impacto de la covid.
“Tenemos que aprovechar el buen comportamiento de la economía catalana y la suspensión de las reglas fiscales”, ha señalado en defensa de las cuentas, citando partidas que crecerían desde las inversiones, que vuelven a superar los 3.000 millones de euros, hasta los recursos destinados al Estado del bienestar —”podríamos dejar atrás los recortes [de la gran recesión] e ir más allá”, ha dicho— o al ciclo del agua, en plena sequía. “Habrá que explicar muy bien el bloqueo”, ha advertido en una comparecencia parlamentaria en la que ha introducido muchas cuestiones extrapresupuestarias. Entre ellas, la negociación sobre el traspaso de Rodalies de Renfe a la Generalitat, del mínimo vital y sobre todo un nuevo modelo de financiación singular.
Ese último aspecto ha jugado un papel relevante en el discurso de la consellera, que ha aprovechado el manifiesto lanzado la semana pasada por una veintena de entidades empresariales y económicas, que abogaba por una modificación “profunda” del modelo de financiación. Mas ha reiterado las cifras de déficit fiscal (casi un 10%, según sus cálculos) y ha reivindicado que su modificación es la única forma de elevar el techo de gasto de la Generalitat. “Si no somos capaces de modificar la financiación, nuestros ingresos habrán tocado techo”, ha dicho, tras recordar que el Govern presentará su propuesta el próximo martes.
Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal