El manuscrito de la leyenda de Montserrat escondido en una oscura herencia
Los Mossos d’Esquadra requisan a un vendedor por internet 28 documentos de archivos públicos y lo denuncian por su mala conservación
Las herencias, los Encantes o el Rastro es la triada que invocan algunas personas cuando la policía llama a su puerta por un origen dudoso del patrimonio histórico que atesoran. “Es recurrente”, admite el sargento de los Mossos d’Esquadra José Luís Ulloa, especialista en el tema. Y también la explicación que les dio un vendedor por internet de un centenar de documentos que “despertaron la inquietud de los investigadores” cuando ciberpatrullaban. “Dijo que todo el material procedía de una herencia de un famil...
Las herencias, los Encantes o el Rastro es la triada que invocan algunas personas cuando la policía llama a su puerta por un origen dudoso del patrimonio histórico que atesoran. “Es recurrente”, admite el sargento de los Mossos d’Esquadra José Luís Ulloa, especialista en el tema. Y también la explicación que les dio un vendedor por internet de un centenar de documentos que “despertaron la inquietud de los investigadores” cuando ciberpatrullaban. “Dijo que todo el material procedía de una herencia de un familiar, que durante 30 o 40 años había coleccionado” archivos, explica el sargento. Los Mossos detectaron 28 documentos de interés público en su colección, que “habían desaparecido en circunstancias desconocidas”. Entre ellos, un manuscrito teatral del siglo XVII que relata una leyenda de Montserrat.
Los agentes consideraron creíble que un familiar del vendedor se hubiese convertido, con los años y la acumulación, en un anticuario amateur. “Explicó que no estaba especializado, sino que hacía viajes, en vacaciones, e iba adquiriendo documentos, no sabemos si en mercadillos o en tiendas”, indica Ulloa. Motivo por el que ahora su heredero no podía dar fe del origen, ni atestiguar de forma alguna cómo y dónde se habían comprado todos aquellos legajos. Después de un análisis, los Mossos concluyeron que muchos tenían un elevado valor histórico y debía regresar a su lugar de origen. Además, algunos estaban mal conservados, incluso con humedades.
De todos ellos, el de más relevancia es el manuscrito teatral del siglo XVII, titulado En la Virgen de Montserrat. Acto o comedia, escrito por el sacerdote Valentín Céspedes. Se considera una copia de un original que desapareció en la Guerra de la Independencia española en 1811 y trata de la leyenda de fray Juan Garí, que inspira la creación de la abadía de Montserrat. En internet, se vendía por 9.000 euros. “Un precio que responde a un interés especulativo”, aseguran fuentes del sector del arte, que restan valor a la obra. Los Mossos lo consideran un manuscrito raro, que no aparece citado en los repertorios bibliográficos de la época, de gran interés para la historia del teatro catalán porque han perdurado poco ejemplares de ese tipo.
Entre el resto de documentos intervenidos al vendedor, constan también dos de la Inquisición procedentes de Murcia y de Valladolid, y otros de archivos de Baeza (Jaén) y Valencia. “Son deslocalizaciones, y es muy difícil que alguien denuncie el robo”, explica el sargento, que lamenta que hace años no existía una sensibilidad por preservar el patrimonio, y no había prácticamente nada inventariado. El hombre ha sido propuesto para una sanción administrativa, porque la policía considera que no tenía debidamente conservados obras que en realidad no son suyas. “Los años 70 y 80 son los de los grandes expolios de los archivos eclesiásticos”, añaden fuentes especializadas del sector, sobre robos por parte de aficionados que pasaban completamente inadvertidos.
Cruz procesional gótica
También de una herencia es el supuesto origen de una cruz procesional gótica del siglo XVI. El aviso lo dio el obispado de Sant Feliu de Llobregat, que vio la pieza lista para venderse en una subasta, con un precio de salida de 10.000 euros. “Los servicios policiales lo tuvieron muy fácil: paramos la subasta, comprobamos los datos y buscamos la trazabilidad”, recuerda Ulloa. Las pistas les llevaron hasta una familia de Barcelona que, al ser requeridos por el origen de la cruz, respondieron que la reliquia llevaba “más de 30 años en casa”. Pero en esta ocasión, el obispado contaba con la denuncia que interpuso en 1981 a la Guardia Civil la iglesia de Sant Martí de Sarroca, con la que demostrar que era suya.
Los Mossos comprobaron además que la cruz tenía una seña de identidad propia: “Una abolladura en la base”. “No sabemos cómo llegó a esa familia, pero el legítimo propietario es el obispado, que denunció la sustracción”, afirma Ulloa. El delito del robo con fuerza contra la iglesia, cometido hace 42 años, ha prescrito, pero la policía sigue buscando otras piezas que faltan. Ese día, los ladrones se llevaron otra cruz románica del siglo XIV, una imagen del Santo Cristo de marfil, dos cálices de plata y dos relicarios. La familia ha sido denunciada por un posible delito de receptación. “Es sobre todo una garantía procesal, se les tomó una pequeña declaración”, aclara el sargento.
“Con las herencias, se encuentran muchas cosas”, admite Ulloa. Y, en algunos casos, los herederos se llevan desagradables sorpresas. “Muchas veces, la gente descuelga un cuadro que ha tenido toda la vida en casa, para venderlo, y descubren que lo que sus padres o sus abuelos compraron como una obra auténtica, en realidad es falsa”, explica, sobre un mundo complejo, como el del arte, donde las cosas no siempre son lo que parecen.
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