Barcelona vuelve al calendario deportivo internacional con la salida de La Vuelta a España

Las dos primeras etapas en la ciudad son la puesta de largo de la nueva estrategia del alcalde Jaume Collboni y ensayo general para la Copa del América de 2024

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, este viernes en un acto de hermanamiento entre La Vuelta y la Copa del América, con sus directores, Javier Guillén, a la izquierda; y Grant Dalton.Alejandro García (EFE)

Barcelona ha vuelto este fin de semana al calendario deportivo internacional con la salida de la Vuelta a España. La primera etapa, este sábado, una contrarreloj por equipos de 14 kilómetros que, bajo la lluvia (tras una semana de infernal ola de calor), recorrió los iconos de la ciudad, como la ...

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Barcelona ha vuelto este fin de semana al calendario deportivo internacional con la salida de la Vuelta a España. La primera etapa, este sábado, una contrarreloj por equipos de 14 kilómetros que, bajo la lluvia (tras una semana de infernal ola de calor), recorrió los iconos de la ciudad, como la Sagrada Familia o la Torre Glòries. El domingo, con salida en Mataró, el pelotón subirá al anillo olímpico de Montjuïc, escenario de los Juegos Olímpicos de 1992. Con la mirada también puesta en la Copa del América de 2024, cuyos equipos ya están en el puerto, La Vuelta es un ensayo general y supone el regreso de Barcelona a las grandes competiciones deportivas de impacto global tras años de ausencia coincidiendo con los gobiernos de Ada Colau y el procés independentista.

Fue el equipo del nuevo alcalde Jaume Collboni (PSC) quien presentó y consiguió traer a la capital catalana las dos grandes citas en el mandato pasado, cuando era socio de los comunes y llevaba las carteras de promoción económica, turismo y deportes. La salida de La Vuelta el estreno internacional del alcalde, que reivindica que “vuelve la mejor Barcelona al mapa de los grandes eventos”. “Tenemos de nuevo eventos deportivos internacionales para proyectar la ciudad en positivo, con los valores de la práctica deportiva y un potente tejido de base, en una ciudad con 250 kilómetros de carril bici… a con la mejor tradición de Barcelona, que los pueda disfrutar toda la ciudad”, defiende un político que hace bandera de su gestión para atraer inversiones y como candidato prometía “grandes consensos y sacar Barcelona del pesimismo”.

Este viernes el Collboni reunió a los directores de la prueba ciclista, Javier Guillén, y la regata, Grant Dalton, en una foto que fue toda una declaración de intenciones: un relevo simbólico entre las dos pruebas. El alcalde aspira a que la ciudad acoja un gran evento deportivo cada uno o dos años. De momento, se han presentado candidaturas para acoger el Tour (este verano salió de Bilbao), la Final Four de Baloncesto o el Mundial de Atletismo. El último mundial que acogió la ciudad fue el de natación, en 2013.

En Barcelona, eventos del calibre de la Copa del América logran consensos institucionales inéditos, aunque la política encadene vendavales o elecciones. Para atraer la regata, el Ayuntamiento, la Generalitat, el Puerto, Turismo y el lobby empresarial Barcelona Oberta se conjuraron y facilitaron su aterrizaje con rebajas fiscales o cediendo espacios. Tendrá un coste público de 70 millones de euros, pero un impacto de 1.200 millones y casi 20.000 empleos, según un estudio. En otra escala, el canon pagado por acoger la salida de La Vuelta es de 1,2 millones de euros, pagados por el Ayuntamiento y la Diputación. La retransmisión de la primera etapa, y pese al agua, ofreció espectaculares y cuidados planos de la ciudad.

La Vuelta presentó los equipos este jueves en un acto con el mar de fondo, en la Barceloneta. Varios centenares de aficionados a los pedales no faltaron a la cita, inconfundibles: porque llegaron en bicicleta o por sus pantorrillas, gorras y camisetas. La salida de la contrarreloj el sábado fue espectacular, con los ciclistas sobre el mar. Hay más de 200 medios de comunicación acreditados. Y una afición ciclista, la catalana, que puede presumir de tener una de las federaciones de más antiguas de España (1896), con 650 clubes y 17.800 licencias.

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Barcelona ha echado el resto. El operativo de movilidad es nunca visto y supone un desafío organizativo inédito en una prueba deportiva (con perdón de los Juegos): porque la prueba obligó a cortar el tráfico en media ciudad casi todo el día. Ha sido necesario avisar a los vecinos para que retiren los coches aparcados en 14 kilómetros de calles de un recorrido en el que 22 equipos pedalearán ante iconos de la ciudad como el Arc de Triomf, la Torre Glòries, la Sagrada Familia, la Pedrera o las torres venecianas de la plaza de España. El trazado quedó completamente vallado a lado y lado de las calles, para lo que ha sido necesario conseguir 28 kilómetros lineales de vallas. Un alto cargo del Ayuntamiento bromeaba esta semana que han tenido que alquilar vallas a un montón de empresas, “como ocurrió en Inglaterra con los actos tras la muerte de la Reina”. El intendente mayor de la Guardia Urbana explicó el miércoles que llevan meses trabajando en el dispositivo.

El concejal de Deportes, David Escudé, gran aficionado al ciclismo, se muestra “orgullosísimo” de que Barcelona acoja dos etapas de una prueba cuya retransmisión “es líder de audiencia en Dinamarca, Bélgica o Alemania”. Y que, señala, “tiene como escenario las calles de la ciudad, recorre muchos barrios y la puede disfrutar gratis cualquier vecino”.

Barcelona solo había acogido anteriormente una salida de La Vuelta. Fue en 1962, con una etapa en línea de 90 kilómetros con salida y meta en la ciudad que ganó Antón Barrutia, que fue director del mítico equipo Kas y falleció a los 88 años hace dos veranos. En 1987 la ciudad también fue sede de una contrarreloj individual, en Montjuïc, en la que venció el francés Bernard Hinaut, que ganó ese año La Vuelta, abriendo su histórica cosecha de cinco victorias del Tour, tres del Giro y dos de la prueba española. Y la última vez que la prueba pasó por Barcelona fue en 2012, de nuevo con meta en Montjuïc, un parque urbano ubicado en una colina que los ciclistas profesionales suben a toda leche.

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