El pacto que da al PSC la Diputación de Barcelona golpea a los partidos independentistas en plena campaña

Esquerra y Junts chocan a la hora de tejer un acuerdo de gobierno alternativo y su cuota de poder e influencia sufre una nueva merma

La alcaldesa de Sant Boi, Lluïsa Moret, y el alcalde de Terrassa, Jordi Ballart, en la firma del acuerdo que da la presidencia de la Diputación al PSC.PSC (PSC)

La cristalización de un pacto a tres entre PSC, En Comú y Tot per Terrassa para darle a los socialistas la presidencia de la Diputación de Barcelona certifica otro zarpazo a la cuota de poder de los partidos independentistas y deja expuesta la travesía del desierto que se les avecina, incapaces de tejer una estrategia común que les permita alargar el discurso de suficiencia que exhibieron durante los días más excitados del ...

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La cristalización de un pacto a tres entre PSC, En Comú y Tot per Terrassa para darle a los socialistas la presidencia de la Diputación de Barcelona certifica otro zarpazo a la cuota de poder de los partidos independentistas y deja expuesta la travesía del desierto que se les avecina, incapaces de tejer una estrategia común que les permita alargar el discurso de suficiencia que exhibieron durante los días más excitados del procés. Lluïsa Moret, alcaldesa de Sant Boi de Llobregat, será la presidenta de la Diputación barcelonesa durante los próximos cuatro años, a razón de unos 8.000 euros mensuales, y sus dos socios de gobierno tendrán voz y voto para decidir en qué se invierte el abultado presupuesto, 1.200 millones de euros, que gestiona anualmente la institución. El president Pere Aragonès lamentó este miércoles que al independentismo se le haya escapado el control de la Diputación. “No ha sido posible por una cuestión de mayorías y lo importante es seguir trabajando para que estas mayorías sean más posibles que ahora”, dijo.

Junts y Esquerra tenían opciones de sumar una mayoría alternativa pero, en plena campaña por las elecciones generales, apenas han dedicado esfuerzos a buscar una alianza en la Diputación barcelonesa. El reciente fiasco del pacto para gobernar el ayuntamiento de la capital catalana fue traumático y cortó de raiz la posibilidad de recomponer una sociedad que saltó por los aires en octubre pasado, cuando Junts salió del gobierno de la Generalitat. Tras los malos resultados logrados en las elecciones municipales, Esquerra trata de recuperar la idea de “un frente democrático para defender Cataluña” y Junts sigue apelando a la necesidad de que el independentismo vaya unido. En la práctica, el acercamiento es nulo. Ambos partidos están fuera del gobierno en las diez ciudades más importantes de Cataluña, atendiendo al volumen de población. Esquerra gobierna las diputaciones de Tarragona y Lleida gracias a un pacto con el PSC, y Junts solo conserva la Diputación de Girona.

“Querían meter al PP en el pacto, y eso para nosotros es impensable”, argumenta una fuente de Esquerra, cuando se pregunta porque no ha prosperado una alianza con Junts en la Diputación de Barcelona. “Incluso planteaban ofercerles una vicepresidencia”, reprochan los republicanos. Incorporando a los populares al trato, el partido que dirigen Jordi Turull y Laura Borràs supuestamente quería ahorrarse otro revés como el que sufrió Xavier Trias en Barcelona, cuando acariciaba la alcaldía tras pactar con ERC, antes de que, de manera sorpresiva, el PP diera sus votos al socialista Jaume Collboni.

Míriam Nogueras, candidata de Junts al Congreso, niega que su partido haya tramado nada con los populares: “Si alguien plantea un pacto con el PP es que está muy mal informado”, dijo este miércoles. La candidata criticó que los pactos poselectorales de los independentistas sean escasos, y puso como ejemplo lo que ha sucedido en las diputaciones. Además de en Barcelona, Junts y ERC podían haber buscado un acuerdo conjunto en Tarragona, Lleida y Girona, pero solo comparten proyecto en esta última institución supramunicipal. Nogueras lamenta el “monopolio absoluto” del PSC y niega la catalanidad de los socialistas al defender que es preocupante que “lo que pasa en Cataluña se decida en Madrid”.

La CUP, por su parte, ataca el proceder de Junts. El candidato al Congreso Albert Botran acusa a los posconvergentes de “esconder el contenido independentista” según mejor les convenga. “Depende de a quien escuches tiene un discurso más o menos independentista”, manifestó Botran. Clara Ponsatí, eurodiputada de Junts, también ha criticado la estrategia de la formación. Ponsatí aprovechó el varapalo judicial recibido por Carles Puigdemont, a quien la justicia europea retiró la inmunidad parlamentaria, para lanzar reproches al propio expresident, acusándolo de instrumentalizar “la estrategia judicial en el exilio”.

Junts y ERC sí muestran algunas coincidencias durante la campaña electoral. Ambos partidos señalan hacia Madrid cuando buscan responsables de las disfunciones que hay en Cataluña. La consejera de Economía de la Generalitat, Natàlia Mas Guix, reclamó este miércoles 1.700 millones de euros al Estado, para compensar la merma de financiación que ha tenido Cataluña estos últimos tres años, como consecuencia de la rebaja de impuestos, principalmente de los tipos del IVA. Casi al mismo tiempo, Míriam Nogueras advertía “Madrid cobra y Cataluña paga” y señalaba que “votar al PSC es votar una Cataluña expoliada”.

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La última encuesta del CEO, el CIS catalán, pronostica que el próximo 23 de julio el PSC alcanzará entre 16 y 18 diputados, en 2019 logró 12. Esquerra pasaría de 13 a entre 8 y 10 y Junts se consolidaría como tercera fuerza, con entre 7 y 9 escaños (tiene ocho). El PP saltaría de los dos que tiene ahora a entre seis y ocho. Cataluña aporta 48 escaños al Congreso.


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