Anna Grau: “Colau no puede pretender ser la Pasionaria y que en Barcelona solo puedan vivir los ricos”

La candidata de Ciutadans ataca la gestión del actual equipo de gobierno barcelonés y vaticina que va a tener un papel clave para decidir quien es el nuevo alcalde

Anna Grau, candidata de Ciutadans a las elecciones municipales de Barcelona, en la Estació de França.Gianluca Battista

Anna Grau (Girona, 56 años) plantea estas elecciones como un “renacimiento”, personal y de su partido. Periodista de profesión, ha asentado su vida en el barrio Gótico, tras pasar largas etapas en Madrid y en Estados Unidos, y dice que se enfrenta a las urnas sin amedrentarse. Afirma que Ciutadans ha superado los devaneos internos y que está llamado a jugar un papel “determinante” en la política barcelonesa y catalana. En su cartel de campaña ...

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Anna Grau (Girona, 56 años) plantea estas elecciones como un “renacimiento”, personal y de su partido. Periodista de profesión, ha asentado su vida en el barrio Gótico, tras pasar largas etapas en Madrid y en Estados Unidos, y dice que se enfrenta a las urnas sin amedrentarse. Afirma que Ciutadans ha superado los devaneos internos y que está llamado a jugar un papel “determinante” en la política barcelonesa y catalana. En su cartel de campaña aparece con el torso desnudo, únicamente tapado por el lema “Libérate”.

Pregunta. ¿Qué propone para Barcelona?

Respuesta. Esta ciudad es casi como una antigua polis griega. Barcelona es y merece mucho más de lo que se está haciendo desde el Ayuntamiento. En términos de movilidad, limpieza, seguridad o de ambición cultural. Yo represento a un partido que nunca ha gobernado aquí, que nunca ha aprobado unos presupuestos al actual equipo de gobierno, ni siquiera por la vía de la abstención. Venimos a dar alternativas, porque la ciudad no se está gobernando bien. Los factores innegociables de mi programa son el bilingüismo, que Barcelona rescate su cultura bilingüe y abandone esta especie de castellanofobia cateta; parar el caos urbanístico actual, stop a las superilles; revertir el decrecimiento económico y frenar las okupaciones.

P. Es muy crítica con la etapa Colau y dice que no le ha aprobado ni un presupuesto al equipo de gobierno, pero Ciutadans tuvo un papel decisivo para que Colau pudiera gobernar este segundo mandato.

R. En 2019, Ciutadans se presentó dentro de Barcelona pel Canvi, una plataforma que fue un error. Manuel Valls hizo alcaldesa a Colau, en contra del criterio de Ciutadans y de sus votantes, y desde ese mismo día seguimos caminos separados. La formación residual de lo que era Manuel Valls, Valents, sí ha entrado en el juego de Colau. Yo no me hago responsable de nada que haya hecho Manuel Valls, y romper una coalición el mismo día que da apoyo a Colau es bastante explícito y es un sacrificio bastante grande como para que luego tengamos que apechugar nosotros con aquello.

P. No hará alcaldesa a Colau. ¿A quien sí haría alcalde?

R. Mi trabajo no es hacer alcalde a nadie. Soy consciente de que hay encuestas que nos presentan como decisivos para la llave de la gobernabilidad. La ejerceré de manera más responsable que el señor Valls. Mi objetivo no es pillar cacho, mi objetivo es que más pronto que tarde haya una alcaldesa de Ciutadans, si no es a la primera, que sea a la segunda o a la tercera, y eso se consigue con luces largas. Apoyaré a la opción que más fiabilidad le de a mi proyecto en un futuro. Si veo posibilidades de ayudar a la gobernabilidad de Barcelona garantizando la influencia y la visibilidad del liberalismo progresista lo haré, pero no sacrificaré ese ángulo para que sea alcalde el menos malo. Con un gobierno de Colau no quiero saber nada, con gobiernos que no sean de Colau, veremos. También le digo que las elecciones no son un trámite, y no será la primera vez que las encuestas dan un sorpresón. Me fio más de mi pálpito que de las encuestas.

P. ¿Qué le dice su instinto?

R. Que Ciutadans está llamado a ocupar un papel importante en la política barcelonesa, que todos los intentos por sacar a Ciutadans de la pista van a pinchar en hueso. Y que veremos quién se queda trabajando por Barcelona. Colau se va a ir, gane o pierda, y hay candidatos que dicen que solo se quedan si ganan.

P. ¿Es el peor momento para encabezar una lista de Ciutadans?

R. Para mi es el mejor, y el más emocionante. Tuve anteriores ofertas para venir a Cataluña, y las rechacé. En cambio, acepté la llamada cuando sentí que volvía a ser la hora de Ciutadans Cataluña. El partido tiene que priorizar su acción política en Cataluña, y para eso estoy aquí.

P. ¿Le ha afectado el ruido interno para decidir quién lidera la lista en Barcelona?

R. No vamos a sacar las cosas de quicio. Para no tener división interna lo mejor es una dictadura, pero no sé si compensa. Mucho me habría sorprendido que yo me presentara y ganara a la búlgara.

P. ¿La desinflamación del procés va a tener impacto en estas municipales?

R. No veo al procés deshinchado. Nunca dudé que la independencia de Cataluña no se iba a producir jamás, porque las supuestas élites catalanas no quieren una independencia, lo que quieren es un coto privado, vivir eternamente del independentismo. En el procés, la novedad es que se crea una nueva burguesía no asociada a la clase social, sino a la obediencia civil. El privilegio de clase ahora es ser procesista, si comulgas tienes privilegios y sino te penalizan. Mi función es recordar que esto ocurre y no permitir que ocurra impunemente. Por ejemplo, Laura Borràs no estaría suspendida si Ciutadans no existiera. Se habría encontrado una manera a la catalana de hacer el enjuague, y no solo por parte de los independentistas, sino de aquellos a quien ya les va bien que se mantengan unas determinadas estructuras de poder.

P. Hace un discurso donde habla de manera recurrente de okupación y de inseguridad ciudadana, pero alude menos al problema de la vivienda y a la exclusión social. ¿Es etapa pasada aquella en la que Ciudadanos decía no ser de izquierdas ni de derechas?

R. Yo me considero liberal progresista y no estoy para aguantar lecciones de justicia social de gente que se autoproclama de izquierdas. Y la vivienda en Barcelona es un ejemplo de esto. Hay una emergencia tan bestia, que ni que se pudieran crear 8.000 viviendas en 4 años llegamos a tiempo. Lo que hace falta es desbloquear el alquiler, dándole seguridad al propietario y bajándole impuestos, dejar de topar los precios, porque se centrifuga el incremento de precios a los municipios vecinos. El Ayuntamiento tiene que hacer de cortafuegos, tener vivienda social de alquiler. No puede ser que pagamos los impuestos que pagamos con un retorno social cero. Tenemos una alcaldesa comunista que gentrifica todo lo que toca. Colau no puede pretender ser la Pasionaria y que en Barcelona solo puedan vivir los ricos.

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