Los pactos entre PSC y Junts llaman a la puerta tras las elecciones municipales

La sociovergencia, con políticas socioeconómicas similares, se abre a acuerdos tras superar la distancia de los años del ‘procés’

Salvador Illa, líder del PSC, en el Parlament, en un momento del debate de los presupuestos. A la izquierda, el president Pere Aragonès.MASSIMILIANO MINOCRI

PSC y Junts acercan posiciones con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina. Y no solo en Barcelona, donde los candidatos Jaume Collboni y Xavier Trias han mostrado ya su predisposición a pactar. Tras años de enfrentamientos por el procés, socialistas y el partido fundado por el expresidente Carles Puigdemont dan signos de querer reeditar la alianza que ya mantienen en la Diputación de Barcelona y no ...

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PSC y Junts acercan posiciones con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina. Y no solo en Barcelona, donde los candidatos Jaume Collboni y Xavier Trias han mostrado ya su predisposición a pactar. Tras años de enfrentamientos por el procés, socialistas y el partido fundado por el expresidente Carles Puigdemont dan signos de querer reeditar la alianza que ya mantienen en la Diputación de Barcelona y no desdeñan posibles acuerdos en varios ayuntamientos de peso. Socialistas y neoconvergentes también han exhibido en el Parlament una particular sintonía a la hora de apoyar medidas socio económicas visualizada en las últimas semanas por su oposición al plan antisequía del Govern. Pere Aragonès, president de la Generealitat, no ha ocultado su enojo al reprochar a los dos partidos que utilicen la sequía como arma electoral. Los comunes, mientras, ya hablan abiertamente de la pinza “sociovergente”.

El PSC y Junts per Catalunya cerraron contra pronóstico en 2019 un acuerdo que permitió gobernar la Diputación de Barcelona cuando todavía resonaban los ecos de la aplicación del artículo 155 y Quim Torra presidía la Generalitat. La decisión desesperó a Esquerra Republicana que se vio desplazada inesperadamente del gobierno provincial y sirvió para que un Junts, que aún no había roto con el PDeCAT, lograra tener alguna cuota de poder supramunicipal . La sociovergencia, de hecho, ha vivido cuatro años en la Diputación de Barcelona gracias a un pacto que firmó el propio Salvador Illa, ahora líder del PSC y de la oposición y David Bonvehí (PDeCAT).

Aislada de las polémicas partidistas, la estabilidad del ente no la ha puesto en entredicho ni las soflamas contra el Ejecutivo que comparten el PSC y Junts que salen del entorno de Laura Borràs. La presidenta del Parlament suspendida y ahora condenada por prevaricación y fraude ha expresado en varias ocasiones su oposición a ese pacto. Cuando alcanzó el liderazgo del partido dio alas a la posibilidad de celebrar una consulta interna entre la militancia para validar o no el acuerdo pero eso jamás se materializó. Al contrario: ella recurrió a los cargos de confianza que brinda esa institución para colocar al que era su jefe de gabinete en la Cámara, Salvador Esteve, tras ser suspendida del cargo. Carmela Fortuny y Ferran Mascarell ocupan las dos vicepresidencias de Junts. Con el 23% de los votos, ERC ganó las elecciones (3.107 ediles), seguido del PSC (21%, 1315 concejales) y Junts (15% y 2798 regidores).

Aragonès accedió al Govern de la mano de Junts pero desde muy pronto su ahora exsocio y el PSC, más allá del procés, mostraron sintonía en asuntos socio económicos. En el debate de Política General de 2021, los dos grandes partidos se mostraron a favor, en contra del criterio de ERC, de la reforma del aeropuerto de El Prat y han exhibido ahora su afinidad con la ampliación de la B-40 en contraste con los republicanos. No han ocultado tampoco su simpatía por el proyecto del Hard Rock, en Tarragona, lejos de los titubeos de los republicanos. La complicidad se ha insinuado también en la política fiscal: el PSC apela a la moderación para no aumentar los tributos, a diferencia de ERC y los comunes, mientras Junts apoya la deflactación del IRPF. En diciembre, Junts y PSC se aliaron para ampliar el fondo de ayudas a los municipios afectados por el cierre de las nucleares en contra de nuevo de los republicanos.

Pero la alianza más visible se ha producido en la crisis por la sequía al rechazar las dos formaciones las medidas propuestas por el Govern para sancionar a los Ayuntamientos incumplen las medidas de ahorro de agua. Aragonès les espetó que utilicen la sequía como arma electoral. “Si quieren desgastar al Govern que lo hagan con el ámbito que consideren oportuno pero les pediría que no lo hicieran para gestionar una sequía que afecta al día a día de 7,8 millones de catalanes”, afirmó el republicano domingo a Efe.

El candidato de Junts a la alcaldía de Barcelona, Xavier Trias, ya habla, de hecho, sin ningún tipo de máscara respecto a la posibilidad de pactar con el PSC si ello permite expulsar del cargo a Ada Colau. En una entrevista a Europa Press, el sábado, Trias se comprometió a hacer alcalde a Jaume Collboni (PSC) o a Ernest Maragall (ERC) si son la lista más votada y pidió que sus rivales expliciten esa misma promesa. “El pacto que haga, sea con el PSC o ERC, será un buen pacto, porque será un pacto para transformar la ciudad”, insistió..

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Nadie en el partido se ha atrevido a contradecirle en público. Nada que ver con la actitud de hace poco más de un año, cuando se obligó a la entonces consejera de Justicia, Lourdes Ciuró, por defender abiertamente pactar con el PSC para tener incidencia. “Jugaremos las mismas reglas que todo el mundo. ERC en Madrid pacta con el PSOE”, defendió en una entrevista a Nació Digital. Si no se puede tener una alcaldía o una presidencia, hay que estar en el gobierno de la ciudad o del país”, apostilló la exdiputada de CiU, de la órbita de Jordi Turull, secretario general. Su partido la desautorizó en menos de un día: Junts, mediante una nota, aseguró que “no se plantea en ningún caso acuerdos de Gobierno en la Generalitat con partidos que no forman parte de la mayoría independentista”.

Voces de ERC ven claramente un intento por volver a un status quo en las maniobras del PSC y de Junts, que no ven “aisladas”. La propia portavoz de los republicanos, Marta Vilalta, puso como ejemplo la suma de los votos de ambas formaciones en el Parlament para hundir la prueba piloto de la renta básica de la “alianza que suma para impedir medidas transformadoras”. No ven pues solo un asunto de castigo político al Govern en minoría: PSC y Junts hundieron el plan estadístico poco después del cisma en el Ejecutivo, mostrando así el camino que esperaba a ERC solo con 33 votos asegurados. Ven realmente un intento de intentar quitarles de la centralidad política que han logrado consolidar los de Oriol Junqueras y que, como primera fuerza municipalista, tiene su examen en estas elecciones del 28 de mayo.


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