La gira sudamericana de Aragonès certifica la dificultad del Govern para recobrar su agenda exterior
El ’president’ no se vió con ningún jefe de Estado latinoamericano
Una de las obsesiones de Pere Aragonès como jefe del Govern ha sido devolver a la presidencia de la Generalitat el brillo y peso que considera que se había desdibujado en los últimos mandatos. Una de las áreas tocadas es la agenda internacional de la institución, muy comprometida por el procés. Pero reactivar las relaciones internacionales no pasa simplemente por desempolvar la libreta de contactos o trabajarse las fotos con líderes. El magro balance del viaje oficial de nueve días del...
Una de las obsesiones de Pere Aragonès como jefe del Govern ha sido devolver a la presidencia de la Generalitat el brillo y peso que considera que se había desdibujado en los últimos mandatos. Una de las áreas tocadas es la agenda internacional de la institución, muy comprometida por el procés. Pero reactivar las relaciones internacionales no pasa simplemente por desempolvar la libreta de contactos o trabajarse las fotos con líderes. El magro balance del viaje oficial de nueve días del republicano por cuatro países latinoamericanos ejemplifica la dificultad para recobrar un peso en el mundo que, además, vive su propia batalla entre lo real y el anhelo.
La gira, que incluyó visitas a Colombia (el país al que más se destina dinero de la Generalitat en cooperación), Chile, Uruguay y Argentina (se hizo la apertura de la delegación de la Generalitat) es el último episodio dentro de la idea de reactivar la vida internacional del Palau. La agenda incluía, además de los tradicionales encuentros con los empresarios catalanes y las entidades culturales, un guiño hacia la memoria democrática. Pero también había un componente político fuerte: la consejera de Acción Exterior Meritxell Serret explicó en el Parlament que la existencia de gobiernos de izquierda allí, con “muchos elementos en común”, marcaba un tiempo “propicio” para reforzar las relaciones.
ERC participó activamente a favor de la candidatura de Gustavo Petro para la presidencia de Colombia (Oriol Junqueras siempre le elogia) y tampoco se ha ahorrado elogios para el mandatario chileno Gabriel Boric. De ahí que existiera la expectativa de que ahí estuvieran las fotos con más peso político del viaje. Tampoco se produjo,en esta gira, la primera reunión con un jefe de Estado.
Con el líder colombiano, la cita prevista se tuvo que cancelar a última hora, ante los problemas de orden público al sur del país. La delegación de la Generalitat se encontró en Bogotá con que los medios recogían la visita pero por un motivo muy distinto: la manera exprés como el exconsejero republicano y exsecretario de ERC Xavier Vendrell había obtenido la nacionalidad colombiana tras ayudar a Petro en la campaña. En Uruguay también hubo problemas y un cambio en la agenda de la vicepresidenta Beatriz Argimón frustró el encuentro.
Junts considera que la gira “empequeñece”, en palabras de Jordi Turull, la imagen de la jefatura del Govern. “Estábamos acostumbrados a reunirnos con jefes de Estado o expresidentes de los EE UU. Ahora nos tenemos que conformar con el presidente de provincia de Canelones”, tuiteó el secretario general.
Voces del Palau de la Generalitat responden que valorar la gira solo por las fotos es como mínimo frívolo y señalan los anuncios importantes hechos desde allí: el blindaje del 0,7% del presupuesto a cooperación, la apertura de la delegación del Govern en Bogotá y acuerdos de colaboración con la provincia de Buenos Aires.
Lugares vacíos
Más allá de los temas culturales y de cooperación para el desarrollo, Latinoamérica había quedado en un segundo plano dentro del mapa de la acción política exterior de Generalitat. “Venimos de un ciclo donde la reflexión era más endógena y existencialista y todo se centró en mirar a Europa. En la búsqueda de normalizar la situación se requiere poner la mirada en otros lugares donde se habían dejado lugares vacíos”, explica Salvador Martí, profesor de Ciencia Política e investigador senior asociado del CIDOB.
Incluso la reactivación en Europa no ha sido tan sencilla. Puede que los contactos nunca se rompieran, pero dar el paso a la visibilización era más complicado. La monotemización en las relaciones internacionales que generó el órdago independentista había tensado las relaciones con la Comisión Europea, por ejemplo. Su vicepresidente, Margaritis Schinas, estuvo en Palau en junio de 2022. En octubre pasado, Aragonès fue a Bruselas para ver a dos comisarios. La última visita de ese tipo había sido en 2015.
Para Martí, las giras oficiales con aviones llenos de directivos de empresas y periodistas invitados son cosas del pasado. Otra cosa es el tema de las expectativas y de los intereses. Él identifica un nicho de oportunidad, ante la manifiesta intención de Madrid de dar continuos espaldarazos a la derecha latinoamericana y su cruzada contra ciertos derechos. “Cataluña podría ser un contrapeso”, dice.
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