La falta de fondos amenaza la labor de la principal entidad de ayuda a los sin techo de Cataluña
Arrels acaba el año con 757.000 euros de déficit debido al aumento del precio de los suministros
La Fundación Arrels, una de las principales entidades que trabajan con las personas sin hogar de Barcelona y su área metropolitana, ha lanzado este jueves un SOS ante una crisis inflacionista que está arrasando con las cuentas de entidad. Arrels no tiene, por ahora, un plan para ...
La Fundación Arrels, una de las principales entidades que trabajan con las personas sin hogar de Barcelona y su área metropolitana, ha lanzado este jueves un SOS ante una crisis inflacionista que está arrasando con las cuentas de entidad. Arrels no tiene, por ahora, un plan para garantizar la viabilidad económica por lo que la asistencia a los usuarios -2.169 en lo que va de año- podría verse “afectada”.
El director de Arrels, Ferran Busquets, ha puesto sobre la mesa los datos económicos y de atenciones de la entidad: “Hoy atendemos a un 70% más de personas que hace diez años. Este aumento de asistencia ha ido acompañado a un incremento de ingresos del 60% gracias, sobre todo, a las aportaciones privadas”. Estas aportaciones más el financiamiento aportado por administraciones hacen que los ingresos de Arrels ronden anualmente los cinco millones de euros. Con este presupuesto, este año han atendido a 2.169 sin techo y han orientado a 541 personas más que no sabían dónde pedir ayuda. Además, la entidad mantiene abierto el centro de día, una residencia para 40 personas, un piso Zero donde acuden aquellos sin techo que no cumplen los requisitos para ir a dormir a otros espacios, un taller ocupacional para 40 personas y 250 sin techo alojados en diferentes pisos. “Este 2022 habíamos previsto un déficit de 325.000 euros pero la escalada inflacionista ha hecho que el déficit se dispare a 757.000 euros. Necesitamos el apoyo económico de la ciudadanía”, ha lamentado. En 2021 la entidad gastó solo en suministros dentro de sus instalaciones 185.44 euros y este año esa cifra superará los 289.000.
Los ingresos que recibe la entidad son en un 19% fruto de las aportaciones de los socios y en un 33% de donativos de particulares. Las aportaciones de las administraciones suponen menos del 30% siendo el Ayuntamiento de Barcelona la administración que más aporta. “En 30 años nos han ayudado 17.600 particulares pero este año los donativos han bajado por primera vez”, ha remarcado Busquets. “A finales de enero será el momento crítico en que tendremos que tomar decisiones complicadas. Esperamos que estas últimas semanas del año se dispare el número de donativos. Si no llegamos, la única solución que tenemos es rehipotecar el patrimonio procedente de legados y endeudarnos a largo plazo. Lo que no queremos es dejar de atender y ayudar a las personas que acuden a la entidad”, ha remarcado.
Arrels también confía en las ayudas públicas que “no acaban de materializarse”. No es la primera ocasión en que la entidad solicita ayuda para financiarse. “El problema es que la situación es muy precaria para todos y la inflación afecta a todo el mundo”, defiende Busquets.
Sheila Viñes es educadora en la entidad: “El problema añadido que tenemos es que el 70% de nuestros usuarios no disponen de ningún tipo de ingreso y aquellos que lo tienen suele ser de menos de 500 euros. Los que tenían estas pensiones han perdido también poder adquisitivo y han tenido que pedir nuevas ayudas para comer. Esto está tensionando más las cuentas”.
“Confiamos en que la ciudadanía nos ayudará y preparamos el presupuesto del próximo año con la idea de no reducir ni la atención a los usuarios ni la calidad de la misma”, ha concluido Busquets.
Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal