La destitución del jefe de los Mossos se convierte en el primer gran fracaso del Gobierno de ERC

La apuesta del Departamento para sustituir a Trapero fracasa diez meses después y sume en la inestabilidad a la policía catalana

En la imagen, el consejero del Interior, Joan Ignasi Elena, el pasado 5 de octubre.Albert Garcia

Cuando Pere Aragonès llegó a la presidencia de la Generalitat en mayo de 2021 su partido, Esquerra Republicana, quiso demostrar que estaba preparado para asumir las más altas responsabilidades de gestión y lo focalizó en el Departamento de Interior. Por primera vez esta parte tan sensible del Govern, con control directo sobre los Mossos d’Esquadra, recaía en manos de los republicanos. Apenas un año y medio después, esta área de gobierno ha sido también su primer gran fracaso de gestión. ...

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Cuando Pere Aragonès llegó a la presidencia de la Generalitat en mayo de 2021 su partido, Esquerra Republicana, quiso demostrar que estaba preparado para asumir las más altas responsabilidades de gestión y lo focalizó en el Departamento de Interior. Por primera vez esta parte tan sensible del Govern, con control directo sobre los Mossos d’Esquadra, recaía en manos de los republicanos. Apenas un año y medio después, esta área de gobierno ha sido también su primer gran fracaso de gestión. La destitución del jefe de los Mossos d’Esquadra, el comisario Josep Maria Estela, oficializada ayer, materializa este traspié y sume en la inestabilidad a la policía catalana justo cuando Aragonès intenta demostrar que su gobierno en solitario es capaz de liderar la política catalana.

La consejería, dirigida por Joan Ignasi Elena (ERC), apostó en diciembre por una nueva cúpula, que denominó “coral” dirigida por Estela como solución al polémico relevo del mayor Josep Lluís Trapero. Diez meses después de esa delicada decisión, el plan ha fracasado. El número dos de Estela, Eduard Sallent, le sustituirá en el cargo. Se trata del séptimo jefe al frente de la policía catalana en cinco años, y el segundo que releva Elena en menos de un año.

El Departamento no ha explicado públicamente el cese, y se ha limitado a un escueto comunicado de prensa. Fuentes de Interior atribuyen la decisión al pulso de Estela, destapado por EL PAÍS, que pidió el relevo de su segundo, Sallent, entre acusaciones de injerencias políticas y deslealtades. El último episodio que acabó por dinamitar los puentes fue el desacuerdo en la lista de los nuevos comisarios: seis personas que se eligen entre el Departamento y el jefe del cuerpo, después de unas pruebas que consisten en una entrevista personal. El Departamento quería cuatro mujeres, frente a las tres que apoyaba Estela. Este lunes, en una reunión breve de menos de media hora, el consejero finalmente destituyó al comisario jefe, puesto que este no dimitió.

ERC asumió la cartera de Interior en mayo como una de las principales apuestas de su Gobierno: dirigir las políticas de seguridad. Desde el inicio, el Departamento tenía clara la voluntad de relevar a Trapero, algo que hizo en diciembre. Lo consideraban un mando incómodo, al que acusaban de estar blindado antes la dirección de Interior. Ese es supuestamente de nuevo el problema con su sucesor, Josep Maria Estela. El comisario jefe se negaba a aceptar algunas directrices, según fuentes policiales, lo que conllevó que se viese puenteado, y sin margen de decisión, como aseguran que demuestra la incapacidad de pactar una lista de comisarios común con el consejero.

Fuentes de Interior en cambio lo atribuyen a la falta de trabajo en equipo por parte de Estela, con una mirada policial de luz corta, basada en el territorio. Mientras que a su segundo, Sallent, lo definen como un jefe sagaz de luz larga, que finalmente se convirtió en indispensable frente a su superior, en armonía con el director de la policía catalana, Pere Ferrer. Interior ha vivido la fractura de la cúpula como un intento de imponerse del comisario jefe, con dos pulsos perdidos: el cese de Sallent y los ascensos a comisarios. El segundo lo consideran especialmente grave porque entienden que afectaba a la piedra angular de Departamento: la voluntad de feminizar los Mossos d’Esquadra.

Públicamente, Interior ha restado importancia a la grave crisis en los Mossos. La única referencia clara por parte del consejero Elena fue en el Parlament. “De la misma forma que no permitiré que haya intromisión política en la operativa, tampoco permitiré interferencias policiales en las decisiones políticas”, advirtió. Una cuestión nuclear en la destitución, que quedó también plasmada en la carta de despedida que envió ayer a el comisario jefe a todos los mossos. Estela pidió a los policías “la máxima y radical neutralidad política” y que no se dejen distraer por “el ruido mediático” y la “mezquindad”. Entre diversos mandos de la policía catalana, el relevo del comisario se vive como la eliminación de la última resistencia ante un Departamento que se inmiscuye en decisiones que no le corresponden. El principal sindicato de la escala superior, Sicme, defendió la continuidad de Estela.

“Actitud inaudita y reprobable”

El diputado del PSC-Units Ramon Espadaler criticó ayer que ni el consejero ni el director de la policía catalana hayan “dado la cara” para explicar el cese de Estela. “Una actitud inaudita y reprobable, en las antípodas de la transparencia que predican”, lamentó ayer a través de Twitter. También señaló al consejero Elena como “el responsable último” de la crisis en la cúpula de los Mossos. “Hacen falta explicaciones y una asunción de responsabilidades políticas”, añadió. “Creemos es que el cuerpo no se puede permitir esta inestabilidad, tampoco su prestigio. Las instituciones se tienen que respetar y los Mossos se están resintiendo de la inestabilidad de estos últimos días, con todos los cambios y vaivenes”, se sumó en declaraciones a los medios el diputado de Junts Josep Rius. El PP pidió la comparecencia del titular de Interior en el Parlament. “El consejero está más preocupado por controlar la cúpula de los Mossos que de vigilar el incremento de delitos en Cataluña”, lamentó la portavoz del partido en Twitter, Lorena Roldán.

La portavoz de ERC, Marta Vilalta, atribuyó la destitución a la “reformulación, modernización y pasos adelante” del Departamento. Insistió en los relevos generacionales, en la dirección “colaborativa” y la feminización del cuerpo, los mismos argumentos argüidos hace un año cuando se destituyó a Trapero. Acabó agradeciendo a Estela su “labor estos meses dedicado al cuerpo y al país”.

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