El líder del PP catalán descarta la continuidad de la mesa de diálogo si Feijóo llega a La Moncloa

Alejandro Fernández también rechaza una reforma del delito de sedición pensada para los independentistas huidos de la justicia

El líder del PP en Cataluña, Alejandro Fernández, en una imagen de archivo.David Borrat (EFE)

Alejandro Fernández, el líder del PP en Cataluña, ha cerrado este martes la puerta a que la mesa de diálogo puesta en marcha por el Gobierno central y el de la Generalitat tenga continuidad si los populares logran volver a La Moncloa. El también jefe de filas de la bancada en el Parlament ha respondido así al president Pere Aragonès, que en una entrevista a la ACN aseguró este fin de semana que apuesta por mantener ese foro sobre el conflicto político incluso si ...

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Alejandro Fernández, el líder del PP en Cataluña, ha cerrado este martes la puerta a que la mesa de diálogo puesta en marcha por el Gobierno central y el de la Generalitat tenga continuidad si los populares logran volver a La Moncloa. El también jefe de filas de la bancada en el Parlament ha respondido así al president Pere Aragonès, que en una entrevista a la ACN aseguró este fin de semana que apuesta por mantener ese foro sobre el conflicto político incluso si Alberto Núñez Feijóo consigue derrotar a Pedro Sánchez en las próximas elecciones generales. La mesa, ha dicho Fernández, “es una tomadura de pelo” y ha rechazado que se reforme el delito de sedición, una de las propuestas que están evaluando las delegaciones de ambas Administraciones y que podría ayudar a la situación judicial de Carles Puigdemont y otros independentistas huidos de la justicia.

“No tendría ningún sentido [seguir con la mesa]. De ahí no saldrá nada positivo, ¿Por qué la tenemos que mantener?” ha dicho Fernández, que desde el minuto uno se posicionó en contra de que el Gobierno central y de la Generalitat crearan un órgano al margen de los establecidos por la Constitución y el Estatut para desarrollar sus relaciones bilaterales. El líder popular, en una entrevista a Catalunya Ràdio, ha argumentado que a día de hoy la mesa (que se ha reunido dos veces desde que Pere Aragonès ha llegado a la presidencia catalana, el año pasado) no ha dado ningún fruto real y ve en esas reuniones una maniobra tanto de Sánchez como del republicano para “ganar tiempo”. El popular ha defendido que las relaciones entre comunidades autónomas y el Gobierno sea simétrica pero sí ha dado de margen a la negociación “política” pero en el marco del Congreso y entre los partidos.

Fernández ha calificado de “metafísico” el contenido del acuerdo firmado entre los dos Gobiernos de cara a “desjudicializar la política”. Ha criticado su falta de concreción y cree que desdibuja la separación de poderes del Estado, al ser una interferencia del Ejecutivo sobre el Poder Judicial. También considera grave que esté en el tintero una modificación del Código Penal, algo que ERC exige pero que desde La Moncloa insisten que no ven posible ahora por la falta de una mayoría que la respalde en la Cámara. Un argumento extraño si se tiene en cuenta que hubo una suma sin el segundo partido en votos que sí permitió la investidura de Pedro Sánchez. Esas reformas, ha insistido el presidente de la bacanda popular en el Parlament, deben de hacerse con una visión de futuro y no usarlas solo “para solucionar la situación personal” Puigdemont y otros huidos de la justicia, como la secretaria general de los republicanos, Marta Rovira.

En las últimas elecciones municipales, el PP solo logró 67 concejales en todo Cataluña (108.000 votos en total). En la cita de 2015, habían sido 473 (363.000 votos). Laos comicios del próximo año serán claves para que los populares logren rearmarse, ante el auge de Vox y la crisis de Ciudadanos. ”Cuando tienes un mal resultado es que algo ha fallado. Algo ha fallado en el PP de Cataluña de forma evidente”, ha aceptado Fernández. La cúpula del partido espera tener en octubre los nombres de las cabezas de cartel en las capitales de provincia, con la de Barcelona como la mayor incógnita. Se trata de un termómetro importante de cara a las elecciones generales, en las que Núñez Feijóo acepta, según dijo en una entrevista a este diario, que necesita tener un buen resultado en Cataluña si quiere asegurar su aterrizaje en La Moncloa.

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