Pintura de gran formato y música de Shostakóvich, en la Estación de Francia de Barcelona

Pintura de gran formato y música de la mejor: la Estación de Francia de Barcelona acoge martes (18 a 22 horas) y miércoles (12 a 22 h) dos jornadas de performances en las que se unen los cuadros de Juaki Pesudo con el Cuarteto para cuerdas número 8 del compositor ruso Dimitri Shostakóvich, dedicado por el artista a las víctimas de la guerra y el fascismo y que interpretará en directo (20.30 h) el Asia Kuartet, encabezado por la violinista Asia Jiménez.

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Pintura de gran formato y música de la mejor: la Estación de Francia de Barcelona acoge martes (18 a 22 horas) y miércoles (12 a 22 h) dos jornadas de performances en las que se unen los cuadros de Juaki Pesudo con el Cuarteto para cuerdas número 8 del compositor ruso Dimitri Shostakóvich, dedicado por el artista a las víctimas de la guerra y el fascismo y que interpretará en directo (20.30 h) el Asia Kuartet, encabezado por la violinista Asia Jiménez.

Bajo el título de Greetings from, Paradiso Parálisis, alusión al punto de partida onírico e inquietante de los cuadros, la exposición-performance trata de juntar pintura y música -con el añadido de efectos de luz y otros elementos artísticos- de forma que cada una potencie a la otra hasta alcanzar una experiencia en la que se fundan ambas.

“Al observar los cuadros, ya antes de que estuvieran acabados, la música de Shostakóvich me vino a la cabeza”, explica Jiménez, con una larga formación clásica y actuaciones en diferentes orquestas y grupos nacionales y extranjeros. “El compositor dijo de este cuarteto suyo que es la pieza que le gustaría que tocasen en su funeral”, continúa la intérprete. “De su música se desprenden presencias, danzas macabras, marchas fúnebres, así como destellos luminosos sublimes, que hacen pensar en almas que se liberan o que recuerdan a sensaciones pertenecientes al reino de Morfeo”. Con Asia Jiménez componen el cuarteto Naeon Kim (violín), Salomé Osca (viola) y Andrea Amador (chelo).

En cuanto a la pintura, Pesudo, señala un imaginario que remite al “delirio”, un reflejo “más honesto que los esfuerzos y las justificaciones de adaptación conscientes que hacemos día a día”. El espacio de la estación, con sus connotaciones de viaje y vida en miniatura con los tiempos alterados, aporta una dimensión complementaria a la exposición-experiencia.

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