Preservar las selvas a través del sonido
La UPC compite en un concurso mundial que reta a la ciencia a utilizar las nuevas tecnologías para estudiar y proteger la biodiversidad de los bosques tropicales
La Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), juntamente con otras universidades de otros países, están impulsando un proyecto para estudiar la biodiversidad de selvas tropicales a través de una técnica novedosa: la bioacústica. “Las selvas son un hábitat esencial para la regulación del clima. Desde hace uno años se está perdiendo la superficie equiparable a 40 campos de futbol al minuto en todo el mundo. En menos de un siglo, ha desaparecido la mitad de la selva qu...
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La Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), juntamente con otras universidades de otros países, están impulsando un proyecto para estudiar la biodiversidad de selvas tropicales a través de una técnica novedosa: la bioacústica. “Las selvas son un hábitat esencial para la regulación del clima. Desde hace uno años se está perdiendo la superficie equiparable a 40 campos de futbol al minuto en todo el mundo. En menos de un siglo, ha desaparecido la mitad de la selva que existía”, ha declarado Michel André, investigador que coordina el proyecto, bautizado con el nombre de Providence +, y director del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB).
En el proyecto participan, además de la UPC, el Massachusetts Institute of Tecnhology (MIT), el Instituto de Desenvolvimento Sustentável Mamirauá (IDSM) en Brazil, y la Delft University of Technology (TU Delft) en los Países Bajos, es la única representación española en el concurso.
El Providence + propone el uso de la bioacústica, una ciencia que combina la biología y la acústica, y que se encarga de estudiar el hábitat de diferentes partes del mundo a partir del sonido que capta de las especies que viven en la zona. “El uso de la bioacústica es estrictamente nuevo y nos permite encontrar muchas más especies”, ha especificado Eduard Alarcón, investigador del NanoSAT Lab y profesor de la UPC. Además, este método será complementado con imagen y con la técnica ADN medioambiental, que ayuda a trazar un recorrido histórico de las especies que habitan el espacio a través de recoger muestras del suelo, el aire y el agua. Toda esta metodología será implementada en las selvas a través de drones y sensores, los cuales están todavía en estudio, con tal de desarrollar los sistemas más silenciosos y que dejen el menor rastro posible para que la intervención sea mínimamente invasiva.
Antonio Torralba, jefe de la Facultad de Inteligencia Artificial del MIT, ha explicado el papel que tendrá la inteligencia artificial en el proyecto: “Puede ser una herramienta esencial para entender el mundo que nos rodea, los animales, la vegetación y para entender el estado de salud del planeta”. Esta metodología se usará para recoger e interpretar datos y para deducir conceptos más globales de la interacción entre diferentes especies y animales de la selva.
Otro de los objetivos importantes del proyecto es fomentar la colaboración de los científicos con las comunidades indígenas. “Incorporar el saber popular de las personas autóctonas es importante”, ha comentado Eduard Alarcón. “Hay una integración real de los que son los guardianes de la selva. Llevamos años formándoles y esperemos que sean ellos los que se queden para mantener el estudio vivo cuando nosotros ya no estemos allí”, ha añadido Michel André.
El proyecto supone una inversión de más de 1,5 millones de euros, así que la UPC ha puesto en marcha una campaña de captación de fondos entre empresas y particulares.
Concurso internacional
Las cuatro universidades han presentado el Providence + al concurso internacional XPRIZE Rainforest, que anima a los científicos a estudiar de forma exhaustiva la biodiversidad de las selvas tropicales y utilizar los conocimientos extraídos para preservar los ecosistemas de todas las selvas tropicales del mundo.
La competición, impulsada por la Fundación XPRIZE, consiste en presentar soluciones tecnológicas que permitan explorar en 24 horas una extensión de selva de 100 hectáreas. Después, durante 48 horas se tendrá que evaluar la biodiversidad con los datos obtenidos. El concurso ya ha empezado, seleccionando 35 equipos de los 45 que se presentaron en el año pasado. En primavera de 2023 se conocerá el nombre de los 10 equipos finalistas y en julio de 2024, los ganadores. El primer clasificado ganará cinco millones de dólares y el segundo y el tercero, 2,5 millones cada uno.