Inquietud en Lloret de Mar, la joya eslava de la Costa Brava
El municipio turístico recibió en 2019 a 30.000 visitantes ucranios y 70.000 rusos, y tiene hoteles especializados en este turismo
Lloret de Mar (Girona) es el principal destino en la Costa Brava para turistas rusos, ucranios y de otros países del este de Europa. No son el mayor grupo turístico por origen, pero su presencia y su gasto son tan importantes que en verano es habitual ver carteles escritos en el alfabeto cirílico. Están en bares, restaurantes, playas, hoteles, y, quienes tienen más poder adquisitivo, en segundas residencias. El sector turístico de esta población costera está “a la espera” de ver cómo avanza el conflicto entre Rusia y Ucra...
Lloret de Mar (Girona) es el principal destino en la Costa Brava para turistas rusos, ucranios y de otros países del este de Europa. No son el mayor grupo turístico por origen, pero su presencia y su gasto son tan importantes que en verano es habitual ver carteles escritos en el alfabeto cirílico. Están en bares, restaurantes, playas, hoteles, y, quienes tienen más poder adquisitivo, en segundas residencias. El sector turístico de esta población costera está “a la espera” de ver cómo avanza el conflicto entre Rusia y Ucrania, aunque están seguros de que tendrá consecuencias importantes para una actividad que todavía no se ha recuperado de la pandemia.
El alcalde de Lloret, Jaume Dulsat, expresó su preocupación el viernes. El consistorio había empezado a lanzar una campaña con un operador ucranio para atraer turistas de este país, y también estaba intentando atraer el turista ruso. “Todo se ha congelado por lo que está pasando”, dijo. En 2019 Lloret recibió 30.000 visitantes ucranios y 70.000 rusos (en conjunto, cerca de un 8% del total de turistas). El año pasado, los turistas de ambos países apenas fueron unos 4.000. Además, algunas personas de estos orígenes han arraigado en Lloret, donde viven 828 ucranios y 2.000 rusos.
La platja de Fenals acoge desde 1956 al Hotel Rigat, un cinco estrellas en manos de la quinta generación de una familia de hoteleros. Fue pionero en trabajar con el mercado ruso ya desde los años ochenta del siglo pasado. “Cuatro mil visitantes, los mismos que vienen a Lloret un fin de semana de cualquier feria”, lamenta el director, Sebastià Gispert. El Rigat, con 100 habitaciones, podría ser uno de los más afectados. Trabaja eminentemente con turismo internacional. Y curiosamente, aunque está ubicado en la Avenida América, tiene fidelizado un elevado número de clientes rusos, ucranios y también del Azerbaijan o Kazajstán. El hotel todavía está cerrado, abren temporada el próximo 14 de abril, pero previamente, a mediados de marzo tienen previsto acudir al Salón Internacional de Viajes y Turismo MITT de Moscú. Su director señala que “todo es muy reciente, estamos a la espera”. Confían al menos mantener al cliente ruso y ucranio que vive en otros países de Europa como Francia o Alemania.
“No sabemos la magnitud que tendrá, pero que nos afectará mucho, seguro”, asegura el presidente del Gremio de Hostelería de Lloret de Mar, Enric Dotras, que augura que “casi seguro que no tendremos los ocho vuelos semanales entre Ucrania y Barcelona que en abril debían empezar a operar. Gran parte de los viajeros de estos vuelos tenían Lloret como destino”. Cree que este conflicto “afectará a todos los países del Este”.
Los clientes rusos y ucranianos son importantes para algunos hoteles más especializados en este destino de la Costa Brava, epicentro del turismo internacional. Sin embargo su ausencia también afectará a otros establecimientos locales y de la provincia. “Es un cliente bueno y potente de comercio de alta calidad, muy bueno a nivel cultural y gastronómico. Es un distribuidor de riqueza porque no se queda en el hotel y la playa como otros, se mueve mucho”, explica Dotras.
La actitud, por ahora, es la de la serenidad: el Patronato de Turismo Costa Brava no quiere hacer valoraciones: “Todo es muy reciente”.