Por qué la curva no baja en Cataluña: tests masivos y medidas ineficaces
La comunidad realiza casi una de cada tres pruebas diagnósticas del conjunto de España y levanta algunas restricciones por la dificultad de limitar los contagios y el control hospitalario
Si la pandemia fuera una fábula, el pico de la sexta ola sería una zanahoria y Cataluña el asno que la persigue incansable. La cima de la curva epidemiológica no acaba de llegar en la comunidad a pesar de que los expertos y el Govern anticiparon la semana pasada que se alcanzaría “en los próximos días”. El tiempo pasa, la incidencia se estabiliza en España, pero el pico no se distingue con claridad en la comunidad, ...
Si la pandemia fuera una fábula, el pico de la sexta ola sería una zanahoria y Cataluña el asno que la persigue incansable. La cima de la curva epidemiológica no acaba de llegar en la comunidad a pesar de que los expertos y el Govern anticiparon la semana pasada que se alcanzaría “en los próximos días”. El tiempo pasa, la incidencia se estabiliza en España, pero el pico no se distingue con claridad en la comunidad, que levantará el toque de queda en pleno récord de contagios. El gran número de pruebas diagnósticas realizadas y la sospecha de que las medidas no han tenido el mismo efecto con ómicron que con variantes anteriores se anuncian como las principales causas del actual quiero y no puedo que vive Cataluña.
“Esperaba que alcanzáramos el pico la semana pasada”, admite Jaume Sellarès, vicepresidente del Colegio de Médicos de Barcelona (Comb). “Quizás la cantidad de test de antígenos (TAR) efectuados últimamente ha aumentado la cifra de positivos”. Casi una de cada tres pruebas efectuadas en España entre el 10 y el 16 de enero se realizó en Cataluña, que hizo un total de 9.151 diagnósticos por cada 100.000 habitantes, casi el doble que la media nacional (5.001), según datos del Ministerio de Sanidad. “Esta búsqueda activa hace que se detecten casos asintomáticos que seguramente escaparán en otros territorios”, entiende Sellarès. De las más de 702.000 PCR o TAR realizadas por el Departamento de Salut, un 35% fueron positivos, un porcentaje inferior a la media (39%) y muy por debajo que Castilla La Mancha (46%) y la Comunidad Valenciana (43%), por ejemplo, comunidades con una búsqueda menor.
La incidencia en los últimos siete días, un registro que se basa en el número de casos detectados, en cambio, es mayor en Cataluña (2.043) que en la Comunidad Valenciana (1.428) y casi el doble que en Castilla La Mancha (1.215). “La comparación entre territorios es compleja porque cada uno tiene sus propias políticas de detección y notificación”, considera Sellarès. Cataluña, además, habilitó las farmacias para comunicar directamente los contagios sin necesidad de ir a los ambulatorios, lo que ha podido aflorar aquellos casos leves que en otras circunstancias no habrían contactado con el sistema sanitario. Salud notifica los positivos de las farmacias al Ministerio.
Los diferentes ritmos en la búsqueda de positivos puede llevar a la errónea conclusión de que el impacto de la covid es más severo en un territorio u otro: según los datos del Ministerio, Cataluña registra 79 casos positivos por cada hospitalizado, mientras que la cifra se reduce hasta los 43 positivos en Madrid. “El virus no actúa de forma diferente según la zona”, simplifica la secretaria de salud Pública de la Generalitat, Carmen Cabezas, “pero sí pueden cambiar los criterios clínicos o la práctica sanitaria a la hora de hospitalizar a un paciente”. El Departamento de Salud, recuerda la responsable, incorpora en sus datos a los casos semi-críticos, “mientras que en otras comunidades no se hace”. Las cifras de la Generalitat y del Ministerio de Sanidad, en todo caso, siguen mostrando ciertas diferencias, una dinámica que se ha repetido a lo largo de toda la pandemia y que destaca especialmente en las hospitalizaciones. Salud contabiliza 2.705 ingresados y el Ministerio, 4.275. “Existen algunos datos que proceden del entorno socio-sanitario, que en la primera ola atendieron a personas que requerían un ingreso, y sospechamos que ahora el Ministerio incluye a aquellas personas del entorno residencial que tienen una PCR positiva”.
El consejero de Educación, González-Cambray, celebra la gestión de la crisis en los colegios como “covid a la catalana”
El aumento de la incidencia en Cataluña tiene un denominador común: los niños. La Generalitat incluyó en su protocolo escolar para este segundo trimestre que todos los alumnos de una clase tendrían derecho a realizarse un TAR cuando un estudiante se contagie. “Esta medida no está entre las recomendaciones del documento [estatal], pero para la autoridad sanitaria [catalana] se considera importante para favorecer el control de la pandemia”, defiende el Departamento de Salud. El resultado es que los casos entre los colectivos escolares se ha disparado: La incidencia entre los niños de hasta 11 años era prácticamente la misma en Cataluña (cifrada en 2.485) que en el resto de España (2.317) después de las vacaciones de Navidad. Tras una semana y media de curso los registros se han disparado mucho más en la comunidad (7.172) que en el resto del país (4.212). Lo mismo ocurre con los jóvenes de entre 12 y 19 años, que registran un aumento parecido. El jefe de Medicina Preventiva del hospital Clínic, Toni Trilla, en todo caso, relativiza el valor del número de contagiados y recomienda observar el comportamiento de las UCI para determinar el impacto de ómicron. “Hay tanta gente contagiada que llega un momento que contar pierde valor. Tenemos que fijarnos en la cifra de críticos”.
Foco en las escuelas
La propia Generalitat admite que el gran volumen de contagios en el entorno escolar se debe en parte a la realización masiva de test. El consejero de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, presumió ayer de ello en Rac-1, donde aseguró que ninguna otra comunidad hace algo parecido. El responsable educativo calificó este modelo de gestión de los test como “covid a la catalana”. El lema evoca al que utilizó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante su campaña electoral, en la que defendió su gestión de la crisis “a la madrileña” tras minimizar las restricciones.
Cataluña inicia este viernes una fase de reapertura con el fin del toque de queda tras alcanzar otro récord de contagios, con 215.000 en los últimos siete días. El Govern, además, debatirá próximamente el uso del pasaporte covid por la gran transmisibilidad de ómicron, que parece haber evitado las restricciones aplicadas antes de Navidad. “Visto con perspectiva, quizás las medidas no han funcionado como con otras variantes”, entiende Sellarès. El vicepresidente del Comb reclama abrir el debate sobre la reducción de las cuarentenas para minimizar los costes sociales y económicos a medio plazo, cuando la pandemia pase a endemia. “Aún es pronto, pero la gripalización acabará llegando si seguimos a un ritmo de infecciones masivas leves y pocos casos graves, y tenemos que estar preparados para actuar con las ideas claras”, aporta. Trilla coincide en que la gestión de la crisis requiere una mirada a largo plazo. “En algún momento tendremos que convivir con el virus y reducir los costes sociales y económicos en el gobierno de la pandemia”. Las restricciones y las medidas pretenden “evitar muertes y el colapso sanitario”, insiste Sellarès, “y cada vez lo estamos consiguiendo más a pesar de la afectación en la atención primaria”.
La comunidad ha alcanzado los 215.000 contagiados semanales, lo que supone un aumento del 24% respecto a la semana anterior. La evolución confirma la desaceleración de los últimos días, aunque el crecimiento no da muestras de haber alcanzado el pico. Tomàs Pumarola, jefe Microbiología del hospital Vall d’Hebron, considera que el preciado pico de la sexta ola “puede alcanzarse en una o dos semanas.