Elisa Sales, universitaria en la Segunda República: “Nos movía aprender. Fueron buenos tiempos”
Un documental recupera la experiencia de nueve mujeres que cursaron estudios en facultades de Barcelona en los años treinta del siglo pasado
“Lo pasaba muy bien aunque Barcelona impresionaba mucho si venías de provincias”. Elisa Sales con sus 106 años recuerda perfectamente los tiempos en que fue una estudiante de Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona -entonces Universidad Autónoma- en los años de la República, cuando acababa de llegar de Lleida para estudiar con una beca. El de Elisa es el único testimonio vivo que relata su experiencia en el documental ...
“Lo pasaba muy bien aunque Barcelona impresionaba mucho si venías de provincias”. Elisa Sales con sus 106 años recuerda perfectamente los tiempos en que fue una estudiante de Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona -entonces Universidad Autónoma- en los años de la República, cuando acababa de llegar de Lleida para estudiar con una beca. El de Elisa es el único testimonio vivo que relata su experiencia en el documental Pioneres. Dones universitàries de la segona república (Pioneras. Mujeres universitarias de la segunda república) que se presentó en la tarde de este jueves en el aula magna del edificio histórico de la Universidad. Elisa no falló al estreno, en primera fila, viendo su propio pasado.
El documental ha sido dirigido e ideado por la documentalista Lala Gomà y surgió como un homenaje a su madre, una de aquellas mujeres que lograron acabar la carrera, con muchas dificultades y años después: “Fueron mujeres que tenían en común el afán de aprender, de formarse para ser independientes y que luego tuvieron muchos problemas para seguir adelante y casi siempre en un segundo plano. Si los hombres eran catedráticos, ellas eran maestras de escuelas o institutos”, explica la directora a este periódico. Las que empezaron a estudiar a partir de 1931 y hasta el estallido de la guerra, acabaron las carreras diez años después. Muchas más no lograron culminar su sueño.
El documental es una larga charla con Elisa y las hijas e hijos de otras ocho jóvenes que consiguieron acabar sus estudios: “La mayoría de ellas ya se habían casado y tenían hijos cuando retomaron la formación universitaria, después de la guerra, pero lo lograron”, apunta Gomà que subraya la voluntad de aquellas generaciones de mujeres, incluida su madre, era transmitir los valores del estudio a sus hijas para que fueran independientes.
Hablar con una mujer de 106 años que recuerda sus años universitarios es una delicia. Elisa no logró acabar la carrera de Filosofía y Letras precisamente por el estallido de la guerra: “Estudié dos años que recuerdo como tiempos de estudio y también de pasarlo bien. Éramos pocas y a todas nos interesaba aprender, éramos muy inquietas. Fueron buenos tiempos . Mis padres tenían dos academias en Lleida y se suponía que yo les iba a ayudar al acabar la carrera. Pero cuando estalló la guerra tuve que volver a Lleida...”. La voz de Elisa trasluce un deje de tristeza. Un día cayó una bomba en su casa y la partió en dos. Ella estaba en la cocina y se salvó pero su madre y siete niñas a las que daba clase en casa murieron. A partir de entonces emprendió un largo exilio: “Primero Francia, estuvimos un año, luego Inglaterra, después la república de Santo Domingo, México...”, enumera Elisa que actualmente vive en Barcelona.
Las hijas e hijos de las otras ocho estudiantes a las que se refiere el documental explican lo que sus madres les contaron de su experiencia universitaria. Familias, la mayoría, que podían permitirse estudios universitarios, pero no todas. “En casa de mi abuelo, que se dedicaba a hacer cubiertos de madera, no tenían dinero pero estaban convencidos de que mi madre tenía que estudiar y pidieron una beca”, cuenta uno de los testimonios. El convencimiento de que las mujeres debían formarse y tener una profesión era el denominador común. Y otro recuerdo transmitido a sus hijas e hijos es que fueron tiempos muy felices: “Se lo pasaban muy bien, estudiaban, iban a conciertos. Fue un golpe brutal pasar de esa vida a la guerra”, resume otra. Humanidades, Filosofía y Letras, Magisterio y Derecho fueron las carreras con más alumnas y las mayoritarias de las nueve historias del documental aunque también dos de ellas cursaron Físicas y Químicas y Matemáticas.
La directora del documental ha recogido los testimonios de las que fueron compañeras o conocidas de su madre en sus tiempos universitarios y se ha documentado en el archivo de la UB. Las fichas de matrícula, los formularios de las becas, las licenciaturas, los fondos fotográficos de la universidad, la devastación que sufrió por los bombardeos de la guerra: “Esa fue una dificultad añadida porque las clases, y no todas, se tuvieron que trasladar del edificio de plaza Universidad”, relata la directora del proyecto. Ese es parte del material que exhibe la cinta junto con fondos de la Filmoteca de Catalunya.
Peleas entre los chicos
¿Era una universidad politizada? Según se mire, según los testimonios que coinciden en que sí eran tiempos más politizados para los alumnos, chicos, más que para sus compañeras de estudios: “Ellos discutían más y a veces había peleas entre los bandos de derechas e izquierdas. Lo sé porque un compañero me decía: guárdame las gafas que va a ver piña”, relata Elisa en el documental. Una universidad que era, sobre todo, espacio de libertad. Con unos profesores de lujo: como Pompeu Fabra -el padre de la normativa moderna del catalán- que al ver el estado de nerviosismo de una de las jóvenes que no se atrevía a entrar en clase le soltó un amigable “Bueno, vamos señorita...”
Clases que impartían figuras de las letras catalanas como Carles Riba o Carlos Soldevila y eventos universitarios a los que asistía Federico García Lorca que animaba a las estudiantes. “Yo lo que recuerdo muy bien es que mi madre decía que en sus tiempos los profesores eran mucho mejores que los míos”, afirma la hija de una de las universitarias. Y Elisa lo corrobora: “Las clases más interesantes, de los profesores que gustaban más siempre estaban llenas, en otras igual solo estábamos siete”.